Lee Mingyun es una joven atlética, gracias a que sus padres trabajaban en el ejército, la entrenaron desde muy joven
Justo cuando acaba de entrar al ejército como sus padres siempre habían deseado, murió a causa de intoxicación.
Fue una sorpresa cua...
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Yuan Jue rápidamente condujo al grupo hacia su habitación, avanzando con pasos firmes mientras sus ojos barrían constantemente los pasillos. Con cada movimiento, su vigilancia era inquebrantable, asegurándose de que no hubiera zombis al acecho antes de cerrar la puerta tras él, asegurándola con cerrojo de manera meticulosa. La sensación de seguridad en ese momento fue efímera, pero la presión de la situación exigía que todo fuera perfecto, sin margen para el error.
Lee Mingyun, a pesar de la tensión que se respiraba en el aire, observó a Yuan Jue con una atención que podría haberse considerado innecesaria, pero la figura del hombre no dejaba de llamarle la atención.
Había algo en él que era a la vez familiar y extraño.
Era como una versión masculina de Yuan Lian, y aunque compartían rasgos físicos evidentes, como el cabello blanco, había algo en la presencia de Yuan Jue que lo diferenciaba. Era casi una cabeza más alto que su hermana, y sus ojos, de un verde aqua vibrante, irradiaban una intensidad penetrante que parecía analizar a todos a su alrededor. No solo observaba, sino que veía de manera profunda, como si pudiera leer los pensamientos de cada uno de los presentes sin esfuerzo.
Sin embargo, lo que más la desconcertó fue la falta de signos de desgaste físico en Yuan Jue.
A pesar de haber estado encerrado en la habitación durante varios días, por decisión propia y con acceso a salir cuando quisiera, él no mostraba indicios de desnutrición o agotamiento. Más sorprendente aún era el hecho de que, aunque claramente estaba atrapado en el apocalipsis zombie, no parecía haber sido afectado en absoluto por las dificultades que todos enfrentaban a diario.
No era que estuviera ignorante de la amenaza, más bien, su actitud parecía reflejar una calma tensa, como si ya hubiera aprendido a convivir con el peligro. No había rastros de miedo o desesperación en su porte, solo una cautela calculada, un hombre que había superado la alarma y ahora solo vivía en la observación constante.
El ambiente en la habitación se tornó denso, como si cada segundo se alargara más allá de su duración natural.
Un silencio incómodo envolvía a todos los presentes, una especie de expectación palpable mientras Yuan Jue continuaba inspeccionando a cada uno de ellos. Su mirada recorría a Lee Mingyun, Xie Ju, Tang Zhenyu y Mo Xun, estudiándolos con precisión quirúrgica.
Cada uno de ellos sentía el peso de su análisis, como si estuvieran siendo evaluados en cada pequeño detalle de su ser.
Los intercambios silenciosos de miradas entre el grupo reflejaban el nerviosismo de la situación. Nadie sabía qué esperar, ni cómo reaccionaría Yuan Jue ante ellos, especialmente considerando las circunstancias en las que se encontraba. Había algo distante en él, algo que no terminaba de encajar con las expectativas de los demás.
Finalmente, el tenso silencio fue roto por una figura familiar.
Yuan Lian, incapaz de contener más las emociones que la habían estado consumiendo, corrió hacia su hermano mellizo con una rapidez que dejó a todos sorprendidos.
