10

61 2 0
                                    

Cuando tenía 8 años la novia de mi padre me dejó usar la estufa para 'cocinar' y yo decidí hacer un postre, pero para esto necesitaba hervir la leche; sin ningún aviso eché mucha leche en una olla y esperé a que hirviera.

La mujer se había desaparecido y yo comencé a jugar con mis muñecos mientras esperaba, pero después de un tiempo me olvidé de la leche. Minutos después vi como de la olla comenzaba a desbordarse la leche y corrí a apagar el fuego, pero no dejaba de salir el líquido.

La vieja me regañó, yo lloré y mi padre hizo la receta conmigo, obteniendo un mejor resultado.

Pero fue curioso como todo parecía bien por un momento, aparentaba ir en la dirección correcta, pero en un pequeño momento todo se tornó en un desastre.

Así me sentí ese jueves.

"Me iré a sentar a mi lugar, nos vemos luego" se despidió Audrey, dando un último apretón a mi mano antes de sentarse en su asiento designado por el profesor y yo me fui al que me había tocado.

Iba la mitad de la clase cuando la vi acercarse al profesor a pedirle algo en voz baja; yo no escuché, pero eso no le gustó al viejo, por que gritó "No tienes permiso para nada, en mi clase nadie sale hasta el timbre, ya sabes como es".

Algo no andaba bien.

Ella se sentó pero después de unos cinco minutos ella se puso de pie con todo y mochila, saliendo sin permiso del salón. El profesor dijo algo sobre bajarle puntos pero no alcancé a escuchar por que yo también agarré mis cosas y salí del salón.

Audrey salió por la puerta que guiaba al estacionamiento y corrí hacia ella, preocupado. Cuando la alcancé la vi agitada y más pálida de lo normal.

"¿Estás bien, Audrey?" le pregunté y ella dio media vuelta, la vi abrir la boca para decir algo pero se desplomó ahí mismo y yo solo alcancé a agarrar su cabeza para que no pegara contra el suelo.

Como pude la coloqué en mis brazos gritando su nombre para que reaccionara, pero al no hacerlo la levanté y me la llevé corriendo a mi auto.

Llamé a su madre desde su celular y ella me indicó a que hospital llevarla.

Todo parecía ir bien y de repente, todo explotó.

Esperé en el hospital una hora hasta que me dejaron entrar, después de que sus padres la checaran y hablaran con ella. Ellos al salir solo asintieron con la cabeza y su mirada de alivio trajo solo un poco de tranquilidad.

Entre a su habitación y la encontré acostada con sus ojos fijos en el televisor, con cables conectados a ella. Vi como su piel seguía pálida, pero no tanto como antes y se veía muy cansada.

"Estoy bien, si eso es lo que te estás preguntando" habló ella y no me había dado cuenta de que me perdí en mis pensamientos. Vi su ojos brillantes y una sonrisa plasmada en su rostro. Esta vez fue la primera vez que no me la contagió. "Tranquilo, Shawn, ya estoy fuera de peligro" me trató de tranquilizar y yo me acerqué a ella en silencio.

"Sabes que no es verdad" le dije, pero al ver como su sonrisa se borró me sentí mal "Lo siento, es sólo que... pensé que iba a perderte y..." deje la clase inconclusa, porque restregué mi rostro mientras un suspiro salía de mis labios. Cerré mis ojos solamente.

Ella colocó una mano en mi cabeza y comenzó a acariciarla, peinando mi cabello de un lado a otro; un gesto que ella sabía que me tranquilizaba.

"¿Porqué a la gente buena le pasa cosas tan malas?" pregunté, sin esperar respuesta alguna; pero ella sí me respondió.

"Todo pasa por alguna razón" dijo ella solamente, abrí mis ojos y vi una pequeña sonrisa reconfortante en ella.

what she did «Shawn Mendes»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora