Recuerdos

852 77 4
                                    

Abrí los ojos mirando un techo que antiguamente era blanco y en la actualidad era de un color gris.

Mi cerebro estaba lento, trataba de recordar cómo había llegado aquí, recordaba estar con Evans, lo habíamos pasado genial, no había sido para nada incómodo, habíamos bromeado.

Estaba de regreso a casa, cuando vi por el rabillo del ojo un chico, vagamente familiar, que se internaba en el bosque.
La curiosidad venció y casi sin darme cuenta mis pies comenzaron a seguirlo.

He de reconocer que acabé perdiéndome, fue entonces cuando me giré y allí observándome estaba el lobo que me persiguió.

A partir de ahí mi cerebro comenzó a trabajar con más rapidez, recordando la persecución, la caída, el otro lobo y mi desmayo.


¿Acaso soy caperucita roja?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora