Y me dejé caer, y caer, y caer, y
Salté de la cama, sudor corriendo por mi frente. Mis pensamientos estaban borrosos y miré mi habitación. ¿Qué rayos está pasando? ¿Estoy muerto?
Me senté en la orilla de mi cama, pasando mi mano por mi cabello. Parpadeé un par de veces antes de mirar el reloj de mi mesa. 12:07. Quité las cobijas de mi cuerpo completamente y me paré lentamente, tratando de no perder el equilibrio.
Eché un vistazo a mi alrededor. De repente, escuché el familiar tono de mi celular indicándome que alguien estaba llamando. Suspiré antes de rebuscar entre mis sábanas. Finalmente lo encontré.
Miré al indicador de llamada y apareció el nombre de Luke. Fruncí el ceño antes de deslizar el dedo por la pantalla y contestar. "¿Hola?" Pregunté incómodo, mi voz más profunda de lo normal por el sueño.
"¿Michael? ¿Dónde estás?" Luke preguntó, su voz preocupada pero amable. Eché un vistazo a mi cuarto de nuevo antes de caminar al baño. Una vez que estuve ahí, me miré al espejo y fruncí la nariz.
"Uh, en mi casa." Contesté. Escuché unos bufidos del otro lado de la línea.
"Bueno, ¿qué estás haciendo ahí? Tenías que estar en el restaurante desde hace diez minutos." Suspiró. "Jade acaba de llegar." Escuché la risa de una chica, mezclada con la de Luke." Suspiré después de procesar lo que había dicho.
"¿Qué restaurante?" Pregunté rascando mi cabeza.
"El restaurante mexicano. Hemos estado planeando esto desde hace una semana, Michael." Gruñó, causando que una sonrisa apareciera en mi cara, incluso si no sabía de lo que estaba hablando; el hecho de escuchar su voz me hacía feliz.
"Oh, uh, sí." Desbloqueé mi teléfono para mirar el calendario.
Enero 22, 2014.
Eso no podía ser. Todo había sido un sueño.
Luke y yo nunca nos habíamos besado. Nunca le había regalado boletos para The Killers. Ashton nunca salió con chicas sin trasero. Calum nunca estuvo borracho. El chico de la pizza, Harry, nunca existió.
No me había suicidado.
Cerré los ojos agradecido. "Sí, claro, estaré ahí en diez minutos." Suspiré aliviado.
"Genial." Podía sentir su sonrisa en su voz. "No puedo esperar para verte, Michael." Lo escuché susurrar antes de que colgara. Estaba sonriendo como un idiota. Y las mariposas revoloteaban en mi estómago.
No, las mariposas taladraban mi estómago. Suena más varonil.
Sonreí antes de regresar a mi cuarto y tirarme de espaldas sobre la cama. Miré al techo. Ni siquiera me preocupaba lo que siguiera después. Y para ser honestos, me alegraba de que todo hubiera sido un sueño.
.
.
.Llegué al restaurante mexicano corriendo, no quería hacer esperar a Luke más tiempo. Tomé un largo suspiro antes de bajar del carro. Cerré la puerta detrás de mí y entré al establecimiento. Mi corazón latía fuera de control y las palmas de mis manos sudaban.
En cuanto entré, el aire acondicionado me dio un escalofrío. La misma chica latina de mi sueño estaba frente a mí, sonriendo. "¿Cuántos serán?" Su dulce voz preguntó. Le sonreí de vuelta antes de encontrar a Luke y a otra chica sentado frente a él, riendo. Una oleada de celos me golpeó, pero la ignoré y me concentré en la sonrisa de Luke.
"En realidad vine con ellos." Dije antes de caminar entre las mesas y sillas hasta llegar a pararme detrás de Luke. Mi estómago estaba retorciéndose. Recibí una sonrisa amable de Jade y Luke se giró. En cuanto me vio, sonrió.
Le correspondí gentilmente mientras él daba unas palmadas en la silla que estaba a su lado. Me senté, mis ojos nunca dejando mis manos. "Mira quién llegó." Golpeó mi hombro juguetón. Giré mis ojos y lo miré.
"Soy Jade," me extendió la mano. "He escuchado mucho de ti, Michael." Sonrió, sus dientes perfectos cegándome. Le estreché la mano gentilmente, y luego de unos segundos la puse de nuevo en mi regazo.
"Un gusto conocerte, Jade. Siento decir que nunca he escuchado sobre ti." Murmuré incómodo. Jade se giró hacia Luke riendo discretamente. Sentí como Luke se acercaba a mí, nuestros muslos tocándose.
Tanta tensión sexual.
Ella me miró de nuevo. "No me sorprende. Nuestra relación siempre ha sido... distante." Murmuró, dando un sorbo a su vaso de agua. Después de eso, nadie dijo nada, dejando un molesto silencio.
"Así que, ¿cuánto tiempo han estado saliendo?" Pregunté, era lo único que me había estado preguntando todo este tiempo. Jade y Luke se miraron el uno al otro antes de soltar una carcajada. Se rieron durante unos dos minutos antes de poder contenerse. Miré a Luke, desesperado por una respuesta.
"¿Creíste que estábamos saliendo?" Luke rió un poco.
"... ¿Sí?" Dije inseguro. Él sacudió la cabeza antes de poner una mano en mi hombro.
"Ella es mi hermanastra, Michael." Dijo con mucho humor en su voz. "Bueno, pronto lo será. Su padre y mi madre están comprometidos." Tomó de su refresco.
"Oh." Me sonrojé. "Así que por eso querías que la conociera." Murmuré. Él rodó los ojos y paseó su mirada de Jade hacia mí. "Ella es aburrida y molesta." Murmuró mientras me miraba.
"Escuché eso." Dijo del otro lado de la mesa, cruzando sus brazos en su pecho. Él sonrió antes de suspirar en mi oído.
"¿Qué opinas de si nos vamos de aquí?" Su aliento chocó con mi oído, causando escalofríos en mí. Asentí atontado, antes de levantarme de mi asiento, Luke siguiéndome. Tomó mi mano y comenzamos a caminar fuera del restaurante.
"¿Y qué hay de nuestra comida?" Jade lo llamó, con molestia obvia en su voz.
Él ni siquiera se volteó. "Puedes pagarla tú." Y le hizo un signo de paz mientras salíamos del lugar.
Él nos guió rápidamente, en silencio.
Mientras más caminábamos, nos acercábamos más a una banca que daba a un lago. Fruncí el ceño mientras nos sentábamos en el viejo banco. "¿Dónde estamos, Luke?" Pregunté suavemente mientras lo veía acomodándose en el asiento. Puso un dedo sobre mi boca para que me callara, lo quitó y luego sólo cerró los ojos, relajándose.
Miré al pequeño estanque, examinando a las ranas que saltaban de nenúfar en nenúfar. De repente sentí como una mano tocaba la mía, acariciándola. Miré a Luke. Sus ojos seguían cerrados, pero ahora tenía una sonrisa en su rostro.
Sonreí de vuelta mientras recargaba la espalda en la banca, cerrando los ojos.
Aunque era de tarde y el sol resplandecía, la compañía de Luke era mucho más brillante. Ninguno de nosotros tenía que decir algo para saber la verdad. No importaba cuántas cosas pasaran después de ésto, porque Luke y yo sabíamos la verdad. Sabíamos lo que sentíamos.
Y no puedo hablar por él, pero yo nunca me había sentido de esta manera por alguien más.
Nunca antes de él.