Capitulo Cuatro

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Lo primero en lo que me percate esa mañana, fue en la ausencia de Drake en la habitación pues lo más probable era que estuviera ya en su trabajo y por esa razón no estaba junto a mí.

Después de tomar una ducha, me asegure de vestirme con la ropa más abrigada que encontré pues allá afuera estaba lloviendo. Los planes que tenía para esa tarde, era mirar películas románticas mientras bebía una tibia taza de chocolate, sin embargo esas intensiones fueron interrumpidas en el momento que, los gritos de un hombre desde afuera de la casa, se hicieron presente. Abrí la cortina de la ventana para ver de quién se trataba, miré con atención al
guardia de la casa, quién estaba poniendo una caja de cartón en la calle. Salí afuera sin importarme que estuviera lloviendo para averiguar lo que estaba haciendo.

— ¿Qué haces? — Pregunte. John dio un pequeño salto en su lugar por la sorpresa que le dio mi repentina aparición.

—Encontré aún perro, estaba mojado así quise hacerle un refugio con esa caja para que se metiera ahí. —Sonrió tras apuntar adentro de aquella caja, dónde estaba aquél cachorro.

— Pero que cosa más linda — Tomé al cachorro en mis manos, provocando que John soltará una pequeña risa. —Lo llevaré adentro.

-— No creo que al señor Drake le agrade la idea —Murmuró mientras ponía su paraguas sobre mi cabeza para evitar que me empapara — Es mejor que usted entré, esta lloviendo mucho.

— Lo haré pero antes quiero pedirte que no le digas a Drake sobre el cachorro —Asintió de inmediato — y tu deberías entrar en la cabina o terminas con un resfriado.

— Cómo usted diga, señorita. —Habló con amabilidad. Di media vuelta para regresar de nuevo a la casa pero esta vez con el perrito en mis manos, ahora ambos estábamos mojados.

— ¡Señorita Phoenix! —Hannah exclamó con horror al ver mi ropa empapada por la lluvia.

— Tranquila, ahora me voy a cambiar de ropa, pero antes, mira lo que encontró John afuera —Ella abrió sus ojos sorprendida, palideció un poco antes de negar con su cabeza.— Sé lo que dirás, pero trataré de ocultarlo de Drake hasta que hable con él, no te preocupes.

— Está bien —Aceptó, aún no muy covencida — ¿Necesitará algo?

— Sí, el cachorro debe de estar muriendo de hambre, ¿No tendrás  comida por ahí ?

—Veré que consigo —Respondió, para luego ingresar en la cocina.

Subí corriendo las escaleras con cuidado, lo menos que necesitábamos era resbalar de las escaleras. Una vez que estuve en la habitación, sequé al cachorro con una toalla antes de hacerlo conmigo misma. Minutos después Hannah lo alimento y cuando terminó de hacerlo, comencé a jugar con pero, tirandole una pequeña pelota de plástico para que saliera en su búsqueda y la trayera dé vuelta.

El cachorro me quito la pelota de las manos y salió corriendo hacia la cocina. Me gire riendo, risa que se borro al ver a Drake entrando por la puerta principal.

—¡Drake! —Chille del susto provocando que él se sobresaltara — ¿Qué haces aquí?

— Yo vivo aquí —Se quitó su chaqueta y la colgó en el perchero que estaba al lado de la puerta —¿Estará ya el almuerzo?, muero de hambre.

Me esquivo para poder ir a la cocina pero me adelante abrazándolo por su cintura. Sentí su cuerpo tensarse, lentamente para luego girarse a verme.

— ¿Qué haces? —Murmuro extrañado.

—Se le llaman abrazos —Apreté mas mi agarre cuando vi al cachorro salir de la cocina con la pelota en su boca.

— Phoenix — Advirtió Drake —  ¿Qué ocurre?

— Sólo abrázame —Me queje. El cachorro comenzó a caminar hacia nosotros. — Ven, acompañame arriba

Frunció su ceño antes de soltarse de mi agarre.

— ¿Qué hiciste ahora?. Dímelo

— ¡Nada! — Grite al mismo tiempo que el cachorro soltaba un ladrido, intenté que mi grito se escuchara más fuerte.

—¿Segura? — Preguntó examinado mi cara con su mirada.

El perro comenzó a ladrar una vez más, esta vez sus ladridos eran dirigidos hacia Drake. Él abrió sus ojos girándose para ver al causante de la bulla.

— ¿Qué es eso? —Gruñó mirando con desagrado al animal.

— Un perro —Sonreí inocente.

—Sé que es un perro pero explícame que esta haciendo aquí.

— Bueno, tú preguntaste que era así que para la próxima has bien la pregunta —Dije tratando de cambiar el tema.

— ¡Phoenix! —Gritó haciéndome
sobresaltar en mi lugar — Saca a ese animal de aquí.

—Pero está lloviendo, no es justo que los eches así —Me queje.

—Da igual, sacalo de aquí — Finalizó para subir la escalera.

— ¡No lo hare, Drake! — Alcé mi voz para que me oyera desde arriba.

— Entonces lo hago yo — Bajó corriendo las escaleras. Tomé de inmediato al cachorro.

—Ni se te ocurra — Lo apunte cuando se detuvo al frente mío.

—No me desafíes —Advirtió. — Ahora dame eso.

— No es justo — Insistí. — Tú no estás en todo el día, yo estoy sola en ests casa y no tengo con quien divertirme.

— Phoenix...—Se sentó conmigo en el sofá. — Tú puedes salir a divertirte con tus amigos

— ¿Cuales amigos? —Me puse de pies bufando — No los he visto en todo el verano.

— Está bien —Acepto entre dientes.—
Puedes quedarte con esa cosa.

—¿Cómo dices? —Lo mire incrédula.

— Lo que oíste pero estará aprueba por unas semanas, si es demasiado travieso lo regalaras.

Un grito de alegría salió de mis labios, me lancé a sus brazos rodeando su cuellos con mis manos

— Ya te enseñe lo que es un abrazo, ahora tienes que aprender a corresponderlo. — Tomé sus brazos y lo puse alrededor de mi cintura.

— Phoenix... — Murmuró removiéndose debajo de mi.

— ¿Qué? — Gire mi cara hacia la izquierda para poder mirarlo. Mala idea, él ya me estaba mirando, cosa que provoco que mi nariz rosara con la suya.

Nuestros ojos se veían mutuamente, no se cuando empezó pero mi cuerpo y el suyo se estaban acercando más de la cuenta. Tanto que nuestras frentes se juntaron con delicia mientras sus manos se acomodaban mejor en mi cintura.

—El almuerzo está servido —Anunció Hannah interrumpiéndonos.

Drake se puso de pies enseguida casi haciéndome caer, murmuró algo no entendible y subió las escaleras.

Mi esposo gruñón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora