Finalmente Loki ha logrado lo que tanto anhelaba, ser el Rey de Asgard, sin embargo no de la manera que lo deseaba. Bajo la forma del Padre de Todos se ha visto en la necesidad de ser alguien que no es. Ante todos sus súbditos es el monarca perfect...
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La noche oscura y fría le dio la bienvenida al Dios del desastre. De pie en medio de la nada pudo comprender que no tenía ni la más remota idea de donde se encontraba. Dio algunos pasos en varias direcciones. Nada. La luna era la única fuente de luz y lo único que le ayudaba a ver el camino. Maldijo entre dientes «¡Maldito Thanos, me ha enviado al medio de la nada!» Sin embargo no logró terminar de formular su improperio. Una luz blanca e intensa, de esas enceguecedoras, golpeó con rudeza sus pupilas, un foco delante, uno detrás y uno a cada uno de sus lados. Altísimos muros se alzaban alrededor de él, a la vez que un sonido agudo y muy desagradable, le anunciaba que estaba en territorio hostil, pues era lo que comúnmente se conocía como alarma. Entendió enseguida que Thanos lo había enviado directamente a la guarida de los que se hacían llamar Hydra, estaba en medio de la boca del lobo. No quiso darle muchas vueltas al asunto, pues lo único que sabía de ellos era lo poco que había observado desde el Hlioskjálf, que eran un grupo de midgardianos con mucha sed de poder, aunque igual les seguía pareciendo patéticos.
—Arriba las manos y suelte el arma —una voz se oyó a través de una caja parlante al lado de uno de los focos— Repito. Arriba las manos y suelte el arma.
Loki no pudo evitar reírse ante tal ironía, pues hacia algún tiempo atrás había sido recibido de la misma manera, solo que esta vez el comité de bienvenida era otro.
Miró a su alrededor y sintió como era observado por decenas de personas que a la vez lo apuntaban con armas de fuego que eran infalibles, las lucecitas rojas de las miras lo ponían en evidencia. El moreno sólo se limitó a reír a carcajadas, la escena le parecía ridícula por sí sola, él era un Dios, con un simple movimiento los mataría sin dudarlo, no lograba entender porque esa raza inferior seguía insistiendo en retarlo.
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En el interior de la base secreta de Hydra, soldados de élite comenzaban a movilizarse con el fin de defenderse de un "supuesto" ataque por parte de SHIELD mientras que esperaban las órdenes de su líder, quien observaba con detenimiento al recién llegado a través de las pantallas del centro de mando.
—¿Quién es? ¿Algún emisario de Shield? —preguntó el ex oficial Nazi.
—No señor. El análisis biométrico no coincide con nadie en nuestra base de datos —respondió uno de los soldados a la vez que tecleaba con rapidez.
