Oh. Dios. Mío.
-¿Dónde me has metido?
La chica de pelo rizado que tenía al lado, a la que yo consideraba mi mejor amiga, me miró sonriente.
-Bienvenida al paraíso -y acto seguido echó a correr hacia lo que suponía, era la cocina.
-¡Beth! -grité, pero no alcanzó a escucharme. Bufé e intenté colarme en la cocina, entre codazos y gente bailando en una improvisada pista de baile en el salón.
La fiesta de ese tal Axel se le estaba yendo un poco de las manos. Lo que había visto en mi trayecto desde la entrada hasta la cocina, prácticamente en línea recta, era gente, gente y más gente, la mayoría bailando o dándose el lote sobre el sofá. Ah, y botellas de todo por todas partes.
-Podrías haber esperado -le reproché cuando la encontré, sirviéndose vodka en un vaso. Menos mal que no iba a probar nada de alcohol. Nadie se lo creía.
-Quería que te fueras familiarizando con el ambiente -comentó mientras daba un sorbo a la bebida.
-El ambiente, como tú lo llamas, casi me deja embarazada con sólo respirarlo.
Ella soltó una sonora carcajada. ¿Me había convertido de repente en la chica más graciosa de la ciudad? No. Yo creo que mi amiga estaba completamente loca.
-Tan exagerada como siempre. ¿Quieres? -preguntó alzando su vaso.
-No me gusta el vodka, lo sabes.
Beth suspiró y buscó por los armarios hasta que encontró una lata de cerveza y me la pasó.
-Mejor -asentí tras darle un trago.
-¿Beth? -preguntó una voz masculina detrás nuestra.
Mi amiga dejó suspendido en el aire el vaso que estaba a punto de llevarse a la boca y cerró los ojos. Entonces, lentamente, lo dejó en la encimera y forzó una sonrisa a la vez que se daba la vuelta. Yo la imité, y me encontré con un chico alto, de pelo y ojos oscuros, que miraba embobado a mi amiga.
-¿Qué hay, Matt? -preguntó ella.
El chico se acercó a Beth.
-Qué raro encontrarte por aquí -se burló.
¿Hola? No está sola.
-Qué gracioso -ironizó ella-. El lunes tengo examen de derivadas y no tenía ganas de estudiar. ¿Cuál es tu excusa?
-Axel.
Mi amiga se vio entonces ligeramente, casi lo juraría, incómoda. Algo muy, pero que muy, raro en ella. Apenas un par de veces la había visto así en todos los años de amistad que acarreábamos.
-No ha estado muy bien en los últimos tiempos.
-Lógico.
Silencio incómodo. Parecía que el chico no tenía mucha imaginación para sacar un tema cualquiera de conversación. Y entonces fue cuando reparó en mí.
-¿Y ésta quién es? -preguntó, sonriente de nuevo, acercándose a mí.
-Me llamo Jamie -contesté.
-Cierto, Jamie. Yo soy Matthew, Matt para mis amigos.
Le sonreí. Lo cierto es que parecía bastante agradable. Se giró de nuevo hacia Beth.
-Oye, Jamie. ¿Puedo robártela un momento?
¿Qué?
-¿Qué? -soltó mi amiga.
-Quiero decirte algo -dijo, perdiendo la sonrisa.
Ya no me caía tan bien.
-Matt, ni de coña. Es la primera vez que viene aquí y no la voy a dejar sola -dijo ella.
-Será sólo un momento -le rogó. Su rostro había pasado en apenas cinco segundos de sonriente alegre a loco desesperado.
-Matt, ahora no.
-Por favor -vamos a ver, ¿este chico no entendía lo que era un no?
Beth hizo ademán de salir, y yo fui tras ella. No pensaba quedarme allí más tiempo.
-¿Y tú para qué tienes que decir que es la primera vez que vengo? -pregunté con enfado.
-¿En serio? ¿Preferías que te hubiese dejado sola? -profirió ella entre irónica y extrañada.
-No, pero podrías obviar esa parte. Haber puesto otra excusa -me encogí de hombros-. Me siento como un bicho raro.
-No eres un bicho raro. Ese chaval es un bicho raro -me señaló a un chico delgado, alto, que estaba apoyado contra la pared, mirando obsesivamente la pantalla de su móvil sin percatarse de lo que Beth acababa de decir.
-¿Y quién era ese?
-¿Y yo qué sé?
-Me refiero a Matt.
-Ah.
Ella se paró en frente de mí. Desvió su mirada al suelo y suspiró. Después alzó la vista hacia mí.
-Lo conozco desde hace bastante tiempo. Era el hijo de unos amigos de mis padres.
-Espera, ¿es ese Matt?
-El mismo -dijo con la mirada perdida.
Ahora ya me acordaba. Cuando era pequeña y estaba en casa de Beth a veces tenían visita, y había otro niño más que solía encerrarnos en los armarios cuando jugábamos al escondite y cosas por el estilo. Lo odiaba. Aunque he de reconocer que había dado un cambio impresionante. Pero para Beth ese niño era como su hermano, y ahora parecía no aguantarle. Iba a tener que indagar un poco más.
-Pero... ¿No se habían mudado a otra ciudad?
-Sí, pero él está estudiando en una universidad aquí. Hace unas semanas me lo encontré en Carry's Coffee y me reconoció. Unos días después consiguió mi número, aún no sé cómo, y desde entonces es como mi sombra -explicó con un bufido-. Lo que no sé es qué me querría decir ahora -comentó encogiéndose de hombros-. Tampoco tengo muchas ganas de descubrirlo.
-¿Segura? -pregunté dándole un codazo.
-Y tanto -sentenció. Yo me reí.
Matt era un demonio de pequeño. Ahora parecía un corderito. Y, para qué negarlo, yo también tenía curiosidad por saber qué le quería decir a mi amiga. Porque eso lo había dicho inconscientemente, y si lo mencionó era porque quería saberlo. Pero lo dejaría para otro momento.
-Oye, acompáñame al baño -le pedí una vez dejé de reír.
-Vamos.
Avanzamos entre la marea de gente, y me fijé en el chico del móvil. Seguía inmerso en él cuando pasamos a su lado.
Subimos las escaleras hacia el primer piso, y abrí la puerta que me indicó mi amiga. Entonces me asaltó una duda.
-¿Cómo sabes dónde está todo en esta casa?
-Intuición -se encogió de hombros-. Te espero aquí.
Pero cuando salí, no estaba ahí.
La iba a matar.
Hola! Espero que os guste el rumbo que va tomando la historia. Beth es un tanto... Especial jajaja, y Jamie es mucha Jamie. A veces parece un poco idiota, pero lo hace a propósito, y en muchos casos es en tono irónico. Es su carácter, y todo tiene una explicación que ireis viendo poco a poco.
Por cierto, se me ha ocurrido que puedo ir dándoos un adelanto del siguiente capítulo, en plan spoiler, pero sin spoilear demasiado. Lo he visto en muchas novelas y me gusta la idea, así que aquí va.
-Lo siento, se pone muy rabioso con los ladrones.
-Yo no soy una ladrona.
Besooos <3
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Aunque no me puedas ver (PAUSADA)
Novela Juvenil-Mírame. Hace dos meses no me podía ni imaginar que ahora estaría... así. Lo último que vi fue a mi hermana gritando y la carretera acercándose demasiado deprisa hacia mí. O yo hacia ella. Después de eso no he sido capaz de salir a pasear yo solo, o...