CAPITULO II

42 2 0
                                    

No pude dormir en la noche, sentía una inmensa tristeza en el fondo de mi ser, pero ¿que mas podía hacer? Solamente tenia 16 años de edad y ningún lugar al que ir para desaparecer y esconderme de todo. Se que es de cobardes eso de huir y no afrontar los problemas, y justamente así me sentía, como una cobarde.¿pero que mas podía hacer para evitarlo? Mi padre nos abandono sin dejar ni una pista de su paradero, sospechaba que mi madre no me trataría bien los días que vienen, a menos que considere que yo no tengo la culpa de todo, por que eso es lo que siempre pasa cuando un problema sucede, yo tengo la culpa de todo.

De verdad que me sentía sola, todo el mundo se había volteado contra mi y no podía hacer nada, era un ejercito contra una sola persona, apuntándome para lanzar todas las palabras que explotaran mas duro sobre mi y ver cual de todos me derrumbaba. Como suelen decir algunas personas: el arma mas poderosa de el ser humano son las palabras.

Solo estaba el echo de que aprendí a ignorar a las personas y así me fui construyendo los muros mas sólidos que pude para protegerme de los demás.

No quería relacionarme con ningún tipo de persona para alguna amistad y cosas de ese estilo, así que no me permití hacer amigos. Con el tiempo también había aprendido a desconfiar de las demás personas, la amistad significa confianza, y si no hay confianza no hay amistad. No mentiré diciendo que hay veces que quisiera un amigo, pero prefiero estar solo a estar con una persona que tal vez finja ser mi amigo y al ultimo termine apuñalandome por la espalda.

Eso si, cuando una persona me caía bien y me trataba bien, y no como si fuera alguien peligroso del que te alejas y tratas como si no fuera nadie, no podía evitar no sonreirles como agradecimiento por el gran trato que me daban al no hablarme como si fuera una perdedora que no mereciese de su atención. Hay que admitir que si existen personas que comprenden las situaciones de los demás y el por que están asi sin tener que preguntar que es lo que te pasa para saberlo.

Este tipo de experiencias hay que saber afrontarlas de alguna manera. Hay gente que opta por rendirse y se deja consumir por el dolor, pero yo no soy ese tipo de persona, yo no me deje llevar por la deprecion y no deje ver a nadie mis emociones, por que sentía que si lo hacia después las usarían contra mi. Nunca he dejado que nadie vea cuando estoy triste, ni contenta y mucho menos llorando, muchas personas dirían que soy una persona fría y sin sentimientos, lo que no saben es que si los tengo es solo que los se esconder muy bien.

Conforme bajaba la intensidad de mis pensamientos, me fui quedando dormida en un profundo sueño, de momentos en que todavía era una niña que no comprendía nada de la vida y sabía sonreír con autentica felicidad, lastima que solo era un sueño y nada mas.

***

A la mañana siguiente me levante sin mucho animo, sentía un extraño presentimiento y no sentía que fuese bueno, pero decidí ignorarlo y me fui a la escuela.

Cuando entre al salón de clase sentí que definitivamente hoy tampoco tendría un día tranquilo. Era uno de esos días en los que decidían no ignorarme.

—hola hermosura— dijo el que mas mal me caía y me pasaba un brazo sobre los hombros— que quieres que hagamos hoy contigo, te estoy dando la oportunidad de elegir y ya sabes que eso casi nunca pasa.

—no me toques— le respondí lo mas tranquila que pude quitándome su asqueroso brazo de encima. De verdad que lo que mas odiaba era que alguien me tocara. Hoy no me sentía de humor para aguantar que me molestaran.

—¡no me digas que la niña sin sentimientos se acaba de enojar!— se burlo de mi— ¡es todo un escándalo!

Aguanta velaría aguanta, no te dejes llevar por sus burlas, a diferencia de ellos tu si eres una persona civilizada y para nada agresiva. Solo tienes que aguantar.

—¿y que mas va a pasar? ¿También se va a poner a llorar?

Ignorar, es lo único que tienes que hacer, no es mucho trabajo. Solo ignorar.

—se va a ir corriendo con mama, ups lo siento ya no me acordaba que ni tu mama te quiere.

Lo intente, juro que intente estar tranquila, pero hoy de verdad que no estaba de aguante y me acababa de dar en mi orgullo. No pude evitarlo y ni sentí a que hora paso y mucho menos de donde saque toda la fuerza y valor para hacerlo, solo sentí como mi puño se estrellaba contra su mandíbula con toda la fuerza que tenia, y tal fue el impacto al chocar con su cara que callo de espaldas al suelo hasta casi quedar inconsciente y yo agarre mis cosas y salí del salón con la desicion de no entrar a ninguna clase después.

***

En cerio que hasta yo me sorprendí de lo que hice una vez que mi cerebro analizó lo que acababa de pasar y ya no me cegaba la furia con la que salí.

Estaba sentada en la banca de un parque que estaba cerca de la escuela, y ahora que la adrenalina dejaba de correr por mis venas sentía tremendamente adolorida de la mano, era como si me hubiera roto los nudillos y ahora me costaba moverlos.

Tal estaba la situación y el dolor que decidí caminar a un hospital para ver si no me había roto algún hueso.

Para mi suerte no me había roto nada, pero eso no evito que saliese del hospital con una mano dolorida pero vendada. El doctor me había dicho que no debía de forzar mi mano para hacer las cosas y así se curaría mas rápido. Y no pensaba desobedecerlo, con tan solo el mínimo movimiento me dolía y no podía usarla para nada, aunque lo peor era que era mi mano derecha y la mas importante para hacer las cosas. ¿como iba a escribir si ni enderezar los nudillos podía?

Decidí quedarme toda la mañana tumbada en el pasto viendo el cielo y formando figuras con las nubes, y también estaba preguntándome en cuales serán las consecuencias de mis acciones.

Cuando llegue a la casa, a la hora que normalmente llego, no escuche ningún ruido de que alguien estuviera ahí y no se por que pero me sentí inquieta con eso. Subí rápido a mi cuarto y estuve ahí un rato hasta que la preocupación me podía.

Fui por la casa hablándole a mi mama para ver si estaba y no recibí alguna contestación que me lo confirmara.

Cuando llegue a su cuarto y abrí la puerta para ver si la encontraba, me quede paralizada con lo que me encontré. Entonces todo mi cuerpo empezó a temblar y lo único que salio de mi fue un grito.

—¡MAMA!— grite a todo pulmón y con lágrimas derramándose sin parar por lo que estaba ante mis ojos.

Ahí estaba mi mama, colgando del techo de su cuarto y aparentemente sin vida, y yo no podía parar de llorar y gritar por la impresión.

Cuando por fin pude reaccionar, salí corriendo a pedir ayuda a alguien, hasta que un vecino le marco a una ambulancia, y yo no entre a la casa por que tenia mucho miedo de lo que me pueda volver a encontrar.

Tenia miedo de estar sola y ya lo estaba, todos decidieron abandonarme, hasta mis padres.

la fuerza de la soledadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora