Conocí a Audrey en el taller de música.
Todos estaban tratando de tocar la canción escrita en las partituras entregadas por el profesor Greenberg, por lo que el salón estaba repleto de el sonido de cuerdas de guitarra siendo sonadas y casi no me dejaban concentrarme en lo mío.
Nunca me había parecido tan fastidiosa la canción de 'Jingle Bells' hasta que nos pusieron a practicarla en la clase aquel día.
Tenía que admitir que se me facilitaba la guitarra, pero con tantas personas que no sabían diferenciar el acorde de sol mayor con el de sol, me daban ganas de estrellar mi instrumento contra sus cabezas hasta que entendieran la diferencia. Y odiaba que las personas que no tocaban bien, eran justo las que más hacían que su instrumento se oyera.
"Disculpa" escuché una melodiosa voz interrumpiendo mis pensamientos negativos y levanté la cabeza encontrándome con un rostro tranquilo adornado de una suave sonrisa. "¿De casualidad, tienes los apuntes de todas las clases?" me preguntó con una extraña formalidad que no era muy común en estos días, me hubiera reído si no estuviera tan fastidiado.
Asentí con la cabeza sin decir nada y ella seguía aún con la sonrisa tímida.
Era alta, tal vez unos diez centímetros más pequeña que yo, pero su estatura no era baja; era muy delgada y su piel era blanca. Tenía unos hermosos ojos castaños y un cabello del mismo color que su mirada, que caía sobre su espalda en hermosas ondas; además, unas pocas pecas adornaban su delicado rostro. Parecía una muñeca de porcelana y se veía tan frágil.
"¿Me podrías prestar tu cuaderno?" sin responder algo, busqué entre mi mochila hasta que encontré aquel cuaderno anaranjado y se lo extendí. "Gracias" se sentó enseguida de mi, sin hablar y comenzó a copiar todo lo que había escrito; una vez terminado me lo entregó y volvió a agradecerme.
Volví mi vista a mi guitarra y continué tocando la melodía, ahora más fluido que antes. Pero el sonido de algo desafinado me hizo voltear mi cabeza hacia un lado, deteniendo lo que estaba haciendo.
La chica 'sonrisas tímidas' estaba tratando de tocar la melodía, concentrada en las partituras pero con el ceño fruncido. Volvió a tratar de tocar el acorde indicado pero falló y soltó un bufido, cansada.
"Estás presionando Si" ella se giró hacia mi, aún con el ceño fruncido "Debes de tocar La, pero estás tocando Si" le aclaré y me acerqué a ella, moviendo el dedo que estaba en mal posición en donde debería de estar y le indiqué que tratara ahora; cuando tocó el acorde, se escuchó bien.
Iba a decirme algo pero otra voz la interrumpió.
"Ahora vuelvo muchachos, sigan practicando" ordenó el maestro y salió del salón, pero todos lo ignoraron por estar clavados en sus instrumentos.
Vi como la chica de a mi lado reposaba la guitarra en sus piernas y sacaba su celular, haciendo quien sabe qué; por lo que no pude evitar mirarla encarnando una ceja y ella al darse cuenta de que la miraba subió su mirada hacia mi.
"Veo que alguien ama esta clase" dije y ella se rió, negando con la cabeza.
"Odio esta la clase" corrigió con una sonrisa amable plasmada en su rostro.
"¿Entonces, por qué estas aquí?" le cuestioné, por que ya se me había hecho raro que una mujer estuviera en esta clase -ya que todas estaban en cualquier taller menos este-.
"No tenía de otra. Entré a violín, pero los horarios me fueron imposibles y ya era demasiado tarde para cambiarme a algún deporte, por lo que el maestro me propuso entrar a guitarra... ¡Gran error! No se me da el estúpido instrumento" se quejó y sonreí.
Ahora veía que las apariencias engañan, por que parecía la típica chica aplicada y obsesionada por sacar buenas calificaciones; en conclusión, una nerd.
Después de ese día, Audrey y yo nos comenzamos a juntar en aquella clase, siempre para burlarnos del profesor o platicar de las desventajas de la escuela; aunque al final, ella siempre tenía que sacar al menos un pensamiento positivo sobre todo.
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what she did «Shawn Mendes»
RomantikSiempre deseé un cambio en mi vida, algo que pudiera cambiar a esta persona tan rota en algo nuevo... y ella lo logró. Audrey aún con toda su inocencia y esa ternura que irradiaba, logró conquistarme. Pero ella me lo advirtió. "Puedo herirte" "Yo ta...