Capitulo 20

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Ordenaba sus cosas cuando mercedes paso por en frente de su despacho, una idea paso por su mente. porque ¿no? Se dijo a si mismo. Era un buen momento, perfecto quizás, la invitaría a cenar y luego la llevaría a casa, en lo que no estaba seguro, era en si deberia de decirle lo que llevaba algunos días pensando, que días, ¡semanas! Agarro su bolso y salió trás ella.

-¡eh, mercedes!

Ella se detuvo, en cuanto lo vio sonrió, se veia tan lindo con esa camisa azul, perfecto mejor dicho, lo hacía ver formal, pero sin perder ese toque de galán que siempre lleva y que deseguro trae muerta a toda chica, así era Ruggero Pasquarelli, guapo, divertido, caballeroso (cuando quería), aplicado en su trabajo, en resumen perfecto, y la mejor parte, estaba enamorado de ella, debería de sentirse afortunada, y lo hacía, toda chica lo estaría si alguien como ruggero la escogiera por sobre las demás.

-¿que pasa?-. Dijo acercandose a paso lento.

-pues...queria saber si, te gustaría...

Fabián y Ángela pasaron por detrás lo bastante alejados para pasar desapercibidos, pero no para mercedes, que los vio sin dificultad.

-ahí están...-.lo interrumpió

Ruggero se quedo callado mirandola. Con lo mucho que le habia costado comenzar a hablar de ese tema, y ahora venia y le cortaba toda la inspiración.

-tenemos que ir a hablar con ellos, no me voy a quedar aquí de brazos cruzados sin saber cual fue la razón que los llevo a hacer lo que hicieron-. Se alejó, practicamente corriendo de él.

Ruggero suspiró agotado, quizás ahora no era el momento como pensó, pero es que ¡Demonios! En serio necesitaba hablar con ella...al diablo con Ángela y Fabián, ya tendrán tiempo para hablar con ellos. Lamentablemente mercedes no pensaba igual que él.

(. . .)

-¡chicos!-. La oyó decir

Ambos voltearon, evidentemente nerviosos. Pobres, ni que los fuera a golpear. Pensó sonriendo. Aunque viendolo de otra manera, si seria capaz de hacerlo, ¡COMO AMABA A ESA CHICA, DIOS!

-eh...hola...mercedes...-Ángela hiso un intento de sonrisa, que se le dio fatal.

-necesitamos hablar con ustedes-. Los ojos de ambos viajaron de mercedes a ruggero que se encontraba detrás. Este hiso un movimiento con la cabeza como respuesta.

-claro...pero creo que este no es buen sitio para hablar-. Agregó Fabián ya mas calmado.

-Vamos a esa habitación-. Señaló mercedes, apuntando con la cabeza a una pequeña sala de espera, que casualmente estaba libre.

Los cuatro se dirigieron hacia allá. Dos sofás adornaban la estancia, junto con cuatro lámparas, una en cada esquina del cuarto, varios cuadros colgaban de la pared, y la ventana daba una vista maravillosa de las recien salidas estrellas.

La situación se estaba volviendo incómoda y tensa, nadie hablaba, se miraban los unos a los otros, analizando lo que posiblemente podria venir a continuación. Solo una persona estaba distraída, absorta de todo lo que sucedía a su alrededor. Su distracción era una hermosa joven que estaba sentada a su lado, con sus manos apoyadas en su regaso, y mirando fijamente hacia un punto muerto en la habitación.

-chicos queremos saber cuál fue su razón para involucrarse en esto, queremos escuchar su versión, no podemos juzgar sin conocer-. Comentó mercedes después de salir de su trance.

-pues la verdad, es bastante simple de explicar, pero difícil de afrontar...-comenzó Fabián.

-nuestra familia, nos amenazó con lastimar a nuestra familia, que podiamos hacer, era eso o verlos sufrir...-. La voz de ángela comenzaba a ser irregular-...no saben lo asustada que me puso cuando lastimaron a mis padres y a mi hermana por decirles que no los ayudaría, no quería que les hiciesen daño, tuve que aceptar-. Fabián coloco una mano en su rodilla, dandole su apoyo.

"Relación Riesgosa"       (Ruggechi) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora