Finalmente Loki ha logrado lo que tanto anhelaba, ser el Rey de Asgard, sin embargo no de la manera que lo deseaba. Bajo la forma del Padre de Todos se ha visto en la necesidad de ser alguien que no es. Ante todos sus súbditos es el monarca perfect...
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El lugar era rocoso y el silencio era sepulcral. Una joven kree con apariencia de Cyborg se acercó a su padre, éste mantenía la mirada en el horizonte como si estuviese ensimismado. El alienígena púrpura pensaba, recordaba lo que Loki le había hecho, lo había traicionado, lo había engañado y le había arrebatado el guante. Sin embargo él estaba calmado. Planeaba fríamente cuál sería su siguiente paso.
—¿Piensas quedarte allí, padre? —habló Nébula—. ¿Dejar que él eche a perder nuestros planes?
Thanos tan solo se limitó a mirarla con el rabillo del ojo. Sonrió y contestó serenamente:
—No te preocupes querida. Desde un principio debía ser así —girándose hacia su hija—. Dejemos que él haga el trabajo sucio. Daremos el siguiente paso cuando sea el momento adecuado.
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Loki se llevó las manos a la cara y luego se las paso por su cabello a la vez que soltaba un suspiro de frustración. En los últimos días, las cosas no habían salido como él quería. Primero, su mentira en Asgard había quedado al descubierto, obligándolo a huir y caer en el primer lugar que se había cruzado por su mente. Había ido en busca del cetro y de un capricho personal del Titán purpura, un par de gemelos con "habilidades", pero en algún lugar del camino se le había despertado esa sed de poder que tenía dormida. Había anhelado más. Ya no quería obedecer las órdenes de nadie y al verse junto a esos dos seres que se mostraban altamente poderosos para ser dos simples humanos, algo dentro de él le había demandado ser territorial, apoderarse de ellos y dejar a Thanos fuera de la ecuación.
Y ahora cargaba a cuestas a un par de mocosos impertinentes además de un guantelete que no le servía para nada. Solo tenía acceso al poder de una gema, porque así lo había permitido Thanos. Gruñó al sentirse burlado.
«Ronan» ese extraño ser de color azul vino a su cabeza. Ese Kree debía convertirse en su sombra si deseaba que al menos otra de las gemas funcionara a su antojo.
«Wanda y Pietro» esos nombres resonaron en su mente. No lograba entender por qué razón había decidido quedárselos. «¡Mierda!» dijo entre dientes al recordar la escena en la cueva. Se sintió vulnerable. La escena se reprodujo en su mente indicándole lo mucho que la había disfrutado y lo mucho que deseaba que hubiese sido realidad, pero ¿por qué? No lograba entenderlo.
—Si no fuera porque te conozco lo suficientemente bien, dudaría que lo que te tiene mal es esa chica —una voz familiar lo hizo girar, era Strange.
—¿De qué hablas? —Loki se puso a la defensiva.
—¡Oh vamos! No hay necesidad de usar mis poderes para adivinar como las miras.
—Pues por lo visto no soy el único que la mira de una manera especial —Loki sonó retador y acusador a la vez. Strange levantó las manos en señal de rendición.
—¡Hey! Calma querido amigo. No hace falta que orines encima de mí para marcar tu territorio —se mofó Strange.