Capítulo VI

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*Narra Emily*

— ¿Sucedió algo en tu viaje? — Mire preocupada a Antony.

— No hay de qué preocuparse, ¿Regresamos? —

Suspiré viendo como él prefería evitar el tema, al parecer no estaba listo para contarme, aunque me sentía herida, pensé que nos teníamos la suficiente confianza como para hablar de estas cosas. Pensé que no había secretos entre nosotros.

*Fuera del restaurante*

— ¿Sucede algo Emily? —

Me había detenido fuera del restaurante. Apreté mis manos un poco avergonzada por lo que diría y por mi comportamiento — ¿Qué si me sucede algo? — Susurré desviando mi mirada con un sonrojo en mis mejillas — ¿Sabes cuánto desee que regresarás? ¿Cuántas veces me sentí sola? Nadie me entendía mejor que tú, y justamente cuando regresas, no quieres decirme ni la razón —

— Yo, lo siento, no tengo palabras para dirigirte —

No, no las tenías, pero yo tampoco quería hablar con él en ese momento, me había logrado controlar y pensar con claridad durante la cena, pero que no me tuvieras la confianza que nos teníamos. Estaba claro que mi mejor amigo y la persona de la que me había enamorado ya no eran la misma que en aquel tiempo, las personas cambian y crecen, solo yo tenía que comprenderlo y razonarlo — Claro que no las tienes, no te preocupes. Solo déjame sola por un tiempo — Necesitaba tranquilizar mi mente y mis sentimientos, estaba avergonzada por lo que le dije, y más por como actué con él, no era su culpa.

*En un parque no muy lejos del lugar*

Me encontraba sentada en una banca de un parque no muy lejano de mi casa, después de salir y decirle a Antony que no me siguiera, decidí descansar y ordenar mi mente mientras miraba el cielo estrellado. Estaba comprometida, pero no sentía nada por él, era guapo, pero no me gustaba la idea de que mi padre pensara que necesito a un hombre en mi vida, y ahora Antony que no quería decirme el motivo de su regreso. Suspiré acomodándome mejor en mi lugar.

— ¿Por qué lloras lindura? —

Sentí como mi nariz percibía el olor a licor, ¿Llorar? Seguramente miraba mal este tipo.

— Si, tienes razón —

Otra voz, igual que la anterior, con el mismo olor y el mismo atontado tono, con uno era suficiente, pero ahora había otro borracho a mi vista.

— Es mejor que se larguen — Dirigí mi mirada molesta a ellos — No tengo cabeza para las estupideces de un par de ebrios —

— Lo sentimos preciosa, pero no todos los días corremos con la suerte de encontrarnos a una joven hermosa y sola —

Bufe sintiendo como uno de ellos me tomaba del brazo levantándome de mi lugar, si bien, tenía un poco de miedo, y más por la fuerza aparente del tipo — Creo que seguirán con esa racha, ya que no creó que unas mujeres cuerdas y sensatas, quieran estar con ustedes — Bien, si antes los sujetos estaban molestos ahora los había hecho enfadar. Uno me había sujetado el otro brazo con mayor fuerza mientras que el otro se acercaba mucho más a mí. Estaba muerta, pero tenía bajo la manga mi último plan.

— Eres una chica con muchas agallas —

No me toquen, mire como uno de los sujetos acercaba su mano a mi rostro.

— Discúlpenme, pero creo que la señorita ha dicho que la suelten —

Mire confundida al dueño de aquella voz, si bien era raro que él estuviera justo en el lugar, pero tampoco me era desagradable la idea.

— ¿A ti quien te ha metido en nuestra conversación? —

No sería mala idea el ver qué pasaba, si Williams necesitaba ayuda, siempre podría darle una patada a los tipos.

— ¿A demás tu quien eres niñato? —

— Eso es algo que a los dos no les concierne —

— Para ser joven eres bastante engreído —

Una vez que me soltaron, respire profundamente recuperando el aire que había decidido soportar por el olor de aquellos dos.

— ¿Qué te parece si le damos una lección? —

Mire como los dos se acercaban a Williams. Me sentía preocupada por la situación, a pesar de que no quisiera a Williams, sería mi culpa si le pasaba algo por protegerme.

— Por supuesto, es algo que disfrutaremos —

Matrimonio ArregladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora