El amor de tu recuerdo

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"Me abraza tu mirada como lo hace la vida cuando te recuerdo; guardar tu memoria es un regalo hermoso que atesoran mis días" (A. d Ll.)

Aún me acerco a la ventana y observo esperando tu llegada, mis ojos te buscan pero solo encuentran soledad y vacío; decido mirar el cielo perdiéndome en el atardecer, es allí, en ese instante mágico de quietud donde logro poder abrazarte. Aun me acerco a la ventana en busca de tu presencia y es en ese momento donde se asoma la sombra de la culpa por todas las palabras que faltaron por decirnos, un almuerzo, un abrazo, tus momentos de silencio que sólo yo comprendía, porque nos faltó tiempo y ahora me sobra vida para seguir recordándote.

El Sol no volvió a brillar igual porque tu ausencia pesa, es difícil identificar qué es lo que realmente duele; - ¿serán los fragmentos del corazón? ¿La fragilidad de mi alma herida y desnuda? ¿la pena que me acompaña? ¿los llantos en el silencio estruendoso? ¿cada sentido, los pensamientos, los recuerdos o todo lo que junto representa? - es que he perdido una parte de mi historia y me duele profundamente.

Hoy abrazo y acepto que hay situaciones de nuestra existencia que no podemos cambiar ni controlar además de que, a pesar de haber renegado al cielo tu inesperada despedida aquí estoy dando gracias por haberme permitido recorrer senderos contigo, por tus huellas imborrables de felicidad infinita pero sobre todo, por tu recuerdo que se convierte en faro que guía mis días. Hoy he logrado comprender que los hermanos son más que la misma sangre, son almas conectadas en lo eterno y es amor que no puede romperse, por esa razón siempre te llevaré en mi ser y aunque tenga mucho miedo de olvidar tu voz puedo asegurarte que hago todo lo sobrehumano para llevarla grabada en mi memoria, de tenerte presente en los ojos de mi madre, en la sonrisa de mi padre o en los tiernos gestos de cada uno de nuestros hermanos y sobre todo tengo tatuado en el alma tus palabras: "Herma, nunca olvides que te quiero mucho "

El que no estés aquí me ha enseñado que la vida es frágil, que es para dedicarla a los seres que amamos y disfrutar con ellos de todo lo bonito, de ver juntos todo lo extraordinario en las cosas simples y sencillas que nos ofrece a cada instante incluyendo así, el recorrer tomados de la mano los caminos deleitosos que hay en ella. También me ha enseñado que siempre debemos entregar sentimientos y palabras de cariño genuino a quienes nos rodean pero sobre todo, abrazar con ternura lo que cada uno representa en nuestra realidad. Aprendí que los sentimientos verdaderos no tienen final, simplemente son historias viajando en lo eterno transformándose maravillosamente en el anhelo de los reencuentros para vivirlos y sentirlos nuevamente con el corazón abierto.

Tengo la plena seguridad que las constelaciones deben estar envidiando tu sonrisa y tu luz, que es tanto tu luminiscencia que las galaxias se deben sentir en penumbra ante tu presencia, pero a la vez tienen la fortuna de tenerte cerca. Me prometo a mi misma que nos volveremos a encontrar bajo un nuevo cielo, una nueva luna y nuevas estrellas para ir juntos hacia el camino que nos lleve a casa. Nunca olvides que te volvería a escoger como mi hermano en esta y en mil vidas más.

M.G.
Nahiara

Nahiara: Luz de luna Donde viven las historias. Descúbrelo ahora