Capítulo 6: "Eres una..."

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Despertó a las 6.30 de la mañana, normalmente no necesitaba más de 20 minutos para "arreglarse" pero ese día necesitaba un poco más. Todo iba perfecto, era el último día para prepararlo todo, compraría lo que necesitaba con el dinero que había conseguido en los últimos 4 castigos. La mandaban a bolear zapatos, ayudante de peluquería que barría el suelo con todos esos cabellos, repartir periódico y otras cosas. <Es justo el momento en que se darán cuenta de quién es Nila Hanson> dijo para sí.
Después de ducharse se vistió con ropa negra, su favorita, delineó sus ojos y se colocó un piercing falso. Aunque fuera un tanto masoquista cuando se hacía daño a sí misma, sabía que hacerse un piercing podría no quedar muy bien en su cara. Alisó su cabello castaño y se puso botas negras. No lucía para nada como una emo o como punk, pero de cualquier forma no es lo que estaba buscando. Salió de su habitación y bajó al comedor para comer algo antes de irse. Su mamá casi gritó cuando la vio vestida así. Cuando era niña su madre le había explicado que vestirte de negro te hacia ver como una delincuente. En ese entonces quería ser como su madre.

-¿Por qué te has vestido así, Nila? -preguntó horrificada.

-Para expresar los pensamientos de forma física, no todo lo que hago es malo.

-Es que, no lo entiendo -se apresuró a decir-, tu eres bonita y con cualquier cosa te verías hermosa. Pero prefieres vestirte como... ¡Como gótica!

-¿En serio prefieres que utilice faldas cortas y escotes grandes? -preguntó incrédula-. Aveces en serio pienso que soy adoptada.

Su padre bajó y besó a su esposa sin percatarse de la presencia de su hija. Sus ojos azules casi se salen de sus órbitas cuando notó su extraña vestimenta.

-Nila, hija... ¿Por qué te empeñas tanto en fingir ser alguien que claramente no eres? -preguntó pacíficamente.

-En realidad, creo que tu eres quien debe preguntarse eso.

-Hoy te llevaré a la escuela.

-Prefiero irme en mula, créeme.

Antes de darse la vuelta y dejar su plato sin probar su madre chocó el puño contra la mesa. Nila casi saltó por el susto, pero no lo hizo.

-Vuelve aquí.

-No necesito que me digas qué hacer si se quieren deshacer de mi.

-He tomado la decisión de que no irás más a clases -sentenció-. Creí que como serían tus últimos días ahí querrías ir al baile y esa era la única razón por la cual te dimos una semana más, pero veo que si no vas no creo que sea necesario seguir yendo.

-No me interesa lo que... -se calló.

Si Nila no seguía yendo a la escuela no podría completar su plan de venganza. Era necesario que fuera, es lo único en lo que había estado pensando, tanto que se le fue de las manos la situación.

-No, yo quiero seguir yendo.

Su madre soltó una carcajada muy falsa y cruzó los brazos. Caminó hacía Nila y le quitó sin cuidado el piercing falso. Ella sólo hizo una mueca de dolor.

-No habrá nada que pueda hacerme cambiar de opinión -escupió en su cara.

Su padre se dirigió a la puerta y salió, quedando solo ellas en la casa. En ese momento el silencio era abrumador.
Su madre subió las escaleras y antes de llegar Nila gritó:

-¡Eres una...!

Pero fue interrumpida por el estruendo de la puerta al cerrar. Quiso llorar, pero no de tristeza si no de rabia al saber que sus planes se habían ido al caño por culpa de su... de su... De su madre.
Golpeó la pared y se tiró al piso por culpa del dolor. Sus nudillos estaban sangrando y las lágrimas le quemaron el rostro cuando cayeron.

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