Despedazado

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No había rastro del lobo y yo ya estaba medio muerta de tanto buscar.
Daniel era como mi sombra no se separaba de mi en ocasiones era como un maldito grano en el culo.

Me recosté en el tronco de un árbol, el viento cambió de dirección y entonces lo sentimos, en olor nauseabundo de algo en estado de putrefacción.

Daniel arrugó la nariz se giró hacía la maleza de su derecha y se acercó lentamente.

Miró lo que había y me encaró, parecía que había perdido todo el color de su rostro, no le di la oportunidad de decir nada.

Me moví con rapidez hacia la procedencia del olor, el intentó detenerme, pero fue demasiado tarde.

Me apartó de la masacre, sacó su teléfono y llamó.
Era incapaz de procesar lo que estaba ocurriendo a mí alrededor, mi mente giraba en torno al "cuerpo" destrozado, y en pleno estado de putrefacción, suponía que debía de ser de una persona por que todavía se podían apreciar girones de ropa enlazados con algunos pedazos de carne.

Alguien me llamaba, mi cabeza se alzó, tres personas me miraban preocupadas, intenté hablar pero mi voz no salía, es como si hubiera decidido esconderse bajo la cama.
Mis ojos volvieron a dirigirse hacia los matorrales por inercia.

-Está en estado de shock-
-Lo que nos faltaba, así no podemos seguir el rastro-
-Yo la llevaré a casa de Marís- Marís... Ese era el nombre de mi abuela, no lograba comprender porque la conocían.
Sentí una mano cálida que me sujetaba el brazo, con un respingo por la sorpresa alcé mi mirada hasta encontrarme con Daniel, tiró con suavidad de mi brazo hasta que empezaba seguirlo.

Ya estábamos a mitad de camino cuando escuché a los lobos aullar, aceleré los pasos.

Perdón, está claro que no tengo excusas :(, la verdad no sabía cómo continuar, pero bueno aquí está el capitulo espero que os guste.

Antes de que aparezcan los hombres lobo quiero ir introduciendo a la protagonista poco a poco, pero ya queda poco para que aparezcan, quizás en el siguiente capítulo. 


¿Acaso soy caperucita roja?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora