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—¡Madre, lo siento!
Pero era obvio para Iguro que eso no valía de nada, jamás valía de algo sus esfuerzos para disculparse o dialogar con su madre.
Por lo que no fue sorpresa cuando el sonido de una bofetada se escuchó en la sala, Obanai simplemente llevó sus manos a la mejilla afectada y se quedó parado, no pudiendo moverse por más que su cerebro se lo exigía.
Cuando su madre llegó a dirección estaba calmada, no hizo ningún comentario desubicado y ni siquiera alzó la voz, lucía tan tranquila que posiblemente engañó a los otros adultos, seguramente pensaron que, como siempre, la Señora Iguro no tenía ningún control sobre su hijo.
Pero era obvio para el menor que era una fachada calculada, casi como si lo sintiera quemando podía percibir la rabia hirviendo por debajo de la piel de su madre, esperando el momento exacto para estallar.
Y, obviamente, al llegar a casa y cerrar las puertas y ventanas para evitar la mirada chismosa de los vecinos, fue que la mujer pudo desbordar sus enojos sobre su hijo.
—¿'Lo siento', dices? ¿Tus acciones las piensas borrar solo con un 'lo siento'?— Se soba la mano, ocultando su diestra pues la misma se había tornado de un tono rosado por la fuerza ejercida.
—Y-yo... no estábamos haciendo nada malo. Al profesor Douma le gusta exage-.
Y, cómo si pasar todos sus años con su madre no fueran suficiente experiencia, el menor se sorprende cuando su madre le vuelve a golpear.
—¡Esto es el colmo de tus porquerías, Obanai!— El niño entendió que simplemente debía suspirar, y aceptar que no tiene derecho para hablar.— Te había dicho una y mil veces que tus gustos no son de mi agrado, mucho menos ese niño, y aun así osas de comportarte indecentemente con él. ¿Quieres avergonzarme? ¿Eso quieres?
—Ma-Madre, no... ¡no hemos hecho nada malo!
—Ahora besarse en la escuela no es nada malo, ¿en serio? ¿bajo esos valores yo te he criado? Si así te comportas a esta edad, no quiero saber como serás cuando estés más grande.
Obanai no era estúpido, sabía a lo que se refería su madre con aquella pequeña insinuación y por eso sintió su interior arder con mucha más humillación.
—So-Solo fueron... fueron unos besos...
—Besos que habías dado antes, ¿no? Me imagino que si tuviste el descaro de hacerlo en el colegio es porque lo hiciste antes en otro lugar, ¿o me equivoco?— El silencio por parte de Obanai fue respuesta suficiente.— Ja, seguramente ese niñito no es el único, ¿lo hiciste con otros más?
—Cl-Claro que no, madre-.
—¡Por supuesto que sí!— Ella misma lo interrumpe al responderse.— Te conozco, apuesto que la razón por la que no tienes amigos es esa. Nadie quiere acercarse a tí.
Nuevamente, Iguro no contesta, no tiene animos de discutir con ella, su pecho duele y arde de una manera que le es difícil de explicar.
Estaba asustado, no quiere seguir escuchando a su mamá pero no tiene de otra en estos momentos. Simplemente suspira, lleno de molestia y algo más, sintiendo vergüenza de si mismo y de lo que había hecho.
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•-Notas en clase-•GiyuOba•
FanfictionNotas escritas por dos enamorados. °° °° °° °° °° °° °° °° °° ×AU ESCOLAR× Obanai y Giyū son estudiantes. °° °° °° Capítulos cortos. Actualizaciones rápidas. °° °° °° °° Si no te gusta este ship, eres libre de irte sin dejar malos comentarios. ¡So...
