Jiang Cheng dormía profundamente. Su pecho subía y bajaba al ritmo de su respiración.
Sobre la mullida cama cubierto con unas ligeras mantas de seda, blancas y celestes; se veía como un ángel.
Claro, su rostro sin su habitual ceño fruncido ayudaba de sobremanera a la nueva vista. O al menos eso era lo que Lan Xichen pensaba.
El alfa, quién estaba parado en una esquina de la habitación desde hacía medio shíchén veía atentamente al omega, como si con su presencia el contrario fuera a despertar.
El parche que suprimía sus feromonas por completo, cortesía de su prima, le picaba incómodamente en el cuello. Pero al menos funcionaba.
—Realmente lo siento —dijo con aire culpable. El omega después de dos días había salido de su rutina, sin embrago debido al relajante muscular que le habían administrado al final, se encontraba dormido en ese momento. Claro, al día siguiente lo iba a ver pero no quiso esperar tanto tiempo y Lan DaJi justamente le había ofrecido un espacio a solas en lo que ella trataba algún asunto con su omega.
¿Como podría decir que no? Por supuesto que aceptó. En lo que el sirviente de Jiang Cheng se fue, él se quedó a sustituirlo. No había ningún motivo oculto. ¿De acuerdo? Simplemente velaba por el bienestar de su futuro omega.
Sin embrago, todo lo bueno llegaba a su fin rápidamente y la hora de la cena se acercaba y sabía que su tío no estaría feliz de saber que entró a una sala de descanso por lo que lo más sensato era, en retrospectiva, llamar a Lan Pei para que regresara a su trabajo.
Pero eso era... No se sentía del todo justo para Lan DaJi. Ya de por sí la pasaba mal alejada de su omega y si él podía darles aunque fuera un poco de tiempo, ¿Por qué no?
¿Ayudó el hecho de que debido a la repentina exposición a sus feromonas lo hicieran recordarla a ella y a su historia? Sí, pero no lo diría en voz alta. (Aunque todavía estaba asimilando uno que otro detalle que le parecía... Curioso)
Aunque bueno, tampoco podía quedarse con Jiang Cheng más tiempo. Mmh, que dilema.
No molestar a su prima pero tampoco dejar a Jiang Cheng desprotegido ¿Que debía hacer? Quedarse, por mucho que quisiera, no era una opción.
¿Otro sirviente?
No. No quería que cualquiera estuviera cerca, Lan Pei estaba calificado para servirlo (él ya estaba casado y marcado), ¿Cómo podría saber si había otro sirviente así de confiable?
Su mirada se dirigió de nuevo al omega durmiendo; los labios de Jiang Cheng se abrían ligeramente en pequeños suspiros... Mh esa no era una cara que cualquiera podía ver. De ninguna manera, ¿Verdad? No era... Ideal.
Si, era mejor que no lo vieran así.
¡Oh!
De hecho, podía evitarlo.
Con la respuesta al conflicto caminó con confianza hacia el omega y llevó una mano hacia sus cabellos. Le acomodó su fleco hacia un lado y habló: —Me tengo que ir, ya sabes, las reglas son las reglas. Tío no estará feliz si me quedo más tiempo.
No recibió respuesta, no la necesitaba. Sus ojos se posaron sobre esos bellos labios y no pudo evitar pasar saliva. Se veían tan apetecibles que inconscientemente se agachó para probarlos, sin embargo recobró el sentido común a tiempo y se detuvo a pocos centímetros de su rostro. En lugar de besar sus carnosos labios como deseaba, terminó por depositar un casto beso en la frente del menor.
—Descansa. Nos vemos mañana. —retrocedió.
Echó un vistazo para comprobar que todo estaba en orden y por fin salió cerrando detrás suyo.
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La obsesión de un Alfa
RandomLan XiChen y Jiang Cheng son comprometidos desde niños. XiChen, al no poder escoger su destino, crece teniendo cierta inconformidad al respecto. Por otro lado, Jiang Cheng crece teniendo cierto amor platónico por el contrario. Luego de varias circun...