Habíamos ido al parque, rápidamente me dirigí a donde estaban los gatos, y allí esperamos hasta que se hizo tarde.
- ¿Por qué arriesgaste tu vida para salvar a esos animales?- pregunto de repente, yo acariciaba a uno mientras los otros dos jugaban entre ellos, medite sobre ello.
- No creo que lo entiendas.
- Pruébalo- suspire, ni siquiera yo lo entendía del todo.
- Siempre he estado sola, ¿Vale? Así que cuando conocí a estos tres y sin importarles nada, solo con un poco de leche me entregaron plenamente su confianza, es la primera vez que sentía algo así, por lo que si iba morir, al menos quería que valiera de algo mi vida- guarde silencio, recordaba toda mi vida, era la segunda hija de una familia de siete y por un tiempo fui la única hembra entre tantos varones, según recordaba hasta los cinco o siete años ellos me trataban como una persona, pero luego, muchas cosas sucedieron, entre ellas que se crearan dos partes de mí, la chica sin sentimiento alguno, vacía totalmente, la cual tomo el control en mi adolescencia, y quien provoco que mi familia me excluyera de todo, lo llamaba mi lado obscuro, siempre perdía el control y terminaba haciendo cosas horribles, de allí a que en la escuela todos me odiasen, que me familia me evitase, luego supe que era un peligro para todos, aun si ellos no me querían, no iba a permitirme hacerles daño, claro, ese fue un pensamiento tonto, ahora a mi edad, si ellos me odiaban bien podría eliminarlos, pero eso sería demasiado trabajo, y eso sería darles la razón a todos los que en su momento me llamaron monstruo.
- Así que querías que tu mísera vida salvara a esos tres gatos, ¿Querías hacer algo bueno antes de morir?- lo mire, note un deje burlón en su voz- No me hagas reír. - Lo mire sin saber que pensar, me levante y vele por que los gatos regresaran al árbol.
- Piensa lo que quieras, pero cuando estas al filo de la muerte todo tipo de pensamientos absurdos invaden tu mente. - El me dio una larga mirada, como considerando lo que había dicho, resople y me sonrió burlonamente.
- Típico pensamiento humano- miro hacia el cielo, ya debían de ser las once o doce, cuando es viernes a esta hora, suele haber mucho movimiento en el parque, ahora que recuerdo, no asistí a clases hoy, ah, mis profesores y el entrenador no me van a perdonar esto- Vamos, es hora, hay un aglomeración de humanos a unos metros por el sur- Lo mire confundida.
- ¿Te refieres a una fiesta? - el me miro con fastidio.
- No importa lo que sea, lo que importa es que la comida está esperando por nosotros- me miro de reojo- Sígueme.- el desapareció, con mi nueva visión note que el corría a una velocidad alucinante, concentrándome yo también corrí y en pocos segundos lo alcance, el me miro satisfactoriamente.- Aprendes rápido mocosa- resople
- No soy una mocosa.
- Para mí lo eres y eso es lo que importa. - El corrió más rápido, puse todo mi empeño en correr y de repente él se detuvo en seco, yo casi tropiezo y trastabille un poco por el brusco movimiento, él se burló de mí, me complace saber que al menos sirvo para divertirlo.
- ¿Por qué nos detenemos? - Miro a todos lados, pero solo hay árboles y más árboles.
- ¿No los sientes? - lo mire confundido, el suspiro - Concéntrate, están a solo cien metros, deberías poder escuchar sus corazones, oler su sangre, sentir su presencia- por más que me concentrase no lograba percibir nada, él se pellizco el puente de la nariz al notar que yo no percibía nada de eso- Sera mejor que nos acerquemos más.
Caminamos un buen tramo hasta que pude escuchar los sonidos particulares de una fiesta, voces de personas gritando, música ensordecedora, comencé a percibir un olor muy agrio que provocaba que me picase la nariz.
ESTÁS LEYENDO
La obscuridad que un dia nacio en mi.
VampirosLysander D. Montgomery un vampiro con milenios de edad cree que ha perdido la capacidad de sorprenderse, hasta que se encuentra con una humana muy peculiar. Lucille Kurisov no entiende de sentimientos, su vida no ha sido mas que ir a la deriva en u...