Capitulo 11

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La mañana se había pasado volando, no se había cruzado con mercedes en todo el transcurso de esta, en cierto punto estaba aliviado, no se creía capaz de enfrentarse a su mirada después de lo que paso, aunque su corazón la desease a su lado.

Salió de su oficina en dirección a la cafetería. Estaba comenzando a helar y necesitaba algo para calmar sus escalofríos. Entro en el ascensor, y marco el primer piso. Cuando las puertas se abrieron diviso a mercedes en la mesa de la recepción conversando con Fabián. La temperatura en su cuerpo subió y apretó fuertemente sus puños, iba a ir a separarlos, pero algo dentro de él se lo impidió. No tenía que hacerlo, si quería mantenerse lejos de ella tendría que soportarlo.

Volvió al edificio con un vaso plástico en sus manos, de él salía un intenso vapor, y mientras daba pequeños sorbos al embase se dirigió de vuelta a su oficina. Nuevamente la volvió a ver sentada en un sillón a un lado de su puerta. Detuvo su paso y la miro.

Ella se levanto, seria- te estaba esperando- le dijo sacando sus manos de los bolsillos. Ruggero trago saliva

-¿Qué pasa?

-nada, solo quería entregarte esto.- le extendió una bolsa. Miro el interior de esta y encontró su ropa perfectamente doblada y ordenada.

-gracias- susurro sin mirarla

Mercedes se dio media vuelta y se alejo caminando pausadamente.

-mechi...-susurro tímido, ella se detuvo y volteo a verlo.-perdón

Ruggero se encontró con su mirada, su corazón se acelero al igual que su pulso. Ella tenía una mirada penetrante, tratando de descifrar el por qué de ese perdón.

-no te entiendo- se acerco y lo miro a los ojos a escasos centímetros. Ruggero volvió a tragar pesadamente.- ¿Por qué me pides perdón?

-no puedo decirte...-volvió a susurrar bajando su mirada- quiero, pero no puedo

La mano de mercedes acaricio delicadamente la mejilla de ruggero, expandiendo por todo el cuerpo del joven una sensación de bienestar y tranquilidad, lamentablemente no duro mucho al recordar en los líos en que estaba metido

-pensé que confiabas en mi- esta vez su mano llego hasta su cabello.- ¿Por qué me besaste?

La pregunta le taladro los oídos impacientándolo. Volvió a tragar y se alejo un paso de ella.

-yo...no lo sé... ¿Por qué me correspondiste?- le devolvió la pregunta escapando de la anterior

Mercedes abrió los ojos y miro hacia el suelo.

-porque...yo te hice la pregunta primero. Respóndeme- sentencio.

-un impulso.-dijo rápido. A decir verdad había sido un impulso, pero uno que desde hace tiempo quería.

-un impulso...-suspiro ella decepcionada, una punzada de dolor en el pecho se hizo presente al ver su expresión de dolor frente a sus palabras. Maldita caja.

-tengo que irme ya, gracias por la ropa- le dedico una última mirada y entro en su oficina.

Boto un largo suspiro de frustración. Esto dolía más de lo que pensaba. Quería ir, abrazarla, besarla y decirle la verdad, pero algo lo retenía y le decía que no era buena idea. No aún.

Camino hasta su escritorio y se sentó pesadamente. La puerta se abrió y dejo ver a su jefe.

-ruggero, te estaba buscando- dijo entrando y sentándose frente a él.

-¿Qué pasa?

-te venia a avisar que mañana llega alguien especial que nos ayudara con el caso.-otro más, no le gustaba esa idea- ya la conocerás- dijo sonriente.

"Relación Riesgosa"       (Ruggechi) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora