Me enamoré de un Omega inestable

Epílogo.

CUATRO AÑOS DESPUÉS

Reid Yamaguchi

Suspirando meto mi llave en la cerradura de la puerta de la casa, abriendo los cerrojos que tenía, sintiéndome muy cansado.

Después de un agotador día en la clínica, en lo único que podía pensar era en ver a mi amado esposo y dormir junto a él. Pero al entrar en la casa me sorprendo al verlo en la puerta vestido de forma elegante, esperándome muy expectante.

—¿Ouma? —pregunto confuso, entrando en la casa y cerrando la puerta detrás de mí.

—Bienvenido —dijo Ouma realmente contento, tomando mi maletín del trabajo y ayudarme a cargarlo dentro, para luego besarme.

Después de tener a nuestro bebé su cabello había crecido mucho, tanto que ahora le llegaba casi a la cintura. Su cuerpo había también, ya no estaba tan delgado, sus mejillas estaban siempre sonrojadas, y tenía una hermosa sonrisa en su rostro.

Obviamente aún tenía horribles pesadillas que yo me encargaba de calmar cada noche, y visitaba a un terapeuta una vez por semana. No le gustaba salir mucho de casa, prefería quedarse en el hotel trabajando y esperarme en nuestro hogar a que yo saliera del trabajo.

Eso me parece poco saludable, quisiera que Ouma también hiciera amigos y disfrutara del exterior, pero completo su proceso y no quiero apresurarlo a hacer cosas que sé que él no quiere hacer. Es un camino lento, pero me había dispuesto a sanarlo y a darle la vida que se merecía, mi meta ahora era hacerlo feliz.

—¿Qué está pasando? —pregunto confuso.

—Hoy vamos a celebrar —me dice Ouma contento, tomándome de la mano para dirigirme al comedor—, dejé al bebé con tu hermano, así que tendremos toda la noche para los dos.

Rayos ¿Olvidé algo? ¿Nuestro aniversario? Estuve tan ocupado en el trabajo que lo olvidé por completo, así que, caminando detrás de él con una sonrisa culpable, observó cómo ha decorado el comedor de una forma excelente y cómo preparó un festín para nosotros.

—Ouma yo... —digo pensando en cómo disculparme.

—Tu nada —me corrige Ouma haciéndome sentarme en una silla del comedor— ¿Por qué estás pensando en disculparte? Aún no han pasado nueve meses como para que te disculpes conmigo por lo que va a pasar.

Confuso, no entiendo sus palabras, observando cómo él se ríe y se sienta en mis piernas, mirándome fijamente a los ojos.

—No entiendo... —le confieso.

El me besa los labios con un suave toque, para luego extender su mano por la mesa para tomar algo de centro, que me muestra y me permite ver bien.

—¿Una prueba de embarazo? —pregunto identificando aquel objeto plástico entre sus dedos.

—Eres realmente lento —me reclama.

Teniendo que esforzarme mucho para entender, cuando comprendo solo puedo mirar su rostro sonriente como un estúpido, bajando una de mis manos de forma temblorosa a su abdomen para acariciarlo con cariño, sin poder creerlo aún.

—Te amo mucho mi alfa... —me susurra Ouma, acercándose a mis labios para besarme de nuevo— Reid quédate conmigo y dame muchos más hijos...

Ouma, mi amado Ouma iba a darme un segundo bebé, ampliando así nuestra ya muy feliz familia. Rebozando de alegría y sin saber que decir, solo puedo abrazarlo y besarlo enamorado, dejándome llevar por la felicidad de esa nueva vida a su lado.

—Te amo Ouma, quédate conmigo por siempre...

FIN