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°•°•°•°

Sin muchos ánimos de seguir prestando atención Obanai comenzó a ver las anotaciones en el cuaderno de Giyū.

Había terminado de anotar todo en los dos cuadernos sin tomarse mucho tiempo, era bastante rápido a la hora de escribir y tampoco estaba interesado en la clase de este momento. Sí, era química pero el profesor Gyokko es tan malo que ni siquiera se tomaría el tiempo de escucharlo.

¿Qué tiene que ver su vida personal con la clase? Odiaba cuando su materia favorita era aburrida por la ineptitud del profesor, quería arrancarle la cabeza.

Dejo sus quejas de lado y prosiguió a ver el cuaderno de su compañero, dándose cuenta de inmediato que en lugar de tener un cuaderno para cada asignatura el azabache mayor tenía una especie de ensalada de materias.

¿Cómo pones Educación física en el mismo cuaderno de matemáticas?

Era bastante desordenado, a Obanai no le gustó para nada pero de todas formas sintió ternura al mismo tiempo, la imagen de Giyū enloqueciendo por no conseguir la clase de alguna asignación es bastante agradable en su mente.

Se dió cuenta de la caligrafía también, siendo bastante ordenada y bonita para alguien despistado. Anteriormente la había visto en las notas pero Iguro tenía la ligera sospecha de que intentaba hacerla mas legible tal y como lo hacía él, sin embargo se dió cuenta que ya era algo cotidiano la calidad en los trazos.

También observo que Tomioka hacía pequeños dibujos en los márgenes de las páginas, en su mayoría ojos y frutas, para Obanai eso le era bastante divertido.

No se considera una persona chismosa, en realidad solo un poco curiosa hacia Tomioka, con otra persona no se tomaría el tiempo de esto.

Cuando llegó al punto donde ya no había nada escrito en el resto de páginas volvió su atención al profesor quien estaba más ocupado enalteciendo su figura que dando una explicación concisa.

Ese tonto cara de pez.

Rodo los ojos mordiendo la parte trasera del lápiz de madera, saboreando levemente el sabor extraño del material. Fijó su vista nuevamente en el cuaderno y lo abrió desde las últimas páginas habiendo tenido un leve recuerdo de Tomioka escribiendo en aquella parte.

No espero gran cosa salvó de alguna queja hacia un profesor o el número de teléfono de su hermana, incluso pensamientos reprimidos del joven.

Lo que sea que haya imaginado Obanai no se comparaba con lo que vio al final.

¿Ese era un dibujo de él?

°•°•°•°

¹¡Iguro es tan lindo!

²Me gusta como se ve Iguro desde aquí.

³¿Ya seremos amigos? Espero que sí.

⁴Sus ojos son hermosos, los quiero ver siempre.

⁵¡Tsukako no me dejó dinero para dulces! No es justo.

⁶Me duele la muela.

⁷La mano de Iguro es taaan suave y pequeña, me gusta como se siente.

⁸Tengo hambre.

⁹Me gustaría ver a mi víborita por horas.

¹⁰Su voz es linda. 

¹¹Odio a la mamá de Iguro.

¹²Creo que debo dejar de escribir sobre Iguro.

¹³Odio química, pero Iguro lo hace sonar interesante.

¹⁴Iguro jamás acomoda las mangas de su suéter, siempre parece que todo le queda grande. Es tierno.

¹⁵Tengo sueño.

¹⁶Iguro huele a las flores de su jardín.

¹⁷Quiero abrazarlo otra vez, su cuerpo se siente bien.

¹⁸Iguro tiene mucha más fuerza de la que pensé.

¹⁹No me gustan los perros.

²⁰¿Por qué no dejó de pensar en Iguro?

²¹Odio la escuela.

²²Creo que me gusta Iguro.

°•°•°•°

Obanai no quiso leer más nada, dejo el cuaderno a un lado y miro un punto fijo de la mesa bastante nervioso y sorprendido sobre lo que sus ojos habían leído.

¿En serio Tomioka piensa todo eso de él? El rojo que pinta su rostro se oscurece aún más cuando se mira las manos y en efecto, jamás acomoda las mangas y deja que la tela cubra por completo sus dedos. Ni siquiera él mismo se había dado cuenta de ese detalle.

¿Yo le gustó? Se pregunta levemente en su mente sintiendo una especie de calor en el estómago, en la libreta dice que no está seguro pero la forma en la que escribe sus pensamientos sobre él le deja en claro que sí, muy posiblemente le gusta al cara de rata.

Siente emociones nuevas desde sorpresa, vergüenza y una rara sensación de felicidad en el pecho, es una calidez espesa que pasa de su pecho hasta el resto de su cuerpo que le impide molestarse o asquearse pues Obanai también tiene sus propios pensamientos hacia Tomioka.

Es decir, ha pensado cosas vergonzosas de él antes, como la vez que pensó que su cabello olía rico, que sus labios eran bonitos y visiblemente suaves y que la forma en la que sus mejillas engordaban cuando sonreía también era bastante linda de ver.

Sin hablar que siempre pensaba en sus ojos azules tan intensos como el Cobalto, del como
brillaban gracias a la luz del día y siempre parecían felices de verlo. Aquellos ojos siempre le daban sensaciones extrañas en el estómago, como mariposas.

¿Podría ser que a Obanai tambien le guste Giyū?

De pronto no pudo evitar voltear y mirar a Tomioka, se veía aburrido con su mano soportando su barbilla mientras miraba al estúpido profesor de Química en medio de sus delirios de grandeza.

Aún con su boba cara de sueño en un chico muy lindo...

El latido fuerte de su corazón le hizo pensar que acababa de correr un maratón. De pronto la idea de gustarle a Tomioka lo hacía avergonzarse al mismo paso que lo hacía feliz.

Sí me gusta un poco.

°•°•°•°

Cobalto (Co): Elemento metálico utilizado por su intenso color azul para teñir objetos.

Le agarre cariño a esto, escribo bastante rápidos los capítulos.

Para los que se pregunten las edades pues son niños, menores de 12 no son pero mayores de 15 tampoco.

Espero que les esté gustando, ¡muchas gracias por leer!

•-Notas en clase-•GiyuOba•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora