la fuerza de la soledad

CAPITULO XI

-lo siento-susurré avergonzada, estaba enojada conmigo misma por lo imprudente que estaba siendo.-lo siento mucho.

Lágrimas empezaron a correr por mis mejillas sin poder evitarlo.

Soy una egoísta, solo pensé en mi y mis problemas cuando eche a correr, y si no hubiera reflexionado lo que hacia, no estaría aquí para contarlo.

-no importa, lo importante es que estas aquí.- se separó de mi y me limpio las lágrimas que resbalaban por mis mejillas.-tienes que descansar.

Me tomo de la mano y empezó a caminar, mientras miraba su rostro y me daba cuenta que el no es como las demás personas, el no es egoísta y hasta el momento a aparecido cuando mas lo necesitaba.

No se muy bien que hubiera pasado si no me topaba con el en aquel camino que me toco, si no estuviera aquí para darme la confianza que necesito.

Después de un rato de seguir caminando, nos detuvimos y me di cuenta que habíamos llegado.

Me quede ahí parada sin saber que decir, solo sabia que no quería estar sola. Me daba miedo que se fuera y que todos esos malos pensamientos regresaran a mi mente para perturbarla, quisiera poder olvidar todo aunque sea por hoy.

-no quiero quedarme sola-dije en voz baja y sin poder verlo a la cara.

Sentí como con sus dedos alzaba mi barbilla y me miraba fijamente a los ojos, con una sonrisa que me transmitía tranquilidad, la sonrisa que tanto me gustaba ver.

-y yo no quiero dejarte aquí sin nadie que te cuide, ¿crees que hay espacio para mi?

Sentí como las comisuras de mis labios se elevaban un poco, mientras habría la puerta y me hacia a un lado para dejarlo pasar.

No sabia muy bien que hacer en estas situaciones, pero lo guíe hacia mi habitación mientras lo volteaba a ver de reojo para darme cuenta que el no quitaba la vista de mi.

-me daré un baño-dije mientras el tomaba asiento en mi cama-no tardo.

Salí después de una relajante ducha y lo encontré recostado con la espalda sobre la cabecera de mi cama, camine y me puse en la misma posición que el.

Estiro su brazo y me atrajo hacia el, con mi cabeza recargada en su pecho sintiendo los latidos de su corazón.

-eres la única persona que me queda-susurro contra mi cabeza-en tan poco tiempo te hiciste indispensable para mi, y ya no sabría que hacer si no estas aquí conmigo.

Sentí como mi corazón se aceleraba ante sus palabras, y como la débil que me estoy haciendo, las lágrimas se acumulaban en mis ojos.

-no estoy seguro de lo que en verdad siento, pero creo que te quiero.

Siento como me quedo en shok ante sus palabras, y después con sus dedos en mi barbilla alza mi cara, y me mira fijamente a los ojos mientras pasaba sus manos en mis mejillas para limpiar las lágrimas que salían involuntariamente de estos.

Mis sentimientos estaban revueltos, sumándole el día tan largo que tuve hoy, mi cabeza explotaría en cualquier momento.

Pero no podía negar las el echo de que sentía algo cada vez que el estaba cerca de mi, y cada vez se me hacia mas difícil ocultarle y tratar de hacer como si nada pasará, y aunque no lo quiera aceptar realmente algo estaba pasando entre los dos.

Me arme de todo el valor que pude conseguir en ese momento, y me decidí a hablar.

-yo tampoco estoy segura de lo que siento por ti, pero hay algo en mi que se agita cada vez que te veo, y no lo puedo evitar por mas que me resista.-le dije en apenas un susurro, sentía como mis mejillas se tornaban de rojo.

Me miraba con un brillo diferente en los ojos, una combinación de sorpresa y ternura. Esa sonrisa que me dejaba sin respiración empezó a aparecer en su cara, y después de mirarme a los ojos se fue acercando poco a poco hasta unir nuestros labios.

Sus labios rosaban tiernamente los mios, provocando no solo unas cuantas mariposas en mi estomago, si no que era todo un enjambre completo. Este momento lo sentía tan especial, que solo quisiera que este momento se congelara y estuviéramos así por siempre, en sus cálidos brazos que me hacían sentir protegida de absolutamente todo.

Me abrazo fuertemente y se recostó bien mientras me acariciaba la espalda y repartía pequeños besos en mi cabeza. Después de un rato mis párpados empezaron a pesar cada vez mas.

-¿no te meterás en problemas por quedarte aquí?

-no te preocupes por mi, en estos momentos eso no importa

-pero te puedes meter en problemas por mi culpa-proteste mientras alzaba la cabeza para mirarlo a los ojos.

Me devolvió la mirada con un brillo triste y me dedico una pequeña sonrisa.

-creeme que en estos momentos es el ultimo lugar en el que quiero estar.

Le devolví la sonrisa y me acomode para abrazarlo fuertemente, de todos modos no quería que se fuera y me dejara sola con mi mente y esos feos pensamientos que salían de ella.

-no creas que te voy a dejar sola después de lo que paso hoy.

Levante levemente la comisura de mis labios y cerré los ojos, para dejarme guiar por la inconsciencia.

Antes de caer completamente en los brazos de morfeo, escuche algo que me erizo la piel.

-te quiero-William susurro ver a de mi oído.

Nunca en lo que tengo de mi corta vida, había escuchado esas palabras dirigidas hacia mi.

***
Unos golpes que escuchaba a lo lejos me fueron despertando poco a poco.

Sentí unos brazos alrededor de mi cintura y fui abriendo mis ojos de forma lenta. Tenia la cabeza recargada en el pecho de William, escuchando los latidos de su corazón y, como su pecho subía y bajaba de forma regular. Fui alzando mi cabeza poco a poco para encontrarme con su relajado rostro mientras dormía profundamente.

Volví a escuchar esos molestos golpes que me despertaron, hasta que me di cuenta que era alguien tocando la puerta de mi casa.

Me fui levantando tratando de hacer el menor movimiento para no despertar a Will, y me dispuse a bajar las escaleras para abrir la puerta.

Cuando por fin pude abrir la puerta, y ver a quien estaba del otro lado, hizo que la furia empezara a correr por mi cuerpo, después de haber recuperado mi expresión de sorpresa al hora de verlo.

-¿que haces aquí? Te dije que ya no te quería volver a ver-le recordé en voz baja para tratar de mantener la calma.

-tenemos que hablar hija-dijo mi padre mientras me miraba suplicante a los Ojos.