Rabietas, enojos y besos.

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Las manos palpitantes y ansiosas de un BaekHyun nervioso a la espera de su pequeña cita-obligada-con SeHun, irrumpen la tranquilidad de SuHo, quien se ha estado sintiendo desesperado por querer clavar el cuchillo que sostiene en mano-para cortar el trozo de pollo que pidió media hora antes-en la nívea piel de BaekHyun.

—Ya va a llegar, Baek.—

—No es verdad, se que me va a...— se calla cuando siente una mano posarse en su hombro.

—Pensaba hacerlo.— pronuncia el alto recién llegado.

SeHun toma asiento al lado de SuHo, quitándose la mascarilla del rostro.

—¿Para qué me citaste?— pregunta incómodo.

—Fue un trato, mocoso. ¿O ya lo olvidaste?— BaekHyun muestra fastidio.

—Ni creas que me he olvidado de lo de ayer.— farfulló SeHun arrugando la nariz con clara molestia.

SuHo tenía la mirada posada en los dos pares de rostros ajenos que se observaban irritados.

  —¿Te gustó el besito?— 

—Nada que provenga de ti me agrada.— 

De acuerdo. Lo último que dijo SeHun no tenía por ningún lado algo de bueno; sin embargo, no cambió su frase y se mantuvo al margen de la situación. En cambio, eso no ocurría con BaekHyun que en el fondo quiso golpear la pared o a SuHo en todo caso. ¿Acaso no era buen partido para SeHun? BaekHyun era deseado por muchas chicas y chicos, y él... ¿no lo deseaba? 

¡Al diablo con SeHun! Nadie destruiría la poca dignidad que a BaekHyun le quedaba, por lo que se puso de pie y tras dejar un billete en la mesa, salió del local seguido de un SuHo que tras ver la actitud de su menor, dejó su amor pasajero por el pollo y le siguió como un perro faldero.    

BaekHyun era el típico joven que no dejaba manipular o quebrantar por alguien que no sea él mismo. SeHun no iba a ser la excepción. Suspiró luego de un rato conteniendo la respiración por la humillación en público que sufrió (una exageración). 

  — JunMyeon...—  llamó a duras penas, tomando asiento en una de las escaleras.

— ¿Ahora ya existo?.

— No seas quejica, sabes por qué estoy así.— intentó jugar con las yemas de sus dedos.

— Deberías dejar atrás tu obsesión por él y te lo digo en serio.

— No lo se.—  respondió colocando su cabeza entre sus manos. 

— Baek.—  llamó el mayor de ellos dos. 

BaekHyun destapó su rostro y se halló  escasos centímetros del rostro de SuHo. Su corazón palpitó tanto que sintió la sangre calentarse, algo para nada común cuando ambos estaban juntos. Cerró los ojos y aunque se preguntó millones de veces cuando descansó por la noche, no supo responderse al por qué de corresponderle el beso. 





SeHun se encontraba tocando el timbre de KyungSoo. No debía desperdiciar ni un minuto más. Le habían pasado el dato de que ese día, su querido e idolatrado Kyunggie (como se atrevía a llamarle desde ese día en la mañana) no saldría a ningún lado, motivo suficiente para que un SeHun arreglado (después de la incómoda charla con BaekHyun) le tocase la puerta. Tras nueve minutos casi diez, y con la paciencia tocando el límite del juicio del alto, un muchacho joven de complexión delgada se asomó  por la puerta. Se le quedó mirando de pies a cabeza como si le examinara el atuendo seguido de un chasquido.

¡Dame un beso, KyungSoo!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora