Si Fueras Emma ©

4.

Caleb insiste en llevarla pero Emma se niega, se va camuflando en la oscuridad hasta no poder ser vista por nadie. No recuerda bien como llegar a la casa de Amy desde aquí, intenta llamarla pero se arrepiente al escuchar una voz.

─¿Qué hace una muchacha tan linda a altas horas de la noche por aquí?

Era alto, no podía distinguir su rostro por la oscuridad del lugar.

─¿Te conozco?.

─No, pero si quieres nos podemos conocer ─ Emma podría jurar que había guineado el ojo ─ Soy Devon.

─Soy Annie.

El nombre de su madre.

¿Qué tenía que perder? Ya estaba más muerta que viva y hablar un rato no venía nada mal.

─¿Qué te pasó en el rostro?

─¿Qué te pasó en el brazo? ─ Contraatacó.

─Touché.

Emma tapó su golpe en la mejilla con un mechón de pelo, le había quedado olor a shampoo de coco y vainilla. La ropa que le había dado la madre de Caleb era muy bonita y hacia llamar la atención ante los ojos de Devon.

─No contestaste mi pregunta. ¿Qué haces por aquí tan tarde? No es un lugar de fiar y estas hablando con un desconocido a mitad de la noche, te debes importar muy poco.

─ Quizás busco almas perdidas como yo para no sentirme tan mal, ¿no crees?.

─ Yo creo que deberías darme tu numero antes de que tu amigo te suba al auto.

Detrás se encontraba Thomas asomado por la ventanilla esperando el momento exacto para decir su nombre.

─Sube ─ La mira preocupado.

Devon le extiende un bolígrafo y su brazo sano para que escriba el contacto. Rápidamente y con letra desprolija escribe el número firmando con su supuesto nombre.
Se apresura a subir al auto de Thomas y por un lado se saca una carga de ensima pero por el otro tiene una carga más grande. Crear una gran mentira para el chico al volante.

─¿Quién era ése?

─Devon.

─¿Por qué estabas por aquí tan tarde?

─¿Por qué lo estabas tú?

Bufeó, Emma era muy complicada aveces.

─Quiero ir con Amy.

─No ─Thomas también podía ser muy difícil.

─No hay nada que te lo impida.

─Si, mi conciencia.

Emma lo miró interrogante.

─¿Y en que te afecta?

─En no saber que esta pasando. No se si estas huyendo, no entiendo por que hablabas con ese tipo ni por qué estabas sola tan tarde. Quiero la verdad y te llevaré con ella.

─Pasé el día en lo de una amiga y le prometí a Amy que iría a la noche a dormir a su casa y se está haciendo tarde así que por favor llévame o le pediré al rubio que está ahí afuera que lo haga.

Thomas arrancó el auto, se veía enojado. Pero no con Emma, sino consigo mismo.
Parecía que había tenido un mal día y ella lo había empeorado bastante.
Había sido un día largo para los dos y ninguno tenía paciencia.
Emma cerró los ojos recordando que no le había dicho la dirección de Amy aunque estaba tan cansada que no le importó.

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─Esta es tu casa, ¿Verdad?

Emma se despertó de un golpe.

─¿Eh?, no, no, no, no. Debo ir con Amy. Llévame con ella.

─ Le acabo de mandar un mensaje diciendo que estabas muy cansada para ir, por eso te traje aquí.

─No quiero entrar ahí, no me vas a obligar.

Emma abre la puerta del coche y se larga a correr, Thomas cierra el auto como puede y sale tras ella. Ambos corren rápido pero no la llega a alcanzar.

─¡Vuelve! ─Le grita ─ te llevaré con Amy.

─ Puedo llegar sola.

Tom deja de correr, la mira como se va hasta perderla de vista.
Era complicada como él, tenían las mismas acciones, eran igual de necios.
Eran uno mismo. Emma era Thomas.
Emma era el reflejo de valentía y rebelión que tanto reprimía.
Él la admiraba.
Él quería ser Ella.