El sotano

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Dos días habían pasado desde el incidente del hoyo, me encontraba en casa rebuscando comida en el interior del congelador, cogí un cubo de helado de chocolate y una cuchara, me repantigué en el sofá estaba a nada de introducir ese manjar de los dioses en mi boca cuando el timbre sonó, durante un momento pensé en fingir que no me encontraba en casa, pero siguieron llamando al timbre sin cesar y como siguieran así se estropearía y claro está la culpa acabaría recayendo sobre mi.

Con un suspiro pesado me levanté dirigiéndome a la puerta, abrí y enfrente de mi, estaban Evan y Daniel, los miré durante unos segundos, ellos venían bastante agitados como si estuviesen corriendo por sus vidas, miré sobre sus hombros y no, no parecía que hubiese nada peligroso acechando.

-Hemos encontrado algo interesante en tu instituto- Soltó Evan entre jadeos.

-Algo interesante? Cómo qué?

-Quizás tenga relación con las muertes que han estado sucediendo- Dijo Daniel ya más calmado

-De acuerdo vamos- corrí a dejar el helado en el congelador, puse una chaqueta sobre mis hombros y nos fuimos hacia el instituto.

Llegamos al edificio, gracias a dios era sábado por lo que no había nadie por los alrededores, tuvimos que saltar la verja para poder entrar.

-Tengo una pregunta, como podéis estar seguros de que hay algo aquí relacionado con los incidentes?

Evan se tocó la nariz antes de responder -Apesta a sangre, al principio estaba bastante camuflada, así que si no entras dentro del recinto apenas lo notarías-

Sinceramente yo no olía absolutamente a nada, supongo que será un efecto secundario de ser un licántropo, seguí a los chicos, estos llegaron a una puerta, la abrieron y ante nosotros se encontraban unas escaleras que bajaban bañadas en una profunda oscuridad.

Evan tragó saliva -Parecen las escaleras hacia el infierno-

Daniel tanteó las paredes del interior de la habitación y con un pequeño click una bombilla algo maltrecha arrojó suficiente luz, así que proseguimos bajando.

Al pasar las escaleras nos topamos con un cuarto no muy grande, en una de las esquinas había una pequeña jaula, los barrotes parecían llenos de óxido, a la derecha de las escaleras había un escritorio lleno de papeleo, Daniel se acercó, mirándolo, al fondo de la habitación había una puerta cerrada.

-No quiero saber que pasó en esta jaula- Evan se había acercado a la jaula- Está llena de sangre seca-

Mis ojos se abrieron, entonces, todo el rojo que tenía la jaula no era óxido era sangre, trague saliva mirando hacia otro lado, entonces algo relució en el suelo junto a una de las paredes de la sala, me acerqué y cogí el objeto, se trataba de un pendiente dorado, era bastante hermoso, tenía la forma de un pequeño trébol de cuatro hojas.

El sonido de pasos nos alertó, parecían proceder de la habitación cerrada, salimos de allí lo más rápido posible.

Tuve problemas y este capitulo no se publicó ayer asi que vuelvo a resubir los ultimos capitulos.

¿Acaso soy caperucita roja?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora