Soy Blake Brown, tengo 18 años y soy una chica comun y corriente, estudio, trabajo, me divierto y hago cosas que me gustan, que me apasionan una de ellas es tocar la guitarra electrica!.
(...)
Me encuentro en el trabajo, trabajo en una pastelería que es muy popular por estos rumbos!
Mi turno transcurre normal, como cualquier otro día. Atendía una mesa cuando escuche una voz familiar ha mis espaldas.
Xx: Hola Blake !! Trabajas aquí?! -me di la vuelta y pude ver ha Luana, mi mejor amiga-
Yo: Luana!! -dije sorprendida-, si jeje, como estas? -la abrace- hace rato no te veía.
Luana: Estoy muy bien jeje y tu?, que me cuentas?
Yo: ya sabes que mi vida es muy aburrida jaja no hay nada nuevo, tu?
Luana: mi madre y yo acabamos de abrir un café!!
Yo: oh genial!! -dije emocionada-
Luana: si verdad? Quieres venir?
Yo: me encantaría, pero justo ahora no puedo! -dije triste-
Luana: ah que hora termina tu turno? -pregunto curiosa-
Yo: alas 8:00 p.m.
Luana: pues alas 8 paso por ti! El café se sierra asta las 10 hací que no abra problema!
Yo: perfecto! Gracias! -me despedí de Luana-
Volvi ah hacer mi trabajo, esperr con ansias ah que terminara mi turno, queria ver a la señora Marienne mamá de Luana!, es muy buena persona, la estimo mucho!
Mire el reloj, sonreí por fin termino mi turno, entre a el cuarto de empleados, me quite el uniforme y me coloque mi ropa normal, me despedí de mis compañeros y salí a afuera ah esperar ah Luana!.
Hacia frío saque mi suéter de mi bolso y me lo coloque.
Un auto negro muy lindo se paro enfrente mio, bajo el vidrio de la ventana y vi ah Luana, la cual me invito ah subir.
Me subi y arranco directo hacia el café, me di cuenta que el local quedaba muy cerca de mi casa y eso era genial.
Luana: bien Blake llegamos!! -bajamos del auto-
Yo: woow es bellísimo!!, que buena decoración!! -Dije bajando de el auto y la señora Marienne se acerca ah nosotras-
Señora: Blake cariño!! Que bueno verte! -me abrazo-
Yo: lo mismo digo! -sonreí-
Señora: gustas un café?
Yo: si, muchas gracias!
Me pase y me sente en una de las tantas mesas que habia, sinceramente el lugar es muy lindo y muy acojedor, hay mucha gente disfrutando del lugar.
Luana y yo comenzamos ah charlar de todo un poco, de pronto un mesero muy lindo se acerca ah mi y me da mi café
Mesero: señorita aquí esta su café!
Yo: muchas gracias mmm...-miro una tarjeta pegada ah su uniforme que contiene su nombre- Calum!!
Calum: de nada señorita!
Luana: Gracias calum, te puedes retirar!
Calum el mesero se retiro y yo me quede hablando con Luana, me contaba cada cosa, tiene un problema de amor con un chico llamado Dilan.
Los minutos pasaron volando, mire el reloj y me di cuenta que era muy tarde, me despedí de Luana la cual insistia en que ella me llevaria ah mi casa.
Luana: yo te llevo, no hay problema! -dijo insistente-
Yo: no te preocupes, mi casa queda cercas de aquí
Luana: segura? -no sonoba muy convensida-
Yo: si, segura!, muchas gracias por todo!, espero y les valla muy bien -dije y la abrace-
Luana: muchas gracias, pero de mi no te salvas, mañana te iré ah buscar eh -dijo sonriendo-
Me despedí de Luana y salí del café, camine unas cuantas cuadras, atravese una calle muy bien iluminada pero la que seguía estaba completamente oscura.
Seguí caminando hacía la calle oscura, me detuve al escuchar un llanto proveniente de ella. el miedo se apodero de mi, veí que de entre las sombras salio un chico de pelo rojo, con una navaja en sus manos y su camisa llena de sangre.
Trato de alejarme, camine en reversa y choque con alguien
Yo: aaah!! -grite-
Xx: Tranquila señorita esta bien? -escuche una voz familiar-
Yo: Calum?
Calum: si soy yo! Esta usted bien? -me pregunto preocupado-
Yo: No...-dije asustada- hay alguien muerto hay! -apunte al callejón-
Calum: que cosas dice? Claro que no!
Yo: Escuche un llanto, como un quejido, después salio un tipo lleno de sangre.
De pronto del callejon salio una pequeña corriente de sangre, se miraba perfectamente pues la calle estaba bien iluminada. comenzo ah salir, corria como si fuera un pequeño rió, Calum se queda paralizado y yo igual.
Ambos retrocedimos, tanto el como yo, nos sentiamos malditamente observados. La unica manera de llegar ha nuestras respectivas casas era atravesando el temeroso callejon.
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