–¡Sí! ¡Sí! ¡SÍIIIII!
Me abalancé sobre Eric como un koala, apresándolo entre mis brazos. Me pareció que incluso se tamaleó un poco. Aunque supongo que después de correr por el pasillo hacia él era normal. No pasa nada, en seguida se recompuso.
–Enhorabuena, nena –me dijo divertido.
Me solté inmediatamente, cambiando mi expresión alegre por una fingida mueca de enfado.
–¿Enhorabuena nena? –repetí imitando su voz–. ¡¿Enhorabuena nena?! ¡Casi me muero para sacar un cinco en inglés! He aprobado por los pelos. Me merezco algo más que un enhorabuena nena –puntualicé, poniendo mis brazos en jarras.
Eric era mi mejor amigo. Alto, moreno, ojos verdes... En mi idioma: la perfección en persona. Además de que era un cielo, siempre sonriendo y preocupándose por mí. Y, todo hay que decirlo, también haciéndome rabiar como hacía en ese momento. Aún así, no me lo merecía. Y bueno, no es de extrañar que llevase desde el primer año de instituto colada por él. Lástima que sólo fuera eso: mi mejor amigo.
Eric me sonrió y, sin que yo me diese apenas cuenta, me cogió por la cintura para acercarme a él, alzándome unos centímetros del suelo, de tal forma que quedásemos abrazados. ¿Qué se suponía que estaba haciendo? Ignoré el impulso de rodear su cadera con mis piernas. En cambio, él aprovechó el momento para acercar su boca a mi oído.
–Enhorabuena, preciosa. Prepárate para el mejor verano de tu vida –susurró junto a mi oído. Oh dios, ¿por qué tenía que hacer cosas como esa?–. Y bueno, también el mío.
Fruncí el ceño, pero caí en la cuenta de que él no me podía ver, así que me deshice de su agarre y le miré interrogante.
–¿También el mejor de tu vida?
Él sonrió.
–Tengo muchos planes para ambos –dijo, y miró detrás de mí. Se le sonrosó la cara, como si estuviese a punto de estallar en carcajadas. Y yo estaba a punto de girarme cuando…
–¡Jamie!
Y entonces bien podría haber sido un elefante el que se abalanzó a mi espalda, porque el resultado hubiera sido parecido. Perdí el equilibrio y caí de bruces sobre el suelo del pasillo. Sentí un dolor frío en la frente, y mis manos doloridas al intentar frenar el impacto. Debió de oírse, porque algunos alumnos de cursos inferiores se acercaron a ver qué había pasado. Lo que fuese que me había tirado al suelo tenía voz chillona, pelo rizo y nombre: Beth. Y también me ofreció una mano para levantarme, la cual aparté de un manotazo para hacerlo por mis propios medios.
–¡Ya me he enterado! ¡Felicidades! –gritó, volviendo a abrazarme. Pero yo no le correspondí, atontada porque me empezaba a palpitar la zona donde me había golpeado.
–¿Por qué tienes que ser tan bruta? –le pregunté yo.
–¿Por qué tienes que ser tan exagerada? -contraatacó ella, rodando los ojos, mientras se separaba de mí.
–¡¿Exagerada?! ¡Casi me abro la cabeza por tu culpa!
-¿Lo ves? Una exagerada -comentó como si nada. Yo la fulminé con la mirada.
-¿Y cómo te has enterado? –cuestionó Eric, retomando el tema inicial de la conversación, mientras yo llevaba una mano a mi cabeza.
Ella puso los ojos en blanco.
–Es Jamie Adams. Sabía que lo conseguiría– y me guiñó un ojo.
Alcé una ceja. Mala idea, me dio un pinchazo.
–Bueno –admitió, alargando mucho la “e”–. Puede que Rachel me dijese algo…
–Lo sabía –dije yo, masajeando mi frente. Me extrañaba que no me estuviera sangrando, me había llevado un buen golpe. Lo que sí era seguro era que me saldría un chichón. Genial.
–Y para celebrarlo, tú hoy te vienes conmigo –canturreó. Dejé mi improvisación de masaje para mirarla.
–¿Qué?
–¿Y yo?
Eric y yo hablamos a la vez, a lo que mi amiga rio, haciendo visibles dos pequeños hoyuelos en su rostro. En su lugar, yo parecía comenzar a presentar signos de fiebre o algo, porque sentía que empezaba a hacer calor en el pasillo y la sangre se acumuló peligrosamente en mis mejillas. Beth se llevó un mechón de pelo detrás de la oreja y le lanzó una mirada despectiva a Eric.
–Tú no estás invitado –a continuación se volvió hacia mí y esbozó una sonrisa–. Hoy toca noche de chicas.
–Repito; ¿qué? –ella se volvió a reír, lo cual comenzaba a irritarme–. Beth, te quiero muchísimo, pero no soporto estar toda la noche pintándonos las uñas y viendo pelis cursis –me negué, haciendo una mueca de asco.
–No vamos a hacer nada de eso.
Sobra decir que comenzaba a no tener ni idea de lo que me estaba hablando.
–De acuerdo. Entonces, ¿cuál es tu concepto de noche de chicas, exactamente? –cuestioné, alzando las cejas. Ella sonrió de lado. Me temí lo peor.
–Hay una fiesta en la casa de Axel Jones. Y vamos a ir –añadió, posando su dedo índice sobre mis labios, antes de que me diese tiempo a protestar. ¿Cómo que una fiesta en casa de Axel Jones? ¡¿Quién mierdas era Axel Jones?!– Ahora me tengo que marchar, mi madre quiere que la ayude en la tienda, pero a las diez y media me pasaré por tu casa. Ponte guapa –añadió, girando sobre sus talones y comenzando a alejarse de nosotros. Después se paró en seco y me volvió a mirar–. Aunque mejor te llevo yo algo. Necesitas renovar tu fondo de armario.
–A mi fondo de armario no le pasa nada –murmuré, tras unos segundos asimilando la información, más para mí que para ella, quien ya había desaparecido entre la multitud. No le pasaba absolutamente nada. ¡Palabra!
Pero Beth era la típica chica guapa y popular que, por así decirlo, creía que debía ponerme más vestidos y faldas y menos pantalones. En cambio, a mí no me gustaba llamar la atención tanto como a ella. Además, los vaqueros sientan bien en cualquier momento.Aunque, a decir verdad, ahora tenía otra duda más importante.
¡¿Quién mierdas era Axel Jones?!
N/A
Y hasta aquí el primer capitulo!! La verdad es que no sabía muy bien como empezar, lo he tenido que reescribir varias veces hasta que este ha sido el resultado.
Lo he intentado hacer largo, así que no sé muy bien como ha quedado porque sabeis que soy novata en esto, pero bueno, espero que os guste!
AllOurDreams :)
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Aunque no me puedas ver (PAUSADA)
Novela Juvenil-Mírame. Hace dos meses no me podía ni imaginar que ahora estaría... así. Lo último que vi fue a mi hermana gritando y la carretera acercándose demasiado deprisa hacia mí. O yo hacia ella. Después de eso no he sido capaz de salir a pasear yo solo, o...