Llamadme bipolar. Llamadme loca. Llamadme imbécil. La verdad es que me da igual.
Al principio pensé en buscar a Beth, pero ya estaba harta de depender de ella. Y puesto que me había arrastrado en contra de mi voluntad a esa fiesta y me había dejado tirada, por lo menos iba a divertirme. Así que fui a la cocina y me serví la primera botella que encontré. Ya puestos, vamos a hacerlo bien. Así que volví al salón, el que parecía que cada vez estaba más petado, y me mezclé entre la sopa de hormonas.
Me había molestado que se hubiera largado sin decir nada, pero sabía perfectamente estar sola y cuidar de mí misma. Estaba cansada de que me manipulase y de tener que ser siempre como su sombra. Por eso, en mitad de mi enfado, me introduje en la improvisada pista de baile. Sonaba una canción de moda y, aunque no era de mi estilo, me dejé llevar. Me permití eso, por fin, intentar relajarme entre todo ese ruido, aunque llegó un punto en el que estaba tan alto que era como no escuchar nada.
En cierto momento conseguí olvidarme de todo y de todos, y fue lo mejor de toda la noche. Cuando me cansé de eso y me empecé a agobiar entre tanta gente, decididí salir afuera. Busqué a tientas la puerta de entrada y me dirigí hacia ella.
Caminé junto a la pared exterior y me senté sobre la hierba.
Le di un trago a mi bebida, que apenas había probado, pero la escupí nada más entrar en contacto con mi lengua. Qué puto asco.
Dejé el vaso a mi derecha y me concentré en un punto concreto.
Hasta entonces no había reparado en lo que me rodeaba. La casa estaba en un barrio un poco solitario, varias casas estaban en venta y no se veía mucha gente a menudo, aunque quizás por eso hacían fiestas allí; nadie llamaría a la policía por exceso de ruido. Era toda blanca, de dos plantas, como la mayoría de los chalés de la zona. El jardín estaba bien cuidado, con setos y flores, como me gustaría que estuviese el mío, que sólo tenía un pequeño huerto.
Escuché un ruido a la derecha, como de una pisada, y miré hacia allí. Cuando salí afuera lo último en lo que pensé fue en que habría alguien más huyendo de la fiesta del siglo. Claramente, era difícil pensarlo. Yo era un caso aparte.
Me levanté sigilosamente. Quizás no era una persona sino un perro. O un gato. O incluso un ratón. Di unos pasos en la oscuridad hasta toparme con una esquina. Me asomé y comprobé que no me había equivocado. Había un chico con un cigarrillo en la boca que parecía buscar a tientas algo en su cazadora. Decidí dejarle allí y largarme sin que notara nada pero, por algún motivo, detrás de mí sí que había un perro. Y ladró. Y yo me asusté.
Me encantaban los perros, de hecho tuve uno cuando era pequeña, pero este era un doverman, y me daban especial respeto, como creo que a la mayoría de las personas. Especialmente si dicho doverman hacía el ademán de abalanzarse sobre mí. Sobra decir que pegué un chillido de la impresión.
-Jacob, ven aquí.
Automáticamente, como si no hubiese estado nunca allí, el perro desapareció de mi vista para ir junto al chico.
-¿Estás bien? -me preguntó. Abrí los ojos y lo vi delante de mí, acariciando al perro. ¿Que si estaba bien? Eso iba a dejar marca.
-Me ha mordido. Muy bien no estoy -dije, enfado tiñendo mi voz.
Él rio. Mi cabreo aumentaba. Y mi sangre hervía.
-Lo siento, se pone muy rabioso con los ladrones.
-Yo no soy una ladrona -aclaré alzando la voz.
Rio de nuevo. Era una risa tranquila, relajada. Parecía como si hiciese tiempo que no se reía. De algún modo me olvidé de que un doverman me había atacado y quise seguir escuchando esa risa.
-Me lo imagino. Pero una persona normal estaría dentro ahora mismo, y tú estás aquí, lo que me da qué pensar.
-Tú también estás aquí -rebatí.
-Pero yo puedo, es mi fiesta.
N/a: como hace tiempo que no actualizo, os dejo este capítulo. Es corto, pero el siguiente ya lo tengo y lo subiré en nada, para compensar :)
NY
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Aunque no me puedas ver (PAUSADA)
Teen Fiction-Mírame. Hace dos meses no me podía ni imaginar que ahora estaría... así. Lo último que vi fue a mi hermana gritando y la carretera acercándose demasiado deprisa hacia mí. O yo hacia ella. Después de eso no he sido capaz de salir a pasear yo solo, o...