El club nocturno estaba envuelto en luces rojas y el humo de cigarros caros. Hombres vestidos de negro ocupaban los sofás de cuero, con sus miradas frías y calculadoras. En el centro de todo, en el trono del infierno, estaba Mikey, el líder de Bonten, su expresión impasible mientras bebía lentamente de su vaso de whisky. A su lado, Sanzu jugueteaba con su navaja, entretenido en sus propios pensamientos, mientras Rindou y Ran Haitani discutían en voz baja sobre un negocio fallido.
Esa noche, tenían una reunión con uno de sus socios más rentables: Igor Petrov, un traficante de mujeres y betas que llevaba años abasteciendo los burdeles y subastas clandestinas de la ciudad. Un hombre alto y robusto, con cicatrices recorriendo su piel pálida y una sonrisa torcida que no inspiraba confianza.
-Entonces, ¿qué traes esta vez? -preguntó Kakucho, con los brazos cruzados.
Igor sonrió, mostrando dientes amarillos por el tabaco.
-Un buen cargamento de betas jóvenes. Limpias, sumisas y bien entrenadas. Como siempre, calidad garantizada.
Sanzu soltó una carcajada.
-Qué aburrido. ¿No tienes nada más especial? -giró la navaja entre sus dedos, aburrido-. Ya casi no quedan omegas en este mundo, pero sería interesante ver algo distinto, ¿no?
Igor negó con la cabeza, fingiendo una expresión decepcionada.
-Los omegas son como diamantes en bruto... demasiado escasos y caros incluso para nosotros.
-Lo dudo. -Mikey habló por primera vez en la reunión, su voz tan calmada que era casi escalofriante-. Llévanos al sótano.
El traficante tragó saliva y asintió. Guiándolos por un pasillo estrecho, descendieron por una escalera metálica y llegaron a un subterráneo oscuro y húmedo. Las celdas alineadas a los lados contenían mujeres betas, algunas en silencio, otras lloriqueando en sus rincones. La peste a orina y miedo impregnaba el aire.
-Elige las que quieran. Todas están listas para ser vendidas.
Ran suspiró, inspeccionando con desgano a las chicas.
Pero entonces, un sonido distinto interrumpió la monotonía.
Un suave sollozo, frágil pero desgarrador, resonó desde una celda alejada, casi oculta en las sombras.
Junto con ese sonido... llegó un aroma.
Dulce. Irresistible.
Un aroma imposible.
Sanzu se quedó congelado. Rindou frunció el ceño, mirando a su alrededor. Mikey entrecerró los ojos, como un depredador oliendo a su presa.
-¿Qué es eso? -preguntó Kakucho, su tono tenso.
Igor, repentinamente nervioso, intentó desviar la atención.
-Nada, solo una prisionera sin valor. Una beta rebelde. No vale la pena-dijo apresurado, bloqueando el camino.
Mikey se movió antes de que pudiera reaccionar.
Con un solo paso, se acercó a la celda y la golpeó con fuerza, haciendo que la puerta de metal rechinara.
Y ahí, en la penumbra, la vieron.
Una joven de belleza imposible.
Piel perfecta, facciones casi etéreas, con ojos grandes y húmedos llenos de miedo. Su cabello caía en suaves ondas desordenadas, y su pequeño cuerpo temblaba por el frío y el miedo.
Pero lo que los hizo enloquecer no fue solo su aspecto.
Era su olor.
Dulce, embriagador, tan potente que les golpeó el cerebro como un golpe de droga pura.
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❤︎෴𝚄𝙽𝙸𝙲𝙰෴❤︎═══𝗬𝗔𝗡𝗗𝗘𝗥𝗘♕︎B𝙤nt𝙚n (o𝕞𝕖𝕘𝕒𝕧𝕖𝕣𝕤𝕖)
FanfictionEn un mundo donde los omegas casi han desaparecido, Clara es un milagro. O una maldición. Cuando Bonten la encuentra, la convierten en su posesión más valiosa. Mikey, Sanzu y los demás caen en una obsesión enfermiza, dispuestos a todo para retenerla...
