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Había imaginado que cuando Kangin se refería a su casa, lo decía por un céntrico, espacioso, neutro y elegante departamento de soltero. No a una casa estilo minimalista en medio de los suburbios. No sabía que pensar sobre eso.

En cuanto las puertas se abrieron, se dejó ver un hermoso jardín, era pequeño pero bien distribuido y el garaje solo tenía cabida para dos autos. El que Kangin manejaba ahora y un clásico que se encontraba del lado derecho del garaje; lo que se le hizo más raro; porque Kangin parecía ser de una posición económica más que acomodada.

Jungsoo no podía dejar pasar ni un detalle, estaba siendo analítico antes que le pasara lo de la noche anterior, cuando casi perdió los sentidos estando en brazos de Kangin. Si todo era mentira, seguramente esta no sería su casa. Él también lo había engañado la primera vez haciéndole que lo dejara en otra dirección que no era su departamento, Kangin podría estar haciendo lo mismo.

Iba caminando a su lado rodeando la casa para entrar por la puerta principal cuando un gran labrador se acercó a ellos corriendo y ladrando hacia donde estaban. La reacción de Jungsoo fue refugiarse en los brazos de Kangin, pues en su vida jamás había tenido la experiencia o el lujo de tener un perro; ni siquiera de pequeño tuvo ese sueño.

Su familia era muy numerosa y al ser el menor, las cosas usadas le venían mejor que nada. Su familia no podía darse el lujo de tener un perro. De ahí el miedo que estos le generaban, nunca había estado tan cerca de un animal; ni siquiera en un zoológico.

Si tenía dudas, la escena con Kangin encuclillas acariciando al labrador dorado mientras este le daba grandes lamidas, le confirmo que no le mentía. Este era su hogar. Lo cual lo desconcertaba a un más.

Su cuerpo se tensó cuando el animalito dejo de lamer a su amo para concentrarse en él. Se paró sobre sus patas traseras alcanzando su cara y lamiéndole esta, lo que Jungsoo gimió tratando de ocultar su temor. Entre risas Kangin le quito al animalito de encima, lo tomo del brazo y lo guio dentro de su casa.

Realmente la casa no era muy grande, pero si tenía un toque de hogar que no pasó desapercibido por Jungsoo, pues era tan diferente a lo que estaba acostumbrado a rodearse. Seguía siendo extraño que a Kangin le gustara vivir en ella.

- Bienvenido a mi hogar Jungsoo. – Kangin le ayudaba a quitarse el abrigo.

- Gracias.

- Mi casa es tu casa. – agrego con una sonrisa Kangin.

- Puedes prestarme tu baño. – Jungsoo sentía la baba del perro en su rostro.

- Claro, está por allá. – le señalaba un pasillo cercano a las escaleras -. Y la cocina por acá. Búscame ahí cuando termines. - Jungsoo solo asintió.

Suspirando, Jungsoo cerró la puerta del baño y se recargo en ella. Lentamente camino hasta el lavabo y apoyó las manos en el mirándose al espejo.

- ¿Cómo es que siempre cedo? Es cierto que Kangin es un hombre imponente, desde luego. Incluso agradable y algo desconcertante. ¿Pero qué quiere realmente?

Jungsoo nunca había sido objeto de tal admiración e insistencia por alguien, mucho menos alguien como Kangin que parecía importante. Y luego estaba el hecho que siempre terminaba por responder a sus caricias, sus insinuaciones, le encantaba esa forma que tenia de ser tan divertido como niño a veces y otras tan seductor como playboy.

Le estaba gustando mucho Kangin y eso ya no lo podía negar. Y lo confirmaba que estuviera en su casa dispuesto a cenar con él y cualquier cosa que sucediera después. ¿Sería una tontería empezar a hacerse ilusiones? ¿Peligroso cuando tenía a una persona totalmente desconocida? ¿Su acosador? Esas preguntas cada vez quedaban más relegadas conforme le iba gustando lo que se le mostraba.

LOST HEART ➞[sichul]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora