XXVI

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La noche envolvía la mansión de Metatron con un silencio sepulcral. La luna apenas se filtraba entre las cortinas de la habitación de Aziraphel, iluminando con su luz pálida la silueta del joven que dormía en su cama.

Un leve susurro en el aire rompió la quietud. Entonces, una sombra se deslizó dentro de la habitación.

Crowley.

El demonio se movió con cautela hasta quedar junto a la cama de Aziraphel. Su corazón latía con fuerza, no por miedo, sino por la ansiedad de lo que estaba a punto de hacer. Se arrodilló junto al colchón y, con una caricia leve en el cabello rubio de su amado, lo despertó.

Aziraphel parpadeó, confundido y somnoliento.

—¿Crowley…? —susurró, incorporándose un poco.

—Soy yo, ángel —respondió el pelirrojo en voz baja, sonriendo con dulzura.

Aziraphel frotó sus ojos y, al verlo allí, su mente despertó por completo.

—¡¿Qué haces aquí?! Si mi tío te encuentra…

Crowley colocó un dedo sobre sus labios.

—Shhh… No tenemos mucho tiempo —murmuró—. Hay algo que necesito decirte… algo que siempre debí haberte contado.

El tono serio en la voz de Crowley hizo que Aziraphel tragara saliva. Sus ojos azules se llenaron de incertidumbre mientras el demonio se sentaba a su lado, tomándolo de las manos.

—¿Recuerdas cuando te dije que te amaba más de lo que las palabras pueden explicar? —susurró Crowley, acariciando suavemente sus nudillos—. No era solo una metáfora… Aziraphel, tú y yo… hemos estado juntos en incontables vidas.

El rubio frunció el ceño, sin comprender del todo.

—¿Qué quieres decir…?

—He vivido siglos buscándote. Cada vez que reencarnas, yo te encuentro. Siempre es diferente… pero siempre nos enamoramos. Es nuestro destino. —Los ojos dorados de Crowley brillaron con una intensidad única—. Pero en cada vida, Metatron te arrebata de mí. No importa cuánto luche, no importa lo que haga… siempre te pierdo.

Aziraphel sintió su respiración entrecortarse.

—Eso no puede ser…

—Es la verdad, ángel —susurró Crowley, con la voz llena de emoción—. He intentado todo para salvarte, para evitar que este ciclo se repita. Y esta vez… no voy a dejar que Metatron gane.

El corazón de Aziraphel se encogió. La sinceridad en la mirada de Crowley lo desarmó. No era un truco. No era una mentira.

—Siempre me encontraste… —murmuró en un hilo de voz, sintiendo su pecho llenarse de una calidez inexplicable—. En cada vida…

Las lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos, rodando por sus mejillas mientras su mente intentaba procesar lo que significaba.

Crowley, su demonio de mirada dorada, había pasado siglos luchando contra el destino solo para estar con él.

Aziraphel no pudo contenerse. Con un sollozo ahogado, se lanzó a los brazos de Crowley, aferrándose a él con fuerza.

—No quiero perderte… —susurró entre lágrimas.

Crowley lo envolvió en sus brazos, acariciando su cabello con ternura.

—No lo harás, ángel —susurró, apoyando su rostro contra el suyo—. Esta vez, ganaré.

Aziraphel sollozó contra su pecho, sintiendo una mezcla de miedo y esperanza. No sabía cómo Crowley pensaba enfrentarse a Metatron… pero por primera vez, quería creer que las cosas podían ser diferentes.

El demonio sonrió, sosteniéndolo con más fuerza.

Lo salvaría.

Aunque le costara su propia libertad.

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Are you happy now? [GoodOmens] [Crowley x Aziraphel]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora