El amor que no pudo ser

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Microrrelato:

En un hermoso pueblo lleno de verdes montañas, donde en sus cimas se puede apreciar el azul inigualable del mar caribe y en el que bajo la luz de la aurora carmesí se vislumbra, el volar de las aves hasta quedar transformado en una obra de arte, en ese hermoso lugar que cautiva por su impresionante belleza convertido en tapiz de amor además de, misterio, descubrí en un nido lúgubre, a un "Ave" herida, casi a orillas de una inexistente vida. El contraste del paisaje con ese ser indefenso convertido en sombra sucumbía los sentimientos más profundos de misericordia.

Ella, al percatarse de mi presencia, rozó mis manos y con sus ojos de hechizo me pidió que acercara mi oído. En ese instante comenzó su canto y el susurro de sus palabras melancólicas se confundió con la melodía que el viento respiraba:

-... Hoy te quiero contar el anhelo y el hastío de mi alma porque, cuando tenemos miedo a seguir lo que dicta el corazón, la vida se niega a mostrarnos el camino completo y las sombras del pasado y los fantasmas del presente se convierten en nuestro único encuentro.

Dicen que el amor es una fuerza que transforma, pero ante ese gran sentimiento, solo fui un alma frágil que tomó la decisión equivocada al alejarme del aleteo amoroso que mi dulce Charrán emanaba. Aún me cuesta aceptar que los ciclos son parte de nuestra vida y el no haberme quedado a su lado para migrar hacia otro destino trajo como consecuencia una vida que no es vida, porque se apagaron las luces de cada amanecer y me perdí, así como toda la fuerza y resistencia que anidaba dentro de mí.

He vivido como ermitaña en un embarcadero de tristeza eterna, donde los días se han convertido en agonía interminable, pero a su vez los mismos se me escapan como agua entre mis plumas bajo la lluvia helada. Quedé herida, sin un sol que me dé calor, y aprendí a vivir con la necesidad de su atención y afecto. Por esa razón, viajo cada noche en mis sueños, tratando de retroceder el tiempo. Voy a los lugares que nunca fuimos y trato de compartir los besos que no nos dimos, creando un mundo paralelo, solo con él, queriendo tomar sus alas y volar siempre a su lado, a cualquier paraje, en donde su vuelo en círculo y su canto me anuncien el nido que ha elegido para posarse conmigo y así, poder balancearnos toda una vida. Es que aún vivo con el tormentoso pensamiento y con la certeza de que donde él se encuentre siempre es y será el lugar donde yo debo estar.

Él, me entregó su corazón, yo no lo cuidé, se lo devolví destrozado, abandonado y, al darme cuenta de mi error, escuché el mío quebrarse como pieza de cristal en mil pedazos... La frustración le ha dado paso a la culpa y el arrepentimiento se convirtió en penumbra como castigo por haberlo herido. Han pasado los años dejando huellas en mi piel, un plumaje blanco como un velo semejante a la espuma de las olas y un corazón totalmente lacerado; es que soy un ave perseguida por los recuerdos de un amor que dejé volar en la soledad. Ahora quiero ser protegida y acunada en su calor;  por esa razón, continúo a la espera de que la vida se atreva a dar vuelta y me permita vivir a su lado un nuevo viaje antes que la muerte se apiade, porque, la peor pena ha sido seguir viviendo.

Siempre supe que existían los para siempre, pero lo que nunca nadie dijo es que "los para siempre" pueden convertirse en nostalgia infinita, así como en pesadillas tormentosas que te persiguen día y noche, donde convertimos el dolor en hogar. He vivido en el pasado solo a su espera y he olvidado la realidad del presente, queriendo en el fondo de mi ser que mis acciones no hubieran tenido un peso tan significativo. Puedo jurar que por una caricia suya perennemente estuve dispuesta a convertirme en cenizas y hoy después de ver el tiempo correr, solo queda el recuerdo del amor que no pudo ser... -

Nahiara
M. G.

Nahiara: Luz de luna Donde viven las historias. Descúbrelo ahora