Querido Luke,
viniste borracho a mi casa a las 9 de la mañana. Tus ojos estaban rojos y tu cabello era un desastre.
Sin embargo, te veías aún perfecto.
Te conduje a mi recámara y te acosté en mi cama mientras te quedabas dormido luego de que terminaste de balbucear sólo Dios sabe qué.
Me preguntaste si fantaseaba con alguien.
Sonreí un poco antes de encojerme de hombros y decir que en realidad no.
Tú sonreíste con esa estúpida mueca y dijiste ''sabes que fantaseas conmigo, Mikey.''
Rodé los ojos. ''Quizá.'' sonreí de vuelta, pero no tan suavemente.
Tú abriste los ojos y me miraste seriamente. Pronto rompiste en la carcajada más burlesca que había escuchado y cerraste los ojos.
''Está bien, Mikey. También fantaseo contigo.'' me susurraste antes de caer dormido.
Deseo que de verdad hubieras querido decir eso.