Capítulo 7.

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Harry arrancó la moto y así comenzó una tarde increíble.

-Bueno, ¿me vas a decir ya a donde me llevas?

- Eso lo tendrás que ir descubriendo poco a poco.

Yo me agarraba a su cintura sin apretar mucho ni quedara muy descarado, mientras el aire fresco de Londres me daba de pleno en la cara. Estaba relajada, contenta y aunque no sabía lo que me esperaba, sabía que sería algo que merecería la pena.

- ¡Primera parada! - me dijo Harry mientras se quitaba el casco y  me invitaba a bajar de la moto.

Miré a mi alrededor, estaba totalmente perdida. De repente, noté como Harry me ponía las manos en los ojos impidiendo que siguiera identificando el sitio al que me había traído. Di un respingo, ya que no me lo esperaba.

- Tendrás que fiarte de mí.- me susurró al oído.

Así que con sus manos en mis ojos comenzamos a andar. Si no me tropecé 20 veces, no lo hice ninguna. Este chico no era capaz ni de avisarme cuando venía un escalón.

- ¡AH! ¡Harry eso era un escalón! ¡Avísame idiota, que poco más y me parto el pie ahí!

-¡Pero serás exagerada! No te quejes tanto que solo ha sido un tropezón anda.

- ¿Perdona? ¿Solo un tropezón? Mira la próxima vez te tapo yo a ti los ojos y voy a hacer que llegues a tu casa sin pantorrillas.

- Shhhhhh, venga, para de quejarte que ya estamos aquí.

Me quitó las manos de los ojos y miré a mi alrededor. Había reconocido al momento donde estábamos. Me había traído al Observatorio Real, donde se encontraba la línea del meridiano de Greenwich. El sitio extrañamente estaba casi vacío, prácticamente éramos los únicos que estábamos allí. Me cogió la mano y me colocó justo encima de la línea del meridiano.

- Mi abuelo me traía aquí cuando era pequeño y me explicó que esta línea es la que separa el este del oeste. A mí me encantaba ponerme aquí, con un pie a cada lado de la línea -me contaba mientras me sujetaba de los hombros y me colocaba en frente suya en esa misma posición- porque me gustaba pensar que mi cuerpo en esta posición no estaba en ningún lado, me refiero que este punto no está ni al este ni al oeste, es justo en medio, un sitio no definido y que aquí no me encontraría nadie. Mi abuelo de pequeño decía que venía aquí a pensar, y a mí me gusta venir aquí cuando necesito un poco de aire, por mucha gente que haya yo me pongo aquí, justo en medio y siento que estoy solo, que nadie me ve. Sé que puede sonar un poco ñoño y estúpido...- dijo sonrojándose y bajando la mirada.

- No Harry, me parece precioso. Es una historia realmente increíble y este sitio es genial. Nunca me había parado a pensar en eso de esa forma, pero me parece algo genial. Gracias por compartirlo conmigo, de verdad.

Nos quedamos un momento mirando hacia el horizonte, pensando y reflexionando hasta que noté que Harry me volvió a tomar de la mano y me dijo:

- Ven, la tarde no ha acabado todavía.

Nos volvimos a montar en la moto y volví a tener esa sensación que tanto me encantaba, de sentirme libre y con el viento dándome en la cara. Nos paramos en su sitio que tampoco reconocí al principio y Harry me dijo que tendríamos que andar un poco. Cuando llegamos al sitio, se me iluminaron los ojos. Me había puesto justo en frente de un paso de cebra, un simple paso de cebra, pero sabía que no era uno cualquiera, ese era uno muy especial. Me había traído a Abbey Road. Yo le había hablado de cuanto me gustaban Los Beatles (algo que teníamos en común), y de que una de mis ilusiones siempre había sido ir a ese paso de cebra con alguien con el que pudiera compartir esa experiencia. Entonces sacó su Ipod, y me puso un auricular, colocando el otro en su oreja, buscó una canción y le dio al play.

 "Well, shake it up, baby, now, (shake it up, baby)

Twist and shout (twist and shout)"

Había puesto una de las canciones que más me gustaban, "twist and shout" siempre conseguía ponerme de buen humor y sin apenas darnos cuenta empezamos a mover los pies, hasta que acabamos bailando y saltando por medio del paso de cebra.

Reímos a más no poder, y disfrutamos como nunca lo habíamos hecho. Harry me hacía sentir cómoda, y que podía ser yo misma sin miedo a no ser aceptada, porque él era igual de personaje que yo.

Muy a nuestro pesar cogimos el camino de vuelta a casa. Me dejó en la puerta y se bajó para despedirse.

- Quiero que me respondas a una cosa- me dijo- pero sinceramente ¿eh dime, ¿Has disfrutado hoy?

-  ¿En serio me lo estás preguntando? ¿No te ha sido suficiente respuesta mi cara de emoción durante toda la tarde? Ha sido una tarde genial Harry, en serio. Gracias.

- No gracias a ti, sé que no hubiera disfrutado igual con otra persona que no fueras tú.

Me sonrió y yo le devolví la sonrisa. Entonces llegó ese momento incómodo de la despedidas en la primera cita, en el que no sabes si tendrías que darle un beso, un abrazo o una palmadita en la espalda. Estaba notando como la situación se volvía cada vez más incómoda así que casi como un impulso le dí un beso en la mejilla y me dirigí a mi casa.

- ¡Hasta mañana! - me gritó desde la moto.

Yo me giré y le dediqué una sonrisa, cerrando la puerta de casa.

A story to tell.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora