El aire de la mansión Bonten era denso, impregnado de una tensión que Clara no lograba ignorar. El sonido bajo de voces masculinas se filtraba por debajo de las puertas, sus discusiones sobre los negocios, las estrategias, las decisiones. Pero Clara no formaba parte de ese mundo. Era solo una figura, un accesorio que se arrastraba por las sombras de un imperio que no entendía. La belleza que la había hecho tan deseada se estaba convirtiendo en una prisión, una prisión hecha de miradas posesivas, de deseos que la hacían sentirse como un objeto, algo que no podía controlar.
Mikey la había enviado a cambiarse. Ella sabía lo que eso significaba. La espera, las miradas, el vestido perfecto. Koko y los demás ya habían elegido algo para ella, algo que la haría brillar en la reunión. Algo que, aunque cómodo, no le dejaba espacio para sentir que aún controlaba su cuerpo, como si ya no le perteneciera del todo.
Subió las escaleras, con pasos ligeros, sintiendo la mirada de los hombres sobre su espalda. Cuando llegó a la puerta de su habitación, dudó por un momento antes de abrirla. Un rápido respiro, casi como si tratara de prepararse para lo que vendría, y entró. El vestidor estaba lleno de trajes y vestidos que Koko y Mikey habían mandado traer, todo para asegurarse de que su presencia fuera lo más deslumbrante de la noche. Pero Clara no sentía que esa fuera su elección. Ni siquiera sabía si podía llamarlo "elegir".
Comenzó a quitarse lentamente la ropa, aún con la sensación de que cada prenda que dejaba atrás la alejaba más de sí misma. La tela de sus ropas caía suavemente al suelo mientras se aproximaba a un vestido largo de seda negra. Era ajustado, ceñido a su cuerpo de forma casi desesperada, como si la tela quisiera ser parte de su piel. Un escote profundo, una falda que se ajustaba a sus caderas y caía en una línea perfecta hasta el suelo. Era hermoso, sí, pero también representaba una transformación que Clara no podía evitar.
Mientras se desnudaba, el crujido de la puerta interrumpió el silencio. Un sonido tan suave, pero suficiente para que Clara levantara la vista. Kakucho. Su rostro calmado, su mirada siempre controlada, pero esta vez, algo había en sus ojos que Clara no alcanzaba a entender. Se quedó allí, en el umbral de la puerta, observándola. No entró, no dijo nada. Pero su presencia fue suficiente para hacer que Clara se sintiera como si estuviera atrapada, expuesta, sin poder escapar de su mirada.
El aire en la habitación cambió en un segundo. Clara no dijo nada, simplemente se quedó allí, con las manos aún sobre el vestido, sin saber si debía vestirse de inmediato o si tenía que decir algo. Kakucho no la miraba como los demás, no la miraba con el deseo obvio que ella ya había aprendido a reconocer en las miradas de los otros miembros de Bonten. Pero había algo en su mirada, algo en la forma en que la observaba, que la hacía sentir pequeña. No era solo posesión, no era solo el deseo de tenerla, era algo más profundo, algo más inquietante.
-¿No vas a ponértelo? -dijo Kakucho, con su voz baja, casi como un susurro. No se movió. Se quedó allí, en el umbral de la puerta, con una calma que le parecía demasiado controlada, demasiado contenida. Era esa calma lo que lo hacía peligroso. Era como si estuviera midiendo cada uno de sus movimientos, esperando a que Clara cometiera algún error.
Clara sintió que sus piernas se tensaban. La presión de su mirada era como un peso sobre su pecho. Quiso responder, pero sus palabras se atoraron en su garganta. En lugar de eso, se apresuró a ponerse el vestido, con la esperanza de que eso aliviaría un poco la incomodidad de la situación. Pero al hacerlo, su mente no dejaba de repetirse que, en el fondo, el vestido no era lo que realmente estaba cambiando. Era la forma en que Kakucho la estaba mirando, como si fuera un objeto que solo él podía poseer, algo que debía ser reclamado de alguna manera.
Kakucho no se movió mientras ella se vestía. Sus ojos no dejaban de seguir cada uno de sus movimientos. Clara lo sentía, aunque no lo mirara directamente. La tensión entre ellos crecía, casi palpable, como si algo estuviera a punto de romperse. Cuando finalmente terminó de ponerse el vestido, Kakucho dio un paso adelante, cruzando la distancia entre ellos con una precisión que casi parecía estudiada. Su presencia la envolvió, y Clara, aunque se esforzaba por mantenerse firme, sintió cómo su respiración se aceleraba involuntariamente.
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❤︎෴𝚄𝙽𝙸𝙲𝙰෴❤︎═══𝗬𝗔𝗡𝗗𝗘𝗥𝗘♕︎B𝙤nt𝙚n (o𝕞𝕖𝕘𝕒𝕧𝕖𝕣𝕤𝕖)
FanfictionEn un mundo donde los omegas casi han desaparecido, Clara es un milagro. O una maldición. Cuando Bonten la encuentra, la convierten en su posesión más valiosa. Mikey, Sanzu y los demás caen en una obsesión enfermiza, dispuestos a todo para retenerla...
