Salí del cuarto de Lucille, sentía algo raro dentro de mí, tal vez, lastima, empatía, sabía muy bien lo que era ser tratado como un monstruo, recuerdos de tiempos inmemoriales llenan mi mente, era sorprendente que aun después de todo lo que había vivido su espíritu no se hubiera quebrado, al contrario, había aprovechado todos esos malos sentimientos y los había transformando en su fuerza.
Me dirigí a mis aposentos, la fecha critica se acercaba y debía tomar una decisión, pero me engañaba a mí mismo, desde que la escuche hablar, la decisión había sido tomada, cuando desapareciera me la llevaría conmigo.
Ahora, solo resta esperar, planear e idear la forma de desaparecer del mapa por un tiempo, por lo menos hasta que los ancianos dejaran su insistencia.
Pero algo muy dentro de mi mente me decía que Lucille no me había contado todo, que se estaba ocultando algo para sí, recordé lo que había escuchado decir al hombre que le dio la cadena.
"no dejes que la obscuridad te devore" me gustaría saber y comprender a que se refería.
Pero por el momento tenía cosas más importantes de las cuales preocuparme, luego atendería ese pequeño asunto.
***
Los días pasaban, Lysander y yo habíamos entrenado una noche, pero me dejo incapacitada antes de que me diera cuenta, sugirió que fuera a cazar, y así lo hice, me fui a una zona alejada de Mistyc Hill ajuste bien mi capucha, caminando inconscientemente llegue al cementerio, aún era temprano, relativamente, se escuchaba el tráfico a lo lejos. Me fije en tres hombres con palas, parecían ser trabajadores del cementerio que habían terminado su jornada, me concentre en ellos y los llame con mi mente, gracias a Lysander había perfeccionado la Técnica para usarla yo. Los tres hombre caminaron hacia mí, arrastrando las palas con ellos, solo por precaución les ordene que las soltaran y así lo hicieron. Cuando los tuve frente a mí los estudie, era hombres maduros, su sangre no sabría bien, pero no podía pedir mucho. Comencé con el primero, a medio camino lo deje caer sobre mi tumba para que su sangre mojara la tierra, termine con el segundo y fui a por el tercero, cuando casi lo terminaba sentí algo rozar mi mejilla, me fie y vi una flecha plateada caer a mi lado, deje caer el cuerpo del hombre y mire a mis atacantes, eran cuatro, pero lo que me sorprendió no fue su número, si no quienes eran.
Eran mis hermanos.
Lanzaron una segunda ráfaga de flechas, las esquivaba como podía, mierda, la mala suerte ha vuelto.
- ¡Atrápenlo!- grito uno, no me podía mover, me rodearon y miraba a cada uno, al parecer aun no me habían identificado, vi sus armas listas para disparar cerré los ojos.
Abrí los ojos y di un gran salto hacia atrás, esto era interesante, lo cuatro hermanos reunidos, una flecha se atoro en mi capucha mientras estaba en el aire, provocando que mi cabello cayera en toda mi cara, aterrice detrás de ellos, y sus miradas eran de fotografía.
- Lucille! – Exclamo Kyle, sonreí y me relamí los colmillos.
- Drake, Raven, Kyle y Daven- los mire a cada uno a los ojos sonriendo, esto me provocaba unas locas ganas de reír- Mis adorados hermanos...- mi sonrisa se apagó un momento- o más bien mis odiados hermanos- ellos se habían paralizado al verme, me abalance sobre Kyle y lo patee en el mentón, de último momento él lo esquivo, pero no sin antes recibir un buen golpe no letal.
- ¡Así que en esto te has convertido, tan bajo has caído!- Drake me apunto y disparo, me eleve y caí detrás de Daven quien lucía asustado.
- ¿Bajo? Bajo es que me menospreciaran, me odiaran y me repudiaran, pero comprendí que solo lo hacían porque yo era diferente- le hice un barrito de pies a Daven y tome su arma, todos miraron horrorizados a su hermano caído- Yo era superior a ustedes- sonreí y dispare, por lo menos una flecha se clavó en la rodilla de Daven provocando que cayese, tres fuera, falta uno.
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La obscuridad que un dia nacio en mi.
VampirosLysander D. Montgomery un vampiro con milenios de edad cree que ha perdido la capacidad de sorprenderse, hasta que se encuentra con una humana muy peculiar. Lucille Kurisov no entiende de sentimientos, su vida no ha sido mas que ir a la deriva en u...