Capítulo 1

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Era una fría mañana de invierno, muy temprano antes de que todos salieran para ir a sus trabajos y llevar a sus hijos a la escuela, los repartidores del correo iban por cada urbanización dejando en las casas de cada familia las correspondencias que les pertenecían. Kim Yu Kwon era uno de ellos que todos los días madrugaba para llevar a cabo su trabajo, se detenía en cada casa de las zonas que le correspondían y dejaba allí ya fuera un sobre, alguna revista por suscripción o folletos de promoción. Tardaba en eso más o menos hora y media depende de cuánto tenía que entregar, y ese día resultó que todas las casas tenían correspondencia por lo que tardó más.

-La última, al fin – dijo para sí y guardó en el buzón la carta.

A través de la reja vio al perro guardián de esa casa y se acercó para saludarlo pero como siempre comenzó a ladrar y si no fuera por los barrotes que le impedían salir se le hubiese lanzado encima. A Yu Kwon realmente le gustan esos animales pero al parecer ellos no gustan de él, siempre que lo ven le ladran como si lo odiaran y una vez el perro de una vecina lo atacó mordiéndole la pierna y dejándole una cicatriz que por suerte no fue tan grande.

Fue de regreso a la oficina de correos para dejar allí la motocicleta pero justo llegando a ésta un auto se le atravesó en el camino haciéndolo frenar de golpe lo que le hizo caerse y que se rompiera uno de los retrovisores del vehículo.

-¡Oiga! – golpeó con fuerza la ventanilla del conductor que de inmediato se bajó - ¿¡Qué acaso no ve por dónde va!?

-No me hables así muchachito, soy tu superior y me debes respeto.

-Eso no quita que es un imprudente.

-¿Qué sucede? – El gerente de la oficina de correos, jefe de Yu Kwon, vio todo lo que sucedió y se acercó – Yo soy el jefe de éste chico ¿Le hizo algo?

-¡Yo no le hice nada! Él fue el que se me atravesó, es un idiota.

-Respeta, niño – el jefe le dio un manotazo en la cabeza – Discúlpelo por favor, tan sólo es un niño aún.

-Pues deberían ver bien a quien contratan – dijo el hombre, se montó en su auto y se fue.

-¡Mira lo que hiciste con la motocicleta, le dañaste el espejo! – Le reclamó – Tendrás que pagarlo.

-Lo sé – hizo una mueca y el jefe volvió a darle un manotazo en la cabeza -¿Y eso por qué? – se sobó.

-Porque eres un tonto.

El hombre entró mientras Yu Kwon levantaba de nuevo la moto y la llevaba al edificio donde vivía, tenía que desembolsar dinero de su propio bolsillo para pagar el daño y si acaso le alcanzaba para pagar la renta, tenía suerte que a quien le alquilaba el apartamento era su padrino. Al llegar vio un camión de mudanza sacando unas cuantas cajas y una cama, al parecer ya habían vendido el apartamento que quedaba arriba de el de él.

-¿La señora Kang ya vendió el apartamento? – preguntó a la conserje que estaba en la puerta de entrada.

-Sí, se lo vendió a un muchacho más o menos como de tu edad, espero no sea molesto.

-¿Qué acaso yo lo soy?

-Claro que no, tú eres de los más tranquilos en todo el edificio, a veces hasta se me olvida que vives aquí – rió.

Yu Kwon dejó la motocicleta estacionada en el puesto de estacionamiento que le correspondía y al llegar a su apartamento se lanzó en la cama para seguir durmiendo un poco más pero sus tripas sonaron y recordó que aún no había desayunado por lo que se preparó algo rápido para comer. El resto de la mañana se quedó viendo la televisión y en cuanto dieron la 1 de la tarde salió, almorzó algo rápido y se dirigió a su otro trabajo en una pastelería muy famosa en esa zona por sus deliciosos dulces por lo que era frecuentada por muchas personas y hacía que tanto Yu Kwon como sus otros compañeros tuvieran mucho trabajo. Él junto con otros 2 se encargaba de la parte delantera de la pastelería en el segundo turno del día despachando lo que los clientes ordenaban, era agotador y tenía que estar de pie todo el tiempo pero era lo que había conseguido y exactamente por una razón, por su aspecto. Tanto él como los otros dos chicos eran muy bien parecidos y eso atraía mucho a las chicas de las universidades y escuelas que habían alrededor. Uno de ellos, Jaehyo, era muy alto con rasgos muy finos casi como de un príncipe de cuentos de hadas, su rostro y personalidad amable hacía que las chicas se encantaran con él. El otro era Kyung, no era tan alto como los otros pero era un chico muy simpático y extrovertido algo que hacía a todos divertir y que el ambiente en la pastelería fuera muy alegre. Y Yu Kwon, de ojos alargados, nariz perfilada y una hermosa sonrisa que iluminaba todo el lugar y derretía los corazones de las jóvenes, definitivamente esos tres eran un buen gancho para que las personas siguieran yendo a la pastelería.

Dulce Melodía (ZiKwon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora