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Tomioka jugaba nerviosamente con sus manos cuando su hermana llegó manteniendo una expresión bastante rígida en el rostro, mirando al menor como si estuviera a punto de jalarlo de la oreja y llevarlo muy lejos para castigarlo.

Sentía sus manos sudar al igual que el resto de su cuerpo, y aún así su mirada decidió dirigirse hasta Iguro, quien reposaba a un asiento de distancia, mirando a sus piernas sin hacer ningún movimiento.

Era como si estuviera ido, perdido en su propia tormenta tan interna que no es capaz de enfocarse en la realidad.

Era difícil, y Giyū entendía el estado del menor, quisiera poder acercarse un poco y ponerle una mano en el hombro para ayudarlo, pero simplemente no podía.

Su atención debía estar en otra parte, donde Tsutako lo observaba con expresión aguda y el director miraba la situación con bastante cansancio.

—Aún no ha contestado la señora Iguro... Nakime, ¿la notificaste?— El director habla, dirigiéndose a la mujer a un lado.

Nakime, quien mantenía un teléfono en su oreja en una llamada, simplemente asintió sin decir una palabra. Solo para regresar a su silenciosa conversación con quién sea.

—Bien.— El hombre mayor suspira, sobando su cuello.— Obanai, como tu madre acostumbra a no llegar cuando es llamada, te trataremos como siempre, ¿de acuerdo?

El niño solo asiente, acostumbrado a estar sentado enfrente del director por algún problema.

Sin embargo, su problema ahora es que jamás por algo así.

Claro, hacer alguna estupidez con Sanemi como saltarse alguna clase era permitido, no afectaba su promedio porque Iguro sabía cuando hacerlo.

Amenazar o burlarse de otro estudiante era lo más común, su madre ni siquiera parecía importarle el como trata a los demás.

¿Pero ser encontrados por un profesor tan dramático como Douma en medio de un beso con otro niño?

Su mamá ya le había advertido y dejado en claro que no le caía bien Giyū, ¿qué podría decirle cuando venga, y se informe? O cuando llegue a casa y le pregunte porqué la estaban citando.

Levanta un poco la mirada y se acomoda mejor en su silla, mirando al director a los ojos como siempre lo había hecho, pero esta vez había algo diferente en su seguridad; no había.

Tiene miedo, y "ser tratado como siempre" es ser hablado como si Obanai fuera su propia madre, no puede permitir verse tímido o afectado, Obanai debe responder y librarse él solito de sus propias consecuencias.

Era fácil. Siempre lo había hecho.

Pero pensar en su problema al llegar a casa no lo hacía enfocarse en el ahora.

—El Profesor de ética: Douma, los encontró a ambos en un salón de clases desocupado, manteniendo una cercanía bastante... inadecuada, por decirlo de alguna manera.— La forma en la que el hombre explicaba la situación lo hacía ver fácil, sus gestos eran casi como si no le importara lo que hacían los jóvenes.— ¿Es correcto, Obanai?

Se lame los labios y baja la mirada, no soportando la presión.

—S-Sí... pe-pero no era inadecuada, so-solo estábamos-.

•-Notas en clase-•GiyuOba•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora