Se sabe que el rey de las maldiciones es una persona sin sentimientos, aquel que llegaría a matar a quien sea sin tener compasión y remordimiento.
¿Qué es lo que podría pasar si alguien llegara a su vida a cambiarle hasta su forma de pensar?
En est...
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-las ratoncitas terminan de pintarle la cara a Sukuna y le dicen que puede ir a verse en el espejo-
-Sukuna se levanta de la silla ya puesto con su Kimono y se ve en el espejo del tocador de Cenicienta- Pues no está mal...
-Jaq se acerca con él y le acerca el pequeño diario de cenicienta, comentándole que quizás debería leer la última cosa que ella escribió-
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En el palacio
Me alegra mucho que si hayas venido al baile.. -Henry acaricia la mano de ella, paseando por uno de los balcones del gran castillo-
-Cenicienta suelta una leve risa- A mi me alegra haberte encontrado muy rápido.. Aunque sospecho algo.. -lo mira- Me estás ocultando algo y esperaría a que tú me lo digas.. -se detiene en uno de los balcones-
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-este se acerca colocándose a lado de ella tomándola de la mano- Creí que si te lo decía desde un inicio.. Te acercarías por puro interés... Pero si es lo que creo que es.. no me excusaré con nada..
Tú me crees esa clase de persona que busca a alguien por su riqueza? -su semblante se torna un poco triste-
No, claro que no -toma ambas manos de Cenicienta haciendo que esta voltee a verlo- Desde que te vi... desde que te conocí.. vi las cosas de diferente manera, es algo muy difícil de expresar.. -pone su mano en la mejilla de ella- Mis ojos no saben guardar secretos.. me perdí en tu mirada.. esos bellos ojos azules.. me han llevado al cielo.. Te amo.. y nada ni nadie podrá cambiar lo que siento por ti.. Cenicienta
