Fue en ese momento, en el primer instante en que mis ojos se toparon con él, que mi vida se volvió un infierno. No vi nada más, porque fui allí en que caí que no había hombre más hermoso que él. Y no era perfecto, no tenía rasgos finos, ni usaba gel, ni vestía traje, ni olía a perfume importado. Tenía una mirada penetrante y labios gruesos. Llevaba el cabello despeinado, una camiseta ordinaria y común como cualquiera. Alto, grande, fuerte... Era salvaje, completamente salvaje, y lo peor de todo, me encantaba.
Pero eso no podía ser, eso era algo que yo no debía sentir, al menos no por alguien como él. Un obrero. Un don nadie. Un bueno para nada. Un patán que no dudada en estrujarme cuando lo sacaba de quicio. Un imbécil que se tomaba el derecho de castigarme a besos cuando intentaba pegarle, besos que me derretían, besos que no quería que acabaran jamás. Cada vez era más difícil no desarmarme en sus brazos. Necesitaba insultarlo, odiarlo con toda mi alma porque yo no podía dejar de ser Andrea Del Junco Belmonte. Y él... él no era nadie.
¿Cuándo fue que me volví completamente loca? ¿Cómo pude enamorarme de un estúpido como ese? ¡¿Cómo?!
Reprimirme este sentimiento, fue la experiencia más dolorosa de mi vida. Verlo en brazos de otra, sin poder hacer nada, más que sentir un dolor punzante y desvanecerme en lágrimas. Y cuando más intentaba odiarlo, mi amor por él crecía más y más. Era una lucha entre la razón y el corazón, donde mi único control era mantenerme silencio, aunque por dentro gritara.
Lo humillé, lo maltraté por ocultar el amor que sentía por él. Me negué tanto a vivirlo. Lloré lágrimas de sangre. Volé a otro continente para olvidarlo. Sin embargo, todo, todo, fue en vano. ¿A quién quiero mentirle? Si lo amo, LO AMO como jamás creí ser capaz de amar.
Seis meses sin verlo, y basto un segundo para que todo el muro que cree durante este tiempo se derrumbara. Ya no podía más, había llegado un punto límite. Nada importaba ya, ni mis prejuicios, ni los rencores. Tenía que hablar o de lo contrario, iba a explotar.
-¡Samuel!- grité antes de que se fuera.
-¿Qué quiere ahora señorita?- se dio vuelta con cara de pocos amigos. Al comienzo de la fiesta habíamos peleamos como siempre y estaba a la defensiva. No sabíamos otra forma de tratarnos.
-Necesito hablar contigo.
Listo, ya no había vuelta atrás, era ahora o nunca.
-¿Y se puede saber de qué? ¿Se le quedó algún insultó más?
- Emm... no... yo... - tartamudeé, por alguna razón no podía hilar una oración. Lo tenía tan cerca, su mirada clavada en la mía. Mis labios temblaban. Mis manos sudaban. Mis palpitaciones aumentaron, y sentía al mundo darme vueltas.
-¿Se siente bien, señorita?- me preguntó, ahora, preocupado y se acercó al ver que no le contestaba.
Vamos Andrea. Tienes que hacerlo. No puedes fallar ahora. De repente dejé de sentir mi cuerpo, los tragos que tomé me estaban subiendo a la cabeza.
-¡Andrea! ¡Andrea! ¿Qué le pasa?- me cuestionaba mientras me sostenía en su brazos. Podía oírlo aunque en mi mente su voz se escuchara como si estuviera a metros de distancia.
-Samuel... yo... te quiero- musité, y todo se volvió negro.
ADELANTO: CAP 2.
(...) Y al pensar en ello,recordé la fiesta y sus últimas palabras antes de desmallarse. Samuel, yo te quiero. Intenté autoconvencerme que había escuchado mal, pero era una tarea inútil, esas palabras habían sonado demasiado claras. (...)
***
Hola! Ahora si arranca la historia, espero que les guste, es como yo me imagino como hubiera arrancado su historia de amor de una forma distinta a como ocurrió en la novela, y poniendo algunas cosas que no hubo y muchas queríamos ver (o al menos yo) jajaja a ver que sale :)
PD: Este capitulo es corto! y el que sigue tmb, aunque un poco mas largo que este, pero los demás si son mas largos :)
ESTÁS LEYENDO
El amor es fuerza - Samuel y Andrea
أدب الهواةEn medio del odio y la guerra entre dos familias están ellos dos. Los que a diferencia de sus hermanos no se enamoraron, se "odian". Samuel Gallardo un joven soñador que es golpeado por la vida duramente se ve obligando a madurar y a convertirse...