Capítulo 2

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Narra Vegetta

Tenía el corazón en un puño y su móvil en el otro, ambos los apretaba con la misma fuerza. No podía parar de repetirme el momento en mi cabeza de ella cayendo débil contra el suelo, como si se tratara de una película.

Estaba sentado al lado de la camilla, de manera que la ambulancia dio un esquinazo provocando que su mano cayera sobre la mía. Tenía unas manos finas y subes, pero se veían frágiles. Estaba pálida o quizás era la luz, pero por un momento pensé que no despertaría, tuve miedo.

Rápidamente entramos en el hospital a la zona de urgencias. Donde estuve hablando con una enfermera mientras la atendían.

- ¿Usted tiene alguna relación con la joven?

- No, no, no - Me tiré hacia atrás extrañado por la pregunta- yo no soy su novio – quise aclarar

- Quiero decir que si usted es familiar o conocido de la joven

- Sí lo soy - No sé porque dije eso, pero lo dije- Soy... su amigo.

- Dentro de unos minutos le mostraran diversas preguntas

Me senté en la sala de espera, estaba inquieto, mareado y al borde de un ataque de ansiedad. Mi pierna se movía nerviosamente y mi mano derecha, hecha un puño, apretaba con tanta fuerza que me clavé las uñas en la palma de la mano sin darme cuenta. Intentaba respira calmadamente ero se me hacía imposible, era una respiración a descompás, entrecortada y profunda.

En cuanto conseguí calmarme medianamente miré el móvil que tenía entre las manos, detrás de este estaba su DNI dentro de la funda. Me quedé observando unos minutos la foto, era de las pocas personas que salía bien en la foto del DNI. Se llamaba _____, repetía su nombre en mi cabeza una y otra vez para asegurarme de no olvidarlo jamás. Dejé el carné a un lado y desbloqué la pantalla del móvil, estaba toda astillada y rota. Nada más abrirlo fui al apartado de contactos pero me sorprendí al ver que no había ninguno, tampoco habían fotos, no había absolutamente nada más que música. Sin darme cuenta me había cortado el dedo con los cristales y había dibujado cenefas de sangre por la pantalla.

- ¿Cuál es su nombre?- dijo la enfermera sorprendiéndome

Levanté la cabeza rápidamente y contesté.

- Es______ _______ - Dije sin pensarlo ya que me lo había estado memorizando.

Me miró sonriendo y dijo:

- El de ella no, el suyo

– Veggetta....no no no, perdón, Samuel, Sa~Samuel De Luque

Y tras algunas preguntas más me dejaron esperando en un pasillo junto a la camilla donde se encontraba ella con unas simples vendas y un poco de suero, imagino que estaba el hospital repleto.

Se acercó la enfermera y dijo:

- Lo sentimos mucho pero no disponemos de habitaciones disponibles, tendrán que esperar a que alguien desaloje su habitación. Si quiere puede ir a la cafetería mientras espera.

- No, gracias - No me separaría de ella ni por un momento y menos en medio de ese pasillo con tanta gente.

Después de 3 horas esperando me levanté lentamente de la esquina de la camilla donde estaba sentado y me fui a recepción.

- Disculpe, pero... ¿tenéis una habitación disponible?, llevamos un buen rato esperando.-Exactamente 3 horas y 18 minutos, pensé, pero no lo dije para no parecer arrogante.

- Lo siento pero yo no tengo acceso a esa información. Espere en el pasillo por favor

Me fui indignado al pasillo. Pero... ¿Y la camilla?¿______? Me puse histérico.

Fui habitación por habitación de las 4 plantas buscándola, llamando a cada puerta. En una de las habitaciones un abuelete me intento clavar un tenedor de plástico cuando entre en su habitación. Seguí buscando por las 4 plantas del hospital, incluso la plante de maternidad e la infantil.

Solo me quedaba por abrir la última habitación de todo el edificio, la habitación 109.

- Como no esté aquí significara que un cojo tuerto me ha echado un mal de ojo. -me dije a mi mismo

Abrí lentamente y ...sí....

- Por fin... – Sonreí y respiré muy aliviado

Me senté en la butaca que estaba colocada al lado de la camilla y tan solo me limité a observar la manera peculiar con la que se manchaban las sabanas de sangre.

- ¿Que es tu novia? - pregunto una señora con la que compartíamos habitación.

- ¿Qué? No. ¿Por qué pregunta eso?

- Por la forma en la que la miras. Los muchachos de hoy en día no sabéis disimular.

- Pero si apenas la conozco. Es imposible enamorarse tan rápidamente.

-¿Tú crees? Todo es imposible hasta que ocurre.

Te quiero ¿Me oyes? Te quiero (Vegetta777 y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora