Drake me observaba sorprendido, con su ceño ligeramente fruncido.
—¿Por qué? —Preguntó.
— ¿Por qué, que?
—Me has besado —Explicó.
—No hice eso —Murmuré.—Tal vez estés alucinando.
—Phoenix. —Gruñó—No intentes hacerte la desentendida, sabes perfectamente lo que hiciste.
—Debes de tener fiebre —Toque su frente.
—Sabes lo que hiciste
— Entonces no preguntes estupideces, si ya sabes que paso —El beso había sido un impulso que no planee y el hecho de que él quisiera una respuesta era molesto y vergonzoso.
El ruido de la puerta principal al abrirse, interrumpió el incómodo ambiente que provocó mi confesión.
– Cenaremos pizza –Habló mi prima, con una sonrisa cómplice que desapareció cuando ella entro en la cocina.
— ¿Qué hacían? —Arturo preguntó, sentándose aún lado de Drake.
—Nada —Contestamos al unísono. Arturo tomó un control de la consola mientras sonreía con picardia. Me levante de allí, con la mirada de Drake siguiendo mis movimientos.
Entre en la cocina, dónde Sofía preparaba un jugo de naranja natural, tomé la caja de pizza dejarla sobre me la mesa.
— Dile a los chicos que la comida esta lista —Pidió ella, dándome un pequeño empujón afuera de la cocina.
—La mesa esta lista —Informé cortante, para volver adentro de la cocina y tomar asiento al frente de
mi prima. Arturo se ubicó al costado de su esposa mientras que Drake lo hacía aún lado mío.— Me encanta la pizza —Sofía inicio una platica dónde Arturo la segundo.
—¿Estás bien? —Pregunté hacia Drake, al notarlo más callado de lo normal.
—Sí —Despeino su cabello —Sólo estoy cansado.
—No sabes tan mal —Le avisé cuando noté el desagrado con el que miraba la pizza.
—Odio la pizza —Susurró en mi oído.
Estuve apuntó de gritar por la sorpresa sin embargo, su mano cubrió mi boca para evitarlo.—No lo hagas. —Me regañó, aún susurrando— Mantén la calma y no grites
—¡No se esten toqueteando enfrenté de nosotros! —Chillo Sofía, lanzándome una servilleta. Drake dejo de susurrar en mi oído.
–No hacíamos eso, mal pensada —Mis mejillas se tornaron rojizas. Arturo soltó una carcajada mientras le daba palmadas en la espalda a Drake como felicitaciones.
—Claro, como si te creyera —Me giño un ojo de forma traviesa.
—Sofía —Le Advertí, mientras ella soltaba otra carcajada.
—Oye, pero si no has probado ninguna rebanada de pizza —Sofía se dirigió a Drake — ¿Se te quitó el hambre y ahora tienes ganas de hacer otra cosa? —Preguntó aún con un tono pervertido.
—No tengo hambre —Respondió con incomodidad.
— ¿Seguro?, porque esta pizza esta deliciosa. —Habló Arturo.
—Seguro —Respondió Drake, poniéndose de pies. No entendía porque simplemente no decía que no le gustaba la pizza — Permiso
—Síguelo, creo le has provocado una erección. —Arturo habló con su boca llena, mientras veíamos a Drake alejarse de allí.
—¡Arturo! —Reclamé.
—No olvides que no tienes que gritar tan fuerte. Los vecinos ya vinieron a reclamar el otro día —Sofía siguió su juego.
—Ahora entiendo porque están casados —Me puse de pies para también retirarme de allí — son tal para cual.
—No olvides el preservativo! —Pidió mi prima cuando empecé a caminar.
Entre en el pasillo para ir al baño donde realice mis necesidades básicas y cuando quise regresar al salón, me detuve en medio del pasillo al notar la puerta de una habitación abierta, misma dónde Drake estaba recostado en una cama, con su mirada fija en el techo. Antes de que notará mis presencia ahí, seguí caminando.
— ¿Ya tienes sueño? –Me preguntó Sofía, cuando entre de nuevo en la cocina. Asentí con mi cabeza, en realidad si tenia sueño, aún no me acostumbraba a dormir en casa de Drake por lo que me dificultaba dormir temprano por las noches.
—Está bien, esperame un momento para irnos juntas. Hoy dormirás conmigo
— ¿Qué dices, dónde quedó yo entonces? —Se quejo Arturo.
—Ya tendremos tiempo para dormir juntos, amor. —Sonrió Sofía. —Hace mucho no comparto con mi prima.
Aquelloera verdad, sin embargo no me fascinaba mucho dormir con ella porque Sofía era un desorden durmiendo, la última vez que dormi con ella, había amanecido tirada en el suelo mientras ella estaba ocupando todo el colchón.
—Tienes razón, amor —Arturo beso la frente de Sofía y luego la mía – Buenas noches chicas.
–Buenas noches –Sonreí.
–Hasta mañana amor–Contestó Sofía.
Caminamos hacia su habitación, dónde ella me paso unas prendas para dormir que consistía en un mini short de algodón y una blusa de tiritas, como si no hiciera frió.
[***]
Me moví incómoda en la cama, debían ser las tres de la madrugada aproximadamente y no podía reconciliar las ganas de dormir, pues mi prima tenía toda las sábanas para ella, rodeándola mientras que yo estaba descubierta, con el frío calando mis huesos. Arturo merecía unas felicitaciones para soportar eso.
Me levanté con cuidado de la cama, procurando no despertarla. Salí de la habitación con intensión de ir al baño, sin embargo, una vez más la puerta de la habitación dónde Drake dormía, estaba abierta. Me fue imposible no recordar el día que dormimos juntos porque fue el primer día que dormí bien en su casa.
Abracé mi cuerpo con mis brazos para protegerme del frío antes de entrar allí adentro, busqué con la mirada a Arturo, pero él no estaba en esa habitación.Volví a mirar a Drake, quién estaba acostado de un costado con una sábana cubrendko su cintura. Sabía que estaba él solo estaba utilizando un bóxer. Cerré la puerta de la habitación para luego sentarme en la cama, con delicadeza. Me acosté a su lado y subí la colcha hasta mi hombro, sintiendome mucho mas cómoda.
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Mi esposo gruñón
Подростковая литератураUna noche desenfrenada provocó que un matrimonio entre dos personas desconocidas se realizará. Phoenix sólo podía preguntarse una cosa: ¿Por qué de todos los chicos que habían esa noche tuvo que ser él quién se convirtiera en su esposo. Un chico bo...