Finalmente Loki ha logrado lo que tanto anhelaba, ser el Rey de Asgard, sin embargo no de la manera que lo deseaba. Bajo la forma del Padre de Todos se ha visto en la necesidad de ser alguien que no es. Ante todos sus súbditos es el monarca perfect...
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Habían transcurrido un par de horas desde que Strange les dejara en claro las reglas del lugar. El Sanctórum nunca había sido un lugar donde la violencia fuera bienvenida, al contrario, era un lugar de paz absoluta.
El silencio reinaba en el inmenso salón y uno a uno intercambiaron miradas tensas. Los tres guerreros se mantuvieron en guardia junto a Sif, todos con la mirada fija sobre Loki. Los hermanos Maximoff estaban al margen de lo sucedido. No entendían absolutamente nada, así que se limitaron a observar el entorno sin participar en él. Loki tenía una media sonrisa dibujada en su rostro a la vez que sus ojos miraban a Sersi. La misteriosa hechicera tan sólo deseaba poder despellejar vivo al Dios del Engaño en cuanto Strange se distrajera.
—Muy bien. En vista de que la hostilidad por parte de ustedes no cesará, les pediré amablemente que abandonen la séptima dimensión —el Supremo rompió el silencio para hablarle a los Asgardianos.
—Lamentablemente debo decirle que no nos iremos hasta asegurarnos de que Loki nunca más pondrá un pie en Asgard —dijo el guerrero pelirrojo.
Loki se bufó y no pudo evitar mirar a Volstagg con desprecio.
—¿Qué le hiciste al Padre de Todos? —estalló Lady Sif al ver el descaro de Loki.
—Él tan sólo duerme —soltó el príncipe moreno con total burla—. Se despertará cuando pasen los efectos de mi hechizo de letargo.
Fandral y Hogun gruñeron de ira ante la relajada respuesta del hermano de Thor.
—Calmados todos. No permitiré que...
—Una mierda Strange, he venido a matarlo y lo haré.
Con un movimiento brusco Sersi lanzó un encanto en dirección a Loki, éste tan solo tuvo que moverse a un lado para que la bola de energía mística chocara con la pared detrás de él. Wanda estaba lista para disparar contra Sersi...
—No es necesario, querida —indicó Strange a la bruja mientras movía sutilmente su mano derecha y Sersi caía inconsciente sobre el suelo—. Llévensela —ordenó Stephen a unos monjes que se acercaban—. Espero no tener que dejarlos inconscientes a todos.
—¿Saben qué? —habló Loki—. Ustedes me aburren..
Lentamente se dio la vuelta dispuesto a retirarse.
—Debes prometer que nunca volverás a Asgard —Sif levantó la voz.
Sif desenfundó su arma y corrió hacia Loki. Strange rodeó los ojos con hastío, pero decidió dejar que la mujer se acercara al mago, éste dio un respingón al sentí el filoso acero tocar la piel de su cuello.
—Promételo o te degolló aquí en este mismo momento.
El Dios del Engaño miró al Supremo. Strange se encogió de hombros.
