Sequé mis lágrimas y volteé a verlo. Pasé mis manos por sus mejillas quitando todo rastro de frías lágrimas. Lo tomé de la mano y salimos de la casa. Nos sentamos frente a su casa, viendo todo tipo de personas y carros pasar. Soltó una mirada entristecida. Tomé su rostro entre mis manos.
—No llores más, mi amor —hablé con voz suave—. No importa lo que digan los demás. Yo te amo y eso nunca cambiará —le deposité un beso en la mejilla.
—______(tapdo) —susurró—. ¿Por qué hasta mi hermana se pone así? —preguntó. Y sin dejarme responder siguió hablando—: ¿Acaso no hay ninguna persona en este planeta que pueda apoyarnos, sin discriminarnos, ni insultarnos? ¿No hay? —preguntó alterado. Hundió su cara en mi pecho. Acaricié su cabello.
—Christian —dije con un hilo de voz.
—Sí hay una persona, Christian. —Comentó alguien. No sabía quién era, pero estaba cien por ciento segura de que era la voz de un chico.
Ambos volteamos. Me sorprendí bastante. Volteé a ver a Christian; él estaba igual.
—¿Tú? —preguntamos al unísono.
Soltó una leve carcajada, y lo miramos extrañados.
—Sí —tomó un respiro—, yo. Apoyo su relación, aunque hayamos tenido problemas en el pasado, entiendo que es sentirse así.
Viré los ojos y volteé hacia el otro lado. El siempre había sido un patán para mí, y lo seguía siendo.
—No entiendo que haces aquí —dijo Christian—. Sí sabes muy bien que no te soporto.
Lo miró fijamente. Pasó su mano por su castaño cabello. Cuidadosamente se sentó al lado de Christian. Me escondí en el otro lado hundiendo mi cabeza en su brazo.
—Christian —tomó su hombro, él lo miró de reojo—. Entiendo que me odies, y que pienses que te puedo odiar pero —miró hacia el otro lado—, pero, no, no es así.
—No seas descarado hombre —dijo Christian quitando la mano de él de su hombro—. Michael, ambos sabemos lo que pasó. —Viró los ojos y repitió mi acción; volteó hacia otro lado.
—Puedes irte ya, Michael —Comenté.
—¿Por qué nunca soy bienvenido? —preguntó irónicamente.
—¿Por qué eres tan torpe? —habló Christian. Reí por su comentario.
Michael se levantó. Limpió sus pantalones y nos miró.
—Sólo espero que recuerden que un día hubo una persona que los apoyo y ustedes lo rechazaron. —Sin decir más se fue, dejándonos con la palabra en la boca.
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Besame. (Christian Beadles&Tu).
RomanceAunque tenga que pasar por fuego, estaré contigo. La historia de ___ tiene 17 años, una chica la cual esta enamorada de el amor de su vida, el que siempre amara toda su vida, el que le enseño a creer en el AMOR, y que en la vida todo puede pasar...