•-Notas en clase-•GiyuOba•

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Hola.

Perdón por la mordida.

No sé que le pasó a Kaburamaru, él jamás nos ha mordido a mi madre o a mí. No se me ocurrió pensar que no estaba acostumbrado a las visitas.

También perdón si fue incómodo hablar con mi mamá, ella es muy dura con las palabras. No eres un completo llorón, solo un poco.

Sé que tu hermana se enojo conmigo, le pido disculpas a ella también. No fue mi intención que mi madre se saliera de control, no supe cómo contenerla.

Lamento que la reunión haya salido tan mal, Tomioka. Voy a terminar el cohete y bueno, entiendo si no quieres hablarme después del proyecto.

Le haré caso a tus sugerencias en la decoración, el verde, amarillo y rojo no se ven taaan malos juntos.

Lo siento otra vez, Tomioka.

-Obanai.

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Tomioka tenía la mano derecha vendada ese día, no pensó que una serpiente no venenosa fuese tan fuerte a la hora de morder.

En este momento estaba en su pupitre del fondo observando la nota que le había dado Iguro, no estaba enfadado en lo absoluto. Todo fue un accidente.

Se acercó mucho a Kaburamaru cuando estaba comiendo, hasta un perrito reacciona violento si siente que le quitarán la comida.

Giyū empezó a llorar por la mordida tonta, era doloroso y aunque su llanto era silencioso las lágrimas parecían cascadas. Obanai se alteró y llamo a su madre en busca de ayuda pero la mujer fue muy negligente con las palabras y acciones, era muy denigrante conversar con ella.

Tomioka no pudo evitar sentirse afligido por saber que la madre de su amigo también era así con él, lo noto en el momento que piso la casa. Ahora entiende el por qué de la actitud un poco agresiva de Iguro, copio esa cualidad de ella.

Igualmente la progenitora de su amigo no fue la única que estuvo mal, Tsukako tampoco actuó de una manera tranquila cuando vió a su hermanito llorando con la mano vendada por la mordida de una serpiente mientras una mujer se burlaba de su debilidad, ¿qué hermana mayor no se enfadaría?

Fue una discusión entre las féminas que Tomioka no tenía el valor de detener e Iguro parecía estar en su propio mundo mientras veía asustado a su mamá.

Sintió que volvería a lagrimear por recordar el día anterior, miro a Obanai sentado en la primera fila y se veia bastante deprimido. Con su la cabeza escondida en sus brazos pareciendo dormir.

Giyū quiso levantarle los ánimos.

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