Sí te vas, te perseguiré. Sí te quedas,me quedaré.

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—¡Es un niño llorón! —Espetó Caitlin—. Sólo lo hace para que le tengas lastima.

Al escuchar esto alcé una ceja y la miré fijamente.

—Caitlin —dije con firmeza—, hace menos de un día dijiste que nos apoyabas y que confiabas plenamente en nosotros. —Respondí. Se quedó callada y bajó su cabeza.

Tomé su cara entre mis manos y subí su barbilla para mirarla directamente a los ojos.

—No encuentro la razón por la que te pongas así, Cait —la miré con ternura—. Sabes que los adoro a ambos —acaricié su cabello—. Pero él es mi novio, y tú mi mejor amiga —comenté.

La chica castaña clara suspiró. Miró hacia la ventana y respiró profundamente.

—Que él sea tu novio no quiere decir que tengas que alejarte de mí y solamente estar con él —contestó ella con el ceño fruncido.

La miré entendiéndola perfectamente. En algún sentido ella estaba en lo cierto, él era mi novio, y lo amaba, pero, ella era mi mejor amiga, prácticamente mi hermana, mi consejera, mi guardadora de secretos.

—Es cierto, pero, así como yo te entiendo, tú —la señalé—, tienes que entenderme a mí. —Hice una pausa, para pensar en las palabras correctas—. ¿Qué hacías cuando eras novia de Harry? —me miró y musitó algo que no pude entender—. Me abandonabas ¿verdad? —ella asintió apenada—. ¿Qué hice yo? —ella respondió un 'nada' por lo bajo—. Es cierto no hice nada. Pero, ¿sabes por qué? —pregunté con la voz entrecortada.

Me miró fijamente con algunas lágrimas acumuladas en sus ojos al igual que yo.

—No —dijo apenas—, no, no lo sé —respondió mientras lágrimas bajaban por sus mejillas.

—¡Porque te adoro, Caitlin! —Suspiré, las lágrimas se apoderaban de mí, y la voz se entrecortaba más y más— Y porque te adoro te dejé ser feliz, porque sabía que lo amabas, y que necesitaban privacidad. Lo hice, te dejé ser feliz aún cuando me dolía tanto separarme de ti, porque eres mi mejor amiga, para ser más directa, mi única amiga.

Respiré y sequé mis lágrimas, ella imitó la acción.

—______ —dijo en un susurró.

—Caitlin —la interrumpí—, es tu turno de entenderme. Sabes perfectamente que esto puede que no funcione y tengo que aprovechar al máximo mí tiempo con él. —Sentí que alguien se acercaba a nosotras pero no me importo, y seguí hablando con mi voz quebrada y el rostro empapado de lágrimas—: Créeme, nunca entenderías lo difícil que es nuestra relación. Lo difícil que es tener que soportar los insultos de su madre, y los insultos de mi propia madre, incluyendo aquellas ofensas por parte de ambos lados paternos. —Me miró con tristeza—. Lo difícil que es tener que aguantar las ganas de verlo sólo por un capricho de mi madre por no dejarme salir de mi habitación, y dejarme encerrada. Lo difícil que es escuchar cuando mis padres planean un plan para separarnos. No lo sabes Caitlin —suspiré y las lágrimas bajaron aún más rápido—. No lo sabes.

Sentí unos brazos abrazarme por la cintura, y unas frías lagrimas bajando en mi hombro, y no eran las mías. No duré mucho tiempo en reconocer que él había escuchado la conversación. Él había estado llorando en silencio mientras yo expresaba mi situación difícil a Caitlin.

Él no lloraba por mí, ni por él, lloraba porque era cierto, porque estaba consciente de que algún día no estaría conmigo, y que nunca nos veríamos más. Lloraba por ambos, por lo imposible, por lo que estábamos luchando. Y de esa misma manera estaba yo.

Sentía sus manos en mi vientre, mientras los tres llorábamos desconsoladamente.

En un momento sólo lo escuché a él y a mí. Caitlin se había ido de ahí. Quizás a llorar a otro lugar, o quizás a insultarnos por lo tontos que éramos.

Besame. (Christian Beadles&Tu).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora