Si Fueras Emma ©

8.

"Lindo viernes, ¿no?"

El sonido del celular despertó a Emma.

Era Amy.

"¿Qué me vas a regalar?"

Pero antes de que ella pudiera contestar de la manera mas natural un "¿Y por que te tendría que regalar algo?" llegó un mensaje de Jeremy.

"¡Emma! no te olvides del cumpleaños de Amy"

Emma despertó del todo y intentó mandarle un mensaje coherente.

"Felices 17, Amy. El regalo es una sorpresa"

El regalo por ahora no era nada.
Tomó su mochila, un poco de dinero y salió a comprarle lo primero que vea.
Otro mensaje de Jeremy.

"No te preocupes, compré dos regalos. Sabía que te ibas a olvidar"

(...)

─Toma, antes que nos vea.

Jeremy le entregó a Emma una bolsa naranja.

─¡Feliz cumpleaños, preciosa!

Emma le entregó "su regalo" a Amy.
Era una hermosa camisa color salmón, Jeremy conocía a Amy más que a nadie.

─Invité a todos ─ sonrió.

─¿Quiénes son todos? ─Preguntó Emma.

─Todos ─contestó Jeremy.

Emma no quería que vaya nadie, no estaba con humor para socializar.

(...)

─¿No tienes miedo que te rompan todo?

─Emma, el que lo rompe lo paga. Nadie va a tomar el riesgo ─ Dijo Amy muy tranquila.

─ No se como haces.

─¿Qué cosa?

─Ser feliz.

Amy miró a Emma totalmente confundida por su respuesta pero antes de que pudiera bombardearla con preguntas una tercer voz interrumpió.

─Hola, felicidades.

Thomas.

Emma acaricia el hombro de Amy y se larga de allí lo más rápido posible.
No quería darle explicaciones por lo que dijo sin pensar, ya no podía inventar nada y tampoco quería verlo a él.

─¡Hey!, Emma.

─Estoy ocupada, Thomas.

─¿Y en que se supone que estás ocupada?

─En respirar.

─ No es cierto.

─¿Se supone que no tengo que respirar?

─Estas distinta.

─No, estoy Emma ─Dijo intentando burlarse de él.

─¿Cortaste tu cabello?

─Oye, Tom ─Dijo Brad Miller tomando su hombro ─ vamos emborracharnos.

─Aquí no hay alcohol ─ Acotó Emma.

─Pues lo compraremos ─ Gritó mientras se alejaba.

─Adiós ─Thomas siguió a Brad.

(...)

─¿Vas a seguir arriba del árbol, Monito?

Jeremy le gritó a Emma que yacía ahí más de media hora.

─Es cómodo.

─Mientes, esta lleno de ardillas rabiosas y al menos que te escondas de alguien no te arriesgarías a sentarte ahí.

─Puede que quiera ser veterinaria.

─Emma, ¿recuerdas que tu pez se murió porque en vez de darle alimento para peces le diste sal gruesa? ¿lo recuerdas verdad?

─No exageres ─Emma lo pensó un segundo ─Bueno, sí. Pero de todas formas no me moveré de aquí.

─Bajas o te bajo.

─Prefiero bajar solita.

(...)

─ ¿Y de quien te escondes?

─Ya te lo dije, el árbol era cómodo.

Jeremy miró atentamente a Emma.

─¿Por qué cortaste tu cabello?

─Quería ser diferente.