10/05/2014
Mis manos temblaban furiosamente mientras caminaba lentamente por el porch. No estaba seguro de lo que Liz diría o si se daría cuenta de que algo estaba mal, pero no me importaba en este punto. Ésto tenía que pasar. Tomé aire profundamente antes de tocar la puerta varias veces y de que apareciera un familiar rostro.
"Liz," sonreí plenamente, atrayéndola a mis brazos. Se rió y me abrazó fuertemente de vuelta, sobando mi espalda ligeramente. Me alejé lentamente de ella y la miré.
"¡Oh, Mikey! Qué encantadora sorpresa. Por favor, entra." Invitó, abriendo completamente la puerta recibiéndome.
"En realidad, tengo que ir a un lado," rasqué mi nuca. "¿Has, uhmm, hablado con Luke recientemente?" Pregunté incómodo, con un nudo en la garganta. Liz sonrió suavemente y se recargó en el marco de la puerta.
"Un poco. El pequeño se la pasa en su cuarto las veinticuatro horas al día." Se rió, quitando un mechón de cabello de su rostro. Mis cejas se juntaron instantáneamente y ladeé la cabeza.
"¿Luke está aquí?" Pregunté. Eso no es posible. Luke está en América.
"Arriba, en su recámara. Quizá dormitando." Suspiró pesadamente. "Probablemente todavía triste por esa chica, Jade. Es una pena que nunca la haya conocido apropiadamente." Se encogió de hombros.
"¿Puedo, ehmm, puedo verlo?" Pedí, mi rostro enrojecido. Ésto no estaba bien. A menos que Luke me haya mentido para mantenerme alejado de él. Apreté mis puños a mis lados, tanto que me dolían y quería golpear algo.Ella asintió suavemente y abrió la puerta lo suficiente para que entrara en la casa. Olía a las flores que Luke solía plantar con Liz cuando estaba en la primaria. Aunque los recuerdos estaban borrosos, todavía me hacían sentir esa calidez en mi estómago.
"Está en su cuarto. Corre." Sonrió antes de desaparecer en la cocina, dejándome en medio de su sala. Subí las escaleras lentamente, deslizando mi mano por el barandal. Cuando llegué hasta arriba, reconocí la familiar puerta de Luke. Estaba entreabierta y se podía ver a Luke en su escritorio, garabateando algo en un papel.
Sus hombros estaban encogidos y su cabello era un desorden. Así que aquí era donde se había estado escondiendo. Nunca se había ido."¿Planeas esconderte aquí el resto de tu vida?" Pregunté fríamente, recargando mi cuerpo en el marco de la puerta. Él se volteó inmediatamente, casi cayéndose. Sus ojos estaban hinchados y se veían tristes, al igual que los míos.
Se levantó de la silla y caminó hacia mí. "Michael, puedo explicarlo todo," dijo rápidamente, poniendo sus manos en mis hombros. Sacudí la cabeza y me alejé de él. Él me miró. Pasé mis manos por mi cabello, furioso.
"Recuerdo el día en el que dijiste que te irías." Mi voz era serena y calmada. Sacudí la cabeza, rindiéndome y dejando que las lágrimas se escurrieran por mi cara. Sentí sus manos girarme, y me vio a los ojos.
"Creo.. creo que deberías irte, Michael." Dijo gentilmente, sin ninguna emoción en su semblante. Fruncí el ceño y quité sus manos de mis hombros. Mi rostro se estaba tornando rojo por aguantarme los gritos y las maldiciones, y mis nudillos estaban blancos.
"Entonces ésto nunca sucedió. ¿Fue sólo una mentira?" Inquirí, caminando hacia él. Luke se alejó lentamente, sacudió la cabeza y se agachó para poder verme directo a los ojos.
"¡No fue una mentira, Michael! Lo que sentí fue real. Lo que tuvimos fue real. Es sólo que no podemos hacernos ésto a nosotros mismos. Por favor, sólo vete." Pidió, juntando sus cejas por la frustración. Las lágrimas seguían corriendo y de repente todo se volvió borroso.
Asentí suavemente, mirando hacia mis pies. Me alejé lentamente de él. Tomó todo de mí el no derrumbarme mientras caminaba hacia la puerta. Cerré los ojos y me congelé cuando llegué a la entrada. Podía sentir sus ojos en mí mientras me giraba.
Busqué en mi bolsillo, sacando un pedazo de papel y arrojándolo al suelo justo enfrente de él.
"Si lo que tuvimos fue real, ¿cómo es que estás bien?" Susurré antes de girar en mis talones y salir de su casa en un estruendo. Ignoré los gritos de Liz y Luke mientras corría por la calle. La lluvia comenzó a mezclarse con mis lágrimas, y las nubes combinaban con mi estado de ánimo.
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.Corrí y corrí hasta que lo alcancé. El puente.
Se veía igual que la vez en la que mis papás nos trajeron a mí y a los chicos cuando éramos más jóvenes. Recordé al chico rubio lanzando la caña de pescar de un lado del puente al otro.
Pestañeé y todo se desvaneció.
Caminé más cerca. Miré por encima de la pared de ladrillo y vi el agua negra moviéndose salvajemente gracias a la tormenta. Comencé a sollozar violentamente.
Mi miedo no hizo más que darme cuenta de que el amor que le tenía a Luke no había hecho más que romperme. Me enamoré de alguien que me hizo destruirme a mí mismo.
Estás bien, Michael, dijo una voz en mi cabeza.
No, no estoy bien. Estaba jodidamente cansado. La vida es cansada. Amar a alguien tanto que duele es cansado.
La lluvia comenzó a caer más fuerte sobre mí, apresurándome a saltar. Miré de lado a lado para ver si había carros cerca. Tomé un respiro profundo. Mi libreta estaba cerca de mi pecho.
Me sonreí amargamente mientras veía hacia el río. Imaginé lo bien que sería sentir todo el dolor de una vez, y luego no sentir nada.
Trepé la pared de ladrillo, batallando mientras me sentaba, dejando que mis pies colgaran hacia el vacío.
Aprendí que no hay oportunidad de que las personas te salven. Los humanos somos insensibles y egoístas, y sólo nos preocupamos por nosotros. Si quieres ser salvado, tienes que salvarte a ti mismo. Y si no quieres salvarte, entonces sólo espera. Espera a que llegue a alguien y te destruya.
Y yo no quería salvarme.
Abrí mis brazos hacia los lados, con el diario todavía en mi mano, y cerré los ojos.
"Mi historia no se ha terminado. Tan sólo estará incompleta para siempre." Me susurré a mí mismo. Me acerqué más a la orilla, junté todo el coraje que pude manejar y me dejé caer.
Y me dejé caer, y caer, y caer, y