Capitulo 3 - Sin secretos

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Él caminaba a lo largo de los amplios pasillos, rodeado de enormes vitrinas de cristal, donde guardaba con gran recelo todas las reliquias, objetos, artilugios y demás preciados tesoros del universo

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Él caminaba a lo largo de los amplios pasillos, rodeado de enormes vitrinas de cristal, donde guardaba con gran recelo todas las reliquias, objetos, artilugios y demás preciados tesoros del universo. Ataviado con ese abrigo tan particular, que hacía alusión a una capa, afelpada y de color blanco amarillento, que lo distinguía del resto de los presentes. Durante años se había dedicado a buscar y rebuscar por todos los rincones de todas las galaxias aquellos artefactos que de cierto modo eran especiales. Centenar de monarcas, de diversas dimensiones y planetas le habían confiado la tarea de resguardar aquellos objetos invaluables que por diversos motivos no podían permanecer en sus mundos, ya sea porque representaban una amenaza para la población o simplemente para evitar que cayeran en manos de algún megalómano con tendencia a dominar a una raza entera.

Un hombre de blanco cabello y barba singular daba un paso tras otro, enumerando en su mente cada una de sus más preciadas posesiones, sin embargo como el coleccionista que era, había algo que deseaba con todo su ser, pero cada día se encontraba más lejos de conseguirlo.

Ascendió lentamente por los cuatro escalones que se encontraban al final del pasillo, donde emergía una ostentosa silla de bronce. Se sentó y con una sonrisa en el rostro y fijó su mirada en la enigmática caja de acero que se encontraba resguardada en una de las vitrinas más cercanas. Lo que había allí, era incluso más valioso que toda su colección junta.

Las runas talladas en su exterior irradiaban un hermoso destello color rojo.

«La del poder» se dijo mentalmente.

Hacía un tiempo atrás, el mismísimo Odín, Rey de Asgard le había hecho entrega del Aether, luego de que el malvado Malekith y los elfos oscuros fracasaran en su intento por destruir a los asgardianos. No obstante, el Padre de Todos no sabía realmente lo que tenía en sus manos, ni se imaginaba el poder que contenía el Aether. No era tan solo un arma letal, que en las manos equivocadas podría evocar destrucción, sino que además de eso, se trataba de una de las 6 gemas del infinito. El coleccionista sólo conocía de la existencia de seis. La séptima era tan solo un mito incluso entre los saqueadores, piratas y mercenarios de las galaxias.

La gema del poder era de un rojo escarlata, como la sangre de los miles que habían muerto por poseerla y no era para menos. Siendo la joya del infinito que permitía un poder sin límites, quien la poseyera seria invencible.

Su mirada pasó rápidamente hacía otra de las vitrinas, una que se encontraba al lado de la que hacía un momento observaba, donde yacía una caja vacía «La de la realidad» frunció el entre cejo y apretó sus puños al recordar como la bestia alienígena de color purpura lo había traicionado, proponiéndole una alianza para luego robarle la gema amarilla.

De eso habían sido ya dos décadas.

Desde entonces, Taneleer Tivan no había cesado su búsqueda por todo el universo. Thanos debía pagar por su traición y no descansaría hasta lograrlo.

® Mágica Maldad Vol. 1 © COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora