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Corre.
Corre mientras los mechones de pelo le golpean su cara.
Quiere irse aunque no sabe muy bien su destino, ella llora.
Llora y moja su rostro, el maquillaje se va y deja ver sus marcas.
Hace frío y esta sin abrigo, uno de sus tacones se rompen y cae ensima de un jardín llenándose de barro.
Se los quita y corre descalza, tiempo después comienza a llover.
Las pocas personas que pasa por ahí la miran extrañados aunque nadie se preocupa en ayudarla.
Está cansada.
Pero no de correr, sino de la mierda del mundo.
Emma vuelve a tropezar y se deja caer, se arrastra un poco hasta apoyarse en un árbol y tiempo después queda dormida.

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─¿Estás sola?.

Emma abre un poco los ojos y ve a un lindo chico castaño con un semblante preocupado, él le extiende la mano para que se levante.

─¿Te acuerdas de tu nombre?.

Ella seguía desorientada y tenia mucho frío para contestar.
Él le obsequia su campera y eso la abriga un poco.

─¿Tienes lugar donde quedarte?.

Emma negó.

─Oye, me llamo Caleb. Voy a llevarte a mi casa para que te bañes y te daré ropa limpia pero a cambio me vas a tener que decir tu nombre.

─Soy Amy.

Mintió.
Que mejor que usar el nombre de tu mejor amiga.

Caleb la sube a su auto y le pone el cinturón, Emma extiende la mano para prender la calefacción pero él le gana prendiendola primero.

─¿Qué te paso en la cara?.

─Me caí ─Susurró.

─Mientes ─Caleb detiene el auto ─¿Qué te pasó en la cara?.

─No te importa.

─Y si no me importa tampoco me va a importar dejarte sola en la lluvia como te encontré ─ Él abre la puerta de Emma.

─No lo harías.

─Dime lo que te pasó ─Impuso.

─No.

Caleb abrió la puerta aún más.

─Entoces sal del auto.

─Me robaron.

Él la miró fijo a los ojos y cerró la puerta, se acomodó en su asiento y comenzó a manejar.
La lluvia no cesaba y le costaba mucho ganar calor corporal estando así de mojada, así de descalza, así de abandonada.
Emma aumentó la calefacción un poco, Caleb le ofrece su saco y aunque no había otra cosa que deseara más que ese abrigo gris; lo rechazó.
Intentó ser formal de la manera más estúpida.

─Perdón. Lamento haber reaccionado de esa manera y de haberte gritado, no es que sea así. Sino que odio que la gente sufra como lo hizo mi madre.

─¿Qué le pasó?

─No se por qué te estoy contando esto a tí, Amy, pero creo que te mereces una explicación.

Hubo un silencio incómodo hasta que Caleb se decidió a hablar.

─Mi padre maltrataba a mi madre y teníamos mucho miedo de denunciarlo, sufrió mucho hasta que decidió escaparse conmigo ─Se le salió una pequeña lágrima ─ Por mucho tiempo nos estuvo buscando hasta que se resignó, seguramente encontró alguien mas con quien descargarse y eso me alivia. Mi madre años después conoció a un buen hombre con el que me siento orgulloso decir que él si es mi padre.

Emma Posó su mano en su hombro y lo miró fijamente, eran iguales. Eran uno mismo. Emma era Caleb. Pero Caleb no sabia que era igual a Emma.
Sufrieron de la misma manera sólo que uno de ellos fué el valiente. El otro sólo bajó la cabeza y aguantó el golpe.

─Te entiendo.

Llegaron.
Emma estaba muerta de miedo y la reacción de los padres de Caleb al verla no fué muy acogedora, le ofrecieron ropa limpia y una tibia bañera para quitarse todo ese barro, aunque sus miradas significaban otra cosa muy diferente a la amabilidad de sus acciones.
Emma escuchaba tras la puerta como Caleb explicaba por que ella estaba aquí, ellos aceptaron que se quedara a cenar pero tendría que encontrar un lugar para que estar ya que no querían que durmiera aquí.
Y tenían razón, ella era una desconocida que no se presentó de la mejor manera.

Cenaron en silencio, revisó su móvil y tenia varias llamadas perdidas de su madre y mensajes de Amy.
¡Amy! Esa era su salvación, simplemente tendría que quedarse una noche o dos hasta conseguir una vivienda fija y trabajo para sacar a su madre de ese lugar.

Solo tenia que ser Caleb.

Si Fueras Emma ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora